Había una vez un niño llamado Pepito al que le encantaba todo sobre los dinosaurios, Pepito soñaba con poder conocer un dinosaurio de verdad, aú sabiendo que eso podría llegar a ser peligroso, a él no le importaba porque ese era su sueño mas grande. Un día su mamá lo llevó al nuevo museo de dinosaurios en la ciudad, él ya había ido a todos los museos de dinosaurios menos a ese; cuando llegó al museo el cuidador de la entrada lo detuvo y le dijo: - "Hola pequeño, ¿cuál es tu nombre?" - "Pepito", el respondío con una tierna sonrisa. El cuidador le preguntó si era su primera vez en ese museo a lo que Pepito respondió emocionado que sí, el cuidador sin pensarlo le dijo que en museo iba a encontrar algo muy especial para él, algo con lo que siempre había soñado, pepito emocionado volteó a buscar a su mamá para contarle lo que el cuidador le había dicho, pero al voltear el cuidador había desaparecido. Ya dentro del museo pepito se dirigió rápidamente a buscar al dinosaurio "Rex", su favorito. Debajo de el encontró un huevo de dinosaurio muy brillante con una nota dirigida hacia él: "Pepito, hoy será el día en el que el deseo que más quieres se te cumplirá, lleatelo a tu casa y cuídalo bien". en su casa papito guardó muy bien el huevo en su cuarto, se fue a dormir anhelando su sueño más preciado. Y cuando despertó el dinosaurio estaba ahí.
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