PARABOLA DE LA CASA
La mente es como una casa.
Si la casa está bien techada no entran el granizo, la lluvia ni la nieve; si la casa está mal techada, granizo, lluvia y nieve la anegan. Si la mente está bien protegida por la atención despierta y la ecuanimidad, vigilante e independiente, controlada, las malas influencias y los malos pensamientos no encuentran lugar en ella. Si, por el contrario, la mente es negligente y descuidada, es débil e inatenta, será herida y contaminada, tanto por las nocivas influencias del exterior como los propios pensamientos de ira, malevolencia, incertidumbre, celos, codicia y otros. La atención descarriada, frágil y mecánica, no protege la mente, sólo la atención consciente y lúcida la custodia.
El sabio declara: cuida tu mente como si fuera la más valiosa de las casas
Cuentos espirituales del Tíbet
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