Cuando era niño me despertaba, algunas veces a la mitad de la noche, horrorizado por encontrar a alguien en mi habitación. Halaba las sábanas sobre mi cabeza y temblaba aterrorizado. Como nada sucedía, echaba un vistazo y veía alguna pieza de ropa cubriendo una silla o algún otro objeto disfrazado como si fuera un monstruo.
Enfocar la Luz de la conciencia en aquello a lo que le tememos disuelve el malentendido que lo ocasiona.
¿A qué monstruo necesitas amedrentar con tu mirada?