1. LES DIO EL PODER DE EXPULSAR A LOS ESPÍRITUS IMPUROS
Jesús convocó a sus doce discípulos. Fue un momento trascendental, a los doce patriarcas se les van a contraponer otros doce fundadores. Los apóstoles van a ir a extender por el mundo el nuevo Israel. Jesús los elige con plena libertad. Jesús los elige para que lo acompañen, y en esa compaña el los forma para enviarlos a predicar el Reino, y les da el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. Ello habla de la grandeza de Cristo y de la llegada del Reino (san Mateo 12:28).
Por otra parte, el poder sobre los demonios, enemigos del reino de Dios y el poder sobre toda enfermedad, acusa un mismo poder de origen y finalidad. Puesto que también las enfermedades son una consecuencia del pecado y del reinado de Satán, como san Mateo mismo enseña al ver en la obra de Jesús de expulsar demonios y curar enfermedades. Al dotar Jesús así a los apóstoles de este poder en su misión, predicando la llegada del reino, le entregaba credenciales infalibles de lo que enseñaban, al ver que en ellos estaba la mano de Dios, y que, si Dios no estuviese con ellos, no podían realizarlo. Pero también, al ver el cumplimiento específico de tales milagros, que se recordase el vaticinio profetice sobre los días mesiánicos, en diversos pasajes alusivos, y con ello, que los recibiesen como embajadores del Mesías.
2. A DOCE DE ELLOS, A LOS QUE DIO EL NOMBRE DE APÓSTOLES
A doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles, que significa enviados, el nombre era conocido, en cambio, el oficio que se les confiaba es totalmente nuevo y permanente. El envío que Dios hizo a Isaías (Is 6:8) y Jeremías (Jer 1:7-10) no tiene, en relación con el poder de los doce apóstoles, más que un valor puramente analógico. El Colegio Apostólico, que Jesús fundó, es único por su finalidad y sus poderes.
Así instituyó a los Doce: Los nombres son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
Jesús, al elegir a estos doce amigos íntimos como sus discípulos, establece los cimientos del nuevo Israel o pueblo de Dios. Ahora estos discípulos, acompañaran y aprenderán el modo de vida de su maestro, y le darán su apoyo, le tendrán fe, le entregarán su adhesión total, para luego ser los apóstoles, que como enviados han de continuar la misión entregada por Jesús.
3. CONOZCAMOS ALGO DE ESTOS DOCE AMIGOS ÍNTIMOS:
PEDRO: Pedro figura en primer lugar en todas las enumeraciones de Apóstoles que aparecen en el Nuevo Testamento, y tiene entre los Doce, un lugar absolutamente singular, siendo protagonista de numerosos episodios en el Evangelio. Por ello, tenemos abundantes datos acerca del Príncipe de los Apóstoles; y a los que figuran en los Evangelios, los Hechos y las Cartas apostólicas, hay que sumar, asimismo, los que nos dan la tradición y la leyenda (especialmente los Hechos de Pedro, apócrifo del siglo II, y los Hechos de Pedro y Pablo, del siglo V), que han aportado lo suyo para dar como resultado una abundante y variada iconografía.
ANDRÉS: Muchos títulos justifican la extraordinaria devoción de que, desde tiempos muy antiguos, es objeto San Andrés, tanto en la Iglesia de Oriente como en la de Occidente. En efecto, es el primer llamado (en griego Protocleto) por Jesús al ministerio apostólico, y hermano carnal de Pedro, cuya profesión de pescador compartía. Andrés, además, introduce a su hermano en el seguimiento de Cristo (cfr. Jn. 1, 35-42). Por otra parte, el haber muerto crucificado, y el amor por la cruz que le atribuye la tradición, lo hacen particularmente cercano al Maestro.
SANTIAGO EL MAYOR: Santiago, hijo de Zebedeo y Salomé (cfr. Mc. 15, 40; Mt 27, 59), es llamado el Mayor para distinguirlo del otro Santiago, hijo de Alfeo. Santiago es hermano de Juan (probablemente su hermano mayor), y ambos fueron testigos, junto con Pedro, de momentos muy especiales de la vida de Jesús: entre ellos la transfiguración y la agonía. A él y a su hermano -por su carácter impetuoso- Jesús los llamaba hijos del trueno Después de los relatos del Evangelio que lo mencionan en varias ocasiones, hay una laguna en la historia de Santiago, hasta su muerte, que nos narran los Hechos de los Apóstoles. Pero un episodio sumamente importante de su vida que recoge la tradición, viene a llenar esa laguna: su viaje a España. Allí habría anunciado el Evangelio y organizado la Iglesia.
