Primero picamos finamente el diente de ajo y lo ponemos en una cacerola con un chorrito de aceite. Antes de que estén hechos añadimos las cigalas y las salteamos alrededor de un minuto. Luego las reservamos.
A continuación y en el mismo aceite, vamos añadiendo el pollo. Salpimentamos al gusto y vamos dando la vuelta a los trozos para que se doren un poco. Mientras, cortamos la cebolla a tiras y la añadimos al pollo, junto con tres hebras de azafrán, una pizca de pimentón y una cucharadita de harina. Removemos y rehogamos todo junto.
Una vez bien mezclado echamos el brandy al guiso. Cuando el licor coja temperatura, con mucho cuidado de no quemarnos ni quemar la campana de la cocina, acercamos una cerilla a la cazuela y lo flambeamos. Tras el fogonazo inicial, la llama del flambeado se consume sola.
En el siguiente paso añadimos el tomate rallado, damos unas vueltas más y lo dejamos a fuego suave durante unos 40 minutos. Si se fuera quedando sin salsa podemos añadir un poco de agua. Pasado este tiempo incorporamos las cigalas y lo dejamos 10 minutos más.
Servimos el pollo con su salsa por encima y las cigalas.
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