JUAN: El discípulo amado, autor del Cuarto Evangelio, tres Cartas, y el Apocalipsis. Pescador de Betsaida, hijo de Zebedeo, hermano de Santiago, discípulo del Bautista y apodado hijo del trueno, participó con Pedro y Santiago de los episodios más significativos de la vida de Jesús, y en la Última Cena recostó su cabeza en el pecho del Señor (por ello es llamado en griego Epistehios: el que está sobre el pecho). Estuvo con María junto a la cruz (Jn. 19, 25-27), y fue testigo junto a Pedro del sepulcro vacío: vio y creyó (Jn. 20, 8). Los Hechos lo nombran nuevamente junto a Pedro, y San Pablo lo menciona entre las columnas de la Iglesia (Gal. 2, 9). Es llamado el Teólogo por la profundidad de su Evangelio, que difiere en no pocos aspectos de los sinópticos.
FELIPE: El apóstol Felipe -que no debe ser confundido con el diácono de igual nombre, que aparece en los Hechos de los Apóstoles (cfr. 6, 5)- figura en quinto lugar en las listas de los Doce. El Evangelio señala expresamente que era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro (Jn. 1, 44). Esa circunstancia, sumada al hecho de que Andrés y él son los únicos apóstoles que tienen nombres griegos, y la intercesión conjunta de ambos por los griegos que querían ver a Jesús (cfr. Jn. 12, 21-22), hace suponer a algunos autores que Felipe y Andrés eran parientes o amigos.
MATEO: Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: 'Sígueme'. Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores y se sentaron a comer con él y sus discípulos (Mt. 9, 9). Así narra Mateo su propia vocación. El episodio, que concluye con una célebre frase de Jesús No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores (Mt. 9, 13) aparece también en los otros dos sinópticos, pero protagonizado por Leví. Marcos especifica: Leví, hijo de Alfeo (cfr. Mc. 2, 14ss); Lucas, por su parte, subraya que la comida era un gran banquete que Leví ofreció a Jesús... en su casa (cfr. Lc 5, 27ss). Leví y Mateo, sin lugar a dudas, son la misma persona.
SANTIAGO EL MENOR: Santiago, hijo de Alfeo (Mc. 10, 3 y paralelos; Hech. 1, 13) que aparece en noveno lugar en todas las listas de los Doce, es apodado Santiago el Menor (Mc. 15, 40) -probablemente porque era de baja estatura-, para distinguirlo del otro Santiago, el hijo de Zebedeo y hermano de Juan. La tradición cristiana siempre lo ha identificado con el hermano del Señor (Mc. 6, 3) que se entrevistó con Pablo (Gal. 1, 19); con el Santiago mencionado en la misma Carta a los Gálatas como una de las columnas de la Iglesia (Gal. 2, 9); con aquél que toma la palabra durante el concilio de Jerusalén (Hech. 15, 13ss), obviamente un líder de la comunidad, al que Pedro había mandado anunciar su liberación (cfr. Hech. 12, 17); con quien quedó a cargo de la Iglesia de dicha ciudad cuando la dispersión de los apóstoles por el mundo y fue su primer Obispo; con aquél Santiago a quien -según cuenta Pablo- se apareció el Señor Resucitado (1 Cor. 15, 7); y con el autor de la Carta de Santiago.
JUDAS TADEO: El Evangelio lo menciona como hijo de Santiago (Lc. 6, 16) y como hermano (primo) del Señor, de Santiago, de José y de Simón (Mc. 6, 13; Mt. 13, 55). Ocupa el último lugar en la enumeración de los Doce que figura en Hech. 1, 13. Es el autor de una Epístola canónica, en la que se presenta a sí mismo como servidor de Jesucristo, y hermano de Santiago (el Menor), (Jds. 1, 1). Según la tradición -que es más bien tardía, y que fue recogida desde el siglo VIII en el Martirologio Romano- predicó el Evangelio en Mesopotamia y luego marchó con Simón a Persia, donde ambos sufrieron juntos el martirio.
SIMÓN: Apodado el Zelote (por pertenecer a esa secta) o el Cananeo (por provenir de Caná), aparece en décimo o en undécimo lugar en las listas de apóstoles (Lc. 6, 15 y Mc. 3, 18, respectivamente). Poco sabemos de su vida, pero una tradición señala que predicó el Evangelio en Egipto. Por San Fortunato, obispo de Poitiers (del siglo VI), sabemos que fue sepultado en Persia, donde había sido muerto con su compañero San Judas. Una iglesia antigua dedicada a Simón, existía ya entre el siglo VI y el VIII en Nicopsis, en la costa del Mar Negro.
TOMÁS: Puede resultar paradójico que un apóstol de Jesús sea recordado especialmente por su incredulidad. Pero eso es precisamente lo que ocurre con Tomás, protagonista del célebre episodio -referido por San Juan- que comenzó en la tarde misma de la resurrección de Jesús y tuvo su coronación el domingo siguiente (cfr. Jn 20, 19-29). Este episodio ha sido abundantemente representado en la iconografía del apóstol, y el texto evangélico es proclamado cada año en el domingo que sigue a la fiesta de Pascua y en la fiesta de Santo Tomás apóstol, que se celebra el 3 de julio.
MATÍAS: Este apóstol, no esta en esta lista de mateo ni en los sinópticos, fue elegido por los Once, encabezados por Pedro, para desempeñar el ministerio del apostolado, en el lugar dejado por Judas (Hech. 1, 25; cfr. 1, 15-26). Pero después de este episodio, Matías no vuelve a ser mencionado, y nada sabemos a ciencia cierta de su vida. Según Eusebio, era uno de los setenta y dos discípulos (cfr. Lc 10, 1. 17). La literatura apócrifa (por ejemplo los Hechos de Andrés y Matías) abunda en detalles acerca de su martirio: fue hecho prisionero por antropófagos, cegado, curado y liberado por Andrés, y finalmente decapitado. Esas leyendas le han valido diversos atributos: espada, alabarda, piedras, cruz, hacha. Este último ha prevalecido en general. San Matías no representa un papel importante en la piedad popular.
4. NO VAYAN A REGIONES PAGANAS
Dice Jesús: No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos., es decir, les manda se limiten solamente a Palestina. Que no vayan a los gentiles ni a las ciudades de los samaritanos en plan de misión, no de paso (Jn 4:4ss). Estos eran considerados como judíos ilegítimos en lo étnico y como cismáticos en lo religioso, por lo cual los judíos los tenían en el mayor desprecio. A Jesús, para insultarle, le llamaron samaritano; casi como hombre poseso del demonio (Jn 8:48) 28.
5. VAYAN, EN CAMBIO, A LAS OVEJAS PERDIDAS
Dice el Señor: Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Jesús ha sido enviado directamente a evangelizar a Israel; sólo como excepción lo hizo con los samaritanos (Jn 4:4ss), curó a unos endemoniados en el país de los gerasenos (Mt 8:28) y a la hija de una cananea (Mt 15:21ss). Sin embargo, en el plan de Dios, Israel tenía el privilegio, como elegido y transmisor de las promesas mesiánicas. Así lo enseña San Pablo (Act 13:46; Rom 1:16). Y Jesús mismo lo supone en otra parábola (Mt 22:1-10). Al fin esto era dar cumplimiento al anuncio del reino mesiánico hecho por los profetas (Is 60,lss), que se extendería, mediante Israel, a todas las naciones después de la muerte y resurrección de Jesús, al promulgar el Evangelio y bautismo a todas las gentes (Mt 28:19-20). Ahora se dirigirán a las ovejas perdidas de la casa de Israel, a causa de la conducta de sus jefes frente a Jesús Mesías, y la desorientación que producían en el pueblo.
6. USTEDES HAN RECIBIDO GRATUITAMENTE, DEN TAMBIÉN GRATUITAMENTE
El tema de la predicación que han de llevar a esas gentes es que se acerca el reino de los cielos. Es la misma frase temática con la que el Bautista preparaba la venida del Mesías (3:2), y la que se pone en boca del mismo Jesús (Mt 4:17). Mc, en el lugar paralelo, explícita más: y marchados, predicaban que se arrepintiesen (Mc 6:12). Esta frase responde a los profetas, y que después de Jeremías cobra el especial matiz de volverse a la Alianza, al auténtico pacto y vivencia de la ley de Yahvé. Los evangelistas destacan el aspecto moral, que incluye el verdadero pacto, en el cual encontrarán la verdadera orientación al mesianismo.
Dice Jesús: Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. Pero si les confiere el poder de hacer milagros, les exige el ejercicio gratis de los mismos. Es don sobrenatural para beneficencia de los hombres en función de la extensión del reino y gloria de Dios. Por eso, lo que recibieron gratuitamente, lo administrarán gratuitamente.
“En este día te doy autoridad sobre naciones y reinos, para arrancar y arrasar, para destruir y derribar, para edificar y plantar” (Jr 1,10). El discípulo experimenta a diario una llamada que le impulsa en los meandros de la historia humana, enriquecido con aquella sabiduría que no es motivo de orgullo, porque está escrito: “Que el sabio no alardee de su sabiduría, que el soldado no alardee de su fuerza, que el rico no alardee de su riqueza; el que quiera alardear que alardee de esto: de conocerme y comprender que yo soy el Señor, el que implanta en la tierra la fidelidad, el derecho y la justicia; y me complazco en ellas” (Jr 9,22ss). Ha sido enviado, en efecto, a anunciar la necedad de la cruz, la Buena Nueva de la misericordia y el perdón, que él mismo ha experimentado, y en la que se manifiesta que el sentido de todo radica en hacer la voluntad del Padre, a imagen de Cristo, primogénito de toda criatura: “Cristo no me ha enviado a bautizar, sino a evangelizar, y esto sin hacer ostentación de elocuencia, para que no se desvirtúe la cruz de Cristo” (1 Cor 1,17).
En nuestros días, es importante que el corazón entre en esta dinámica de llamada. Jesús nos llama por nuestro nombre. Para él, yo también soy único e irrepetible. Me conoce y me ama desde siempre. Su proyecto de salvación no consiste sólo en sacarme fuera de la falsedad de una vida centrada en intereses de corto alcance, sino que quiere hacer de mí nada menos que un instrumento de su salvación. Lo que importa es creer que él me da su poder y, en su nombre, puedo llegar a ser luz para los hermanos con tal de que permanezca en contacto con él mediante una fuerte oración y mi corazón esté orientado a él y a los intereses del Reino.
Dios nuestro, cuánta hambre hay en el fondo de mi humanidad, cuánta sed ardiente en el fondo de mis deseos, cuánto deseo de amor en el fondo de mi corazón...
Quisiera el bien por el que suspiro, quisiera la respiración y el calor de tu presencia, que caldea toda fría cavidad, toda absurda pretensión de mi corazón destrozado.
Mi amor, mi bien, tú me sacias con pan de lágrimas, me haces beber lágrimas en abundancia. Tú, oh Dios mío, me darás el pan de tu cielo. Tú, oh Dios mío, me das a tu Hijo en la cruz. Tú, oh Dios mío, me sacias de mi debilidad, para que, también en la hora del abandono, pueda recuperar la fuerza de la memoria y gritar con toda la verdad de mis fibras: Abbá, Padre.
Continúa llamándome por mi nombre, Señor. Y, de viña idólatra, hazme sarmiento vivo de tu ser Vid verdadera. Concédeme dar fruto para el Reino, en ti y por ti.
“Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente”
Mt 10, 7-15
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. POR EL CAMINO, PROCLAMEN QUE EL REINO DE LOS CIELOS ESTÁ CERCA
Jesús envió a sus doce apóstoles, diciéndoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. El tema de la predicación que han de llevar a esas gentes es que se acerca el reino de los cielos. Es la misma frase temática con la que el Bautista preparaba la venida del Mesías (3:2), y la que se pone en boca del mismo Jesús (Mateo 4:17).
2. SANEN A LOS ENFERMOS, RESUCITEN A LOS MUERTOS
Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Es decir, les da el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. Ello habla de la grandeza de Cristo y de la llegada del Reino (san Mateo 12:28). Por otra parte, el poder sobre los demonios, enemigos del reino de Dios y el poder sobre toda enfermedad, acusa un mismo poder de origen y finalidad. Puesto que también las enfermedades son una consecuencia del pecado y del reinado de Satán, como san Mateo mismo enseña al ver en la obra de Jesús de expulsar demonios y curar enfermedades. Al dotar Jesús así a los apóstoles de este poder en su misión, predicando la llegada del reino, le entregaba credenciales infalibles de lo que enseñaban, al ver que en ellos estaba la mano de Dios, y que, si Dios no estuviese con ellos, no podían realizarlo. Pero también, al ver el cumplimiento específico de tales milagros, que se recordase el vaticinio profetice sobre los días mesiánicos, en diversos pasajes alusivos, y con ello, que los recibiesen como embajadores del Mesías.
3. USTEDES HAN RECIBIDO GRATUITAMENTE, DEN TAMBIÉN GRATUITAMENTE
En efecto hemos recibido gratuitamente, de gracia, la salvación del Señor, ¿y que meritos hemos hecho de nuestra parte? ¿Qué estamos haciendo o qué nos proponemos hacer para anunciar a los demás el mensaje de amor que hemos recibido? Hemos sido elegidos por Cristo, quien nos llamo a la fe, nos dio su mensaje evangélico, somos depositarios de el, y somos apóstoles con la misión de transmitirlo al mundo. Y no lo hemos recibido para guardarlo para nosotros, es para compartirlo con todos los demás, porque todos estamos llamados a la salvación. Es así, hemos sido destinados a difundir el Reino de los Cielos, esa es nuestra misión, somos misioneros porque la misión es la forma concreta de manifestarle a Dios nuestro reconocimiento por haber sido llamados a ser en el mundo testigos de su amor. Pero no basta dar gratuitamente lo que hemos recibido de igual forma, debemos darlo con cariño, con generosidad, con entrega total, a manos llenas, sin regateos, con todo el corazón, esta claro, con las cosas de Dios no podemos ser mezquinos.
4. LOS APÓSTOLES, SOMOS TODOS LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA
Los apóstoles, somos todos los miembros de la Iglesia, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, aunque lo hagamos en distintos frentes y de diferentes maneras, todos estamos encargados por Jesús a proclamar su Reino, apostolado es toda actividad efectuada por los cristianos que tiende a propagar el Reino de Cristo en el mundo y Jesús es la fuente y el origen del apostolado de la Iglesia, y la eficacia y la fecundidad de nuestra tarea depende fundamentalmente de nuestra unión con Cristo.
5. NO LLEVEN ENCIMA ORO NI PLATA, NI MONEDAS
Jesús les recomienda después la pobreza. El espíritu de pobreza con que se deben conducir. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, No deben, pues, llevar monedas de ningún tipo. En aquellos tiempos, se guardaba usualmente el dinero en los pliegues de su cinto o en un pequeño bolsillo anejo al mismo. Y hasta lo hacían en un pequeño escondrijo de su túnica o de su turbante. Dice que tampoco deben llevar un saco de viaje para su camino, por eso les dice: ni provisiones para el camino, Tampoco debían llevar duplicidad de vestidos: ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón. De los escritos rabínicos se desprende que los judíos tenían la costumbre de vestir dos túnicas (Lc 3:11), y de las mujeres se cita que usaban tres, cinco y hasta siete. No deben llevar calzado (san Mateo), sandalias (san Marcos). Esto acentúa la nota de austeridad. Ni bastón, que era un vulgar palo cogido para apoyarse o defenderse.
6. ¿LES FALTÓ ALGUNA COSA?
El pensamiento de Jesús no es que se prescinda de todo esto que se enumera, sino que con ello se acusa el espíritu que ha de informar a los misioneros. No deben tener apego a lo que no sea necesario. El mismo les dice en otra ocasión: Cuando los envié sin bolsa, sin alforjas, sin calzado, ¿les faltó alguna cosa? Nada, dijeron ellos. Y les añadió: Pues ahora el que tenga bolsa, tómela, e igualmente la alforja, y el que no la tenga, venda su manto y compre una espada (Lc 22:35-36). Es, pues, el espíritu de pobreza lo que arriba se recomienda a los apóstoles y no precisamente la materialidad de su ejercicio, lo que normalmente sería estar, por temeridad, al margen mismo de la providencia de Dios.
7. BUSQUEN A ALGUNA PERSONA RESPETABLE Y PERMANEZCAN EN SU CASA
Y han de ir así, porque el que trabaja merece su sustento. A su trabajo le es justo un salario conveniente en justicia, dirá Lucas (1 Tim 5:17ss; 1 Cor 9:7-14). Así se pueden entregar de lleno al apostolado. Es la recomendación que Jesús mismo hace a los setenta y dos discípulos en su misión Palestina. Después de haber buscado alojamiento digno, les dice: Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Es decir, permanezcan en esa casa y coman y beban los que les sirvan, porque el obrero es digno de su salario (Lc 10:7). Dios sabe proveer por los medios de su Providencia, incluidos los recursos humanos.
8. SALÚDENLA INVOCANDO LA PAZ SOBRE ELLA
El apóstol que no trae la paz, no puede ser considerado como apóstol de Cristo, así es, el que no predica la paz, el que no construye la paz, el que no ofrece la paz, no puede presentarse como apóstol, en efecto no basta desear la paz, es preciso procurarla, poniendo todo lo que sea necesario de nuestra parte. Jesús en la Ultima Cena les dijo a los apóstoles: La paz les dejo, mi paz les doy. Y luego: Les he dicho esto para que tengan paz en mí. Cuando se aparece a los discípulos después de la Resurrección les dice: La paz sea con Ustedes, porque la paz es uno de los dones más profundos que nos regalo Jesús. Pero para poder transmitir la paz, es necesario tenerla en nuestro corazón. Y para ello es necesario estar cerca de Dios, porque la paz es un Don del Espíritu Santo.
El Señor, nos solicita que avivemos en nuestro corazón grandes deseos y motivaciones de paz, especialmente hoy en este mundo que se aleja de la paz, el lugar preferido para Dios es el corazón de los hombres, la paz hará que los hombres no le impida habitar en el, es así como motivemos esta paz por todo lugar donde vayamos.
Dice el Señor: Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Si la casa fuese digna de esta paz, o como dice Lucas, si hubiese allí algún hijo de la paz, venga sobre ella vuestra paz; si no lo fuese, vuestra paz vuelva a vosotros. Es interesante destacar la concepción tan popular de una paz que, emanada de Dios, no puede quedar sin efecto; por lo que necesariamente debe reposar sobre alguno. Si ella no descansa sobre la casa hospitalaria, vuelve a los misioneros, que son los que se benefician de ella.
9. Y SI NO LOS RECIBEN NI QUIEREN ESCUCHAR SUS PALABRAS
Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Lo que quiere decir es que si no los reciben, o no les escuchan sus palabras al pedir alojamiento como apóstoles de Jesús, entonces, saliendo de aquella casa o ciudad o de cualquier lugar, sacúdanse el polvo de sus pies en testimonio contra ellos.
Estaba en las concepciones judías que, si uno venía de viaje de regiones gentiles y no se purificaba al entrar en Israel, la profanaba con el polvo que traía de esas regiones. Por eso estaba obligado a sacudir sus vestidos y zapatos antes de entrar en Israel. Gesto que materialmente usaron Pablo y Bernabé en Antioquía de Pisidia cuando los judíos levantaron una persecución contra ellos.
Dice Jesús: Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad. Jesús aquí, más que legislar un gesto, enseña una doctrina. Y es la culpa de los que así se portan con los apóstoles del Evangelio. Pues los que así obran están en tierra gentil, porque se hallan en situación culpable de error fundamental. La catástrofe de Sodoma y Gomorra (Gen 18:23-33; 18:1-29) era en la historia de Israel la manifestación por excelencia del castigo divino e imagen clásica de la maldad (Is 1:9-10; 3:9; 13:19) 38. Una vez que los milagros les habían acreditado como legados de Dios, no se les podía rechazar. Era cerrar los ojos a la luz mesiánica. Y en este sentido la culpa de éstos era mayor que la aberración moral, pagana, de Sodoma y Gomorra
“SEÑOR, TÚ NOS CONCEDERÁS LA PAZ, PUES TODO LO QUE HACEMOS ERES TÚ QUIEN LO REALIZA” (Is 26,12).
La paz del discípulo es el resultado de su adhesión y fidelidad al contenido del anuncio de Jesús: «Se ha cumplido el plazo y está llegando el Reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15). El discípulo, en su caminar, vive la certeza de haber recibido y tener que custodiar un don precioso —el Reino de Dios, Jesucristo mismo— por el que vale la pena dejarlo todo —padres, trabajo, el propio pasado y el propio presente— enseguida, de inmediato, venciendo la tentación de mirar atrás, confiando más bien su propio futuro a una Palabra que exige obediencia: «Seguidme, os haré pescadores de hombres» (Mc 1,17). La palabra del seguimiento, acogida en un clima de obediencia, nos introduce en la diaconía de Cristo con el mundo y el hombre y se caracteriza por la configuración con el Hijo, que le hace perder al enviado cualquier tipo de temerosa sujeción, permitiéndole desarrollarse en la libre dignidad de una relación filial regalada (Gal 4,7).
La naturaleza cristiforme de la misión desarrollada por el discípulo interpreta y despliega al mismo tiempo el ejemplo de Cristo, sin pretender asignar al servicio de la Palabra ninguna connotación voluntarista, propia de quien pretende celebrar en el obrar virtuoso y comprometido la superioridad de su propio estatuto moral. El discípulo sabe, en efecto, que la Palabra del Reino ha sido confiada a los pequeños y, en la medida en que él sea capaz de volverse como un niño, tendrá en sus labios la Palabra de vida, para anunciarla desde los tejados y llevar la salvación al mundo, hasta el último rincón de la tierra (cf Is 49,6).
El discípulo, enviado a anunciar con hechos y con verdad la Palabra de salvación, a contar que Dios dirige en Cristo su mirada providente sobre la historia humana, no desea «plata, oro o vestidos» (Hch 20,33), no desea «ganancias ilícitas» (1 Tim 3,8; Tit 1,7), porque ha aprendido que «allí donde está su tesoro está también su corazón» (Mt 6,21). La adhesión al Señor, la participación en su misión, es lo que llena el corazón del discípulo, porque él es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6).
En la tierra de mi exilio te alabo, oh Señor, y manifiesto la fuerza y la grandeza de tu paternidad a todo el pueblo de tu creación.
En la oscuridad de mi nada, oh Señor, te alabo porque, incluso en medio de la oscuridad de la tristeza, contemplo en mi carne la impronta de tu dedo poderoso.
En la noche de mi errar te grito mi súplica y mi agradecimiento porque, en medio de la incertidumbre de mi creer, veo la Luz de la Esperanza, al Anhelado y al Esperado, a Cristo, tu luz gozosa que inunda de santo fuego los pasos de mi errar y me permite reposar en el Misterio.
“No se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir”
Mt 10, 17-23
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. YO LOS ENVÍO COMO A OVEJAS EN MEDIO DE LOBOS
Jesús dijo a sus apóstoles: Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: San Jerónimo pensaba que estos lobos eran los escribas y fariseos, debido a la lucha del fariseísmo contra Jesús. Pero el contexto de Mateo tiene otra perspectiva, pues también les habla de persecuciones por parte de los tribunales gentiles. Por eso se puede extender a ambos enemigos. El lobo en el Nuevo Testamento suele significar los falsos profetas (Mt 7:15; Act 20:29), o también un peligro no fácilmente identificable (Jn 10:12).
2. SEAN ENTONCES ASTUTOS COMO SERPIENTES
Por ser este medio al que los envía difícil, les dice: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas, su sentido es de hábiles, astutos, prudentes; gentes hábiles para conducirse en la práctica. La simplicidad la imitarán de las palomas. Tendrán esa perfección de la paloma que es la simplicidad.
3. SERÁN PERSEGUIDOS POR SU AMOR Y LLEVADOS PARA DAR TESTIMONIO DE ÉL
Si, en ese medio de apostolado al que los envía, los enemigos se van a portar como lobos, los apóstoles les deberán oponer la simplicidad de la verdad sin doblez, pero no la ingenuidad sin precaución, sino con la sabia conducta que dicte la prudencia. El apostolado no es ímpetu incontrolado, sino verdad con prudencia. Por eso dice; Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. No es que se condene el sufrir por él ni el martirio, que abiertamente se enseña, pero no deberán ponerse imprudentemente en manos de los lobos. Pues si el apostolado requiere dolor, también exige predicación; es esencia del apostolado (Rom 10:14-20).
4. USTEDES SERÁN ODIADOS POR TODOS A CAUSA DE MI NOMBRE
En esta obra de apostolado tendrán un triple enemigo: los tribunales judíos, los paganos y el seno mismo de la familia. Serán perseguidos por su amor y llevados para dar testimonio de él.
Sin embargo, dice Jesús, Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. Con cuyo término se expresa hasta el fin de la vida de cada uno, ante las persecuciones que surjan, ya que es una perspectiva universal. El término perseverar aquí usado, y que sólo sale aquí en el Evangelio de san Mateo, pertenece al vocabulario cristiano primitivo de martirio.
5. CUANDO LOS PERSIGAN EN UNA CIUDAD, HUYAN A OTRA
Luego dice también; Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre. Los evangelios no transmiten este tipo de persecuciones ni huidas en la primera misión ni en ella hay relación especial con esa venida del Hijo del hombre. Simplemente quiere decir que no deben exponerse temerariamente a la muerte, sino, si es caritativamente posible, que huyan a otra ciudad como lugar de refugio. Este mismo sentido de prudencia tiene la expresión no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel, en su retirarse de unas ciudades a otras en orden a esto. San Agustín ha tratado este punto sobre la declinación del martirio.
6. ANTES QUE RECORRAN LAS CIUDADES DE ISRAEL VENDRÁ EL HIJO DEL HOMBRE
Y les anuncia, por último, que antes que recorran las ciudades de Israel vendrá el Hijo del hombre. Esta venida no es la parusía, sino la destrucción del año 70, no es una venida física y personal de Jesús, sino moral y en sus efectos. Y en cuanto a referirse a los apóstoles, no se puede olvidar la salida de éstos antes de la destrucción de Jerusalén, a Pella, en Transjordania y que pasajes de este discurso están fuera de su contexto histórico. Se tiene presente la profecía ante las dificultades de la Iglesia de entonces.
7. NO ES DIFÍCIL DISTINGUIR CIERTOS LOBOS DE HOY
En el contexto de hoy día, no es difícil distinguir ciertos lobos de hoy, están presentes en nuestra sociedad, son ciertos elementos de poder, o elementos de presión, se observan en la política, en la ambición del dinero, la cultura de la vanidad y la soberbia, el aborto, la muerte, el egoísmo, la xenofobia, en todos aquellos lugares, organizaciones o personas a las cuales el mensaje de Cristo le provoca molestia, precisamente porque no pueden soportar que se de a conocer un mundo distinto, donde reine el amor, la paz, la fe, la fraternidad y la solidaridad, el respeto a la vida y a la dignidad del hombre, porque todo esto es contrario a sus intereses.
Pero no por eso, debemos dejar de ser eficaces en la tarea encomendada. Los continuadores de esa tarea encomendada a los apóstoles, somos justamente nosotros, hemos sido elegidos, debemos continuar esa obra y con las mismas recomendaciones, ya que habremos de encontrar las mismas dificultades, esas a la cuales Cristo le llama lobos.
8. CONSEJOS PRECISOS SOBRE LO QUE TENEMOS QUE HACER
Jesús al enviarnos como sus discípulos, nos da consejos precisos sobre lo que tenemos que hacer y decir, y nos advierte de las dificultades que sufriremos, es así como nos dice seamos prudentes y sencillos, pero además cautos para no dejarnos engañar por el mal, para que sepamos reconocer a los lobos disfrazados de corderos, para que podamos distinguir a los falsos de los verdaderos profetas.
Tenemos que actuar tal como Jesús nos propone, prudentes y sencillos, la sencillez que nos pide Jesús es una condición indispensable para que nuestro trabajo de apostolado de frutos. En efecto, la sencillez es indispensable para inspirar confianza y necesario que a quienes tratamos de enseñarles los caminos del Señor, les inspiremos confianza. Pero además no olvidemos la prudencia, mostrándonos como personas que hemos construido nuestra forma de vida basada en la conciencia recta y de la moral justa, especialmente los que tienen una vida pública, porque si sus palabras y su conducta son nítidas, transparentes y claras, su labor será efectiva y exenta de contradicciones.
9. PRUDENCIA NO SIGNIFICA TIBIEZA EN NUESTRA FE
Pero también tengamos fuerza en nuestra tarea y conciente que la prudencia no significa tibieza en nuestra fe, Cristo nos apoyara en las dificultades que encontraremos, el nos dará ese vigor necesario para enfrentar el odio y el desprecio que produce la predicación de Evangelio en aquellos contrarios a la enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.
La lectura diaria del Evangelio, compenetrase en el, la permanente oración y la ayuda de la gracia de Dios, son nuestra fuerza para ir a cumplir nuestra tarea, tendremos dificultades y oposiciones, pero debemos mantenernos perseverantes y firmes en la fe y en el amor, en la justicia, y en el camino de la santidad.
Y si somos perseguidos u odiados, talvez menospreciados, quizás injuriados o molestados, nuestro gran consuelo es que lo hacemos por el amor a Nuestro Señor, y por el lo damos todo.
EN CRISTO, TANTO LA VIDA COMO LA MISIÓN DEL DISCÍPULO ESTÁN SITUADAS BAJO EL SIGNO DE LA CRUZ
La gracia de la llamada a compartir la misión del Hijo configura a aquel que, despojándose de su naturaleza divina, se hizo hombre y vivió entre los hombres como siervo (Flp 2,7), viviendo entre los suyos «como el que sirve» (Lc 22,27). Esta conformidad con Cristo «siervo» la otorga el Espíritu, que permite al discípulo unir, en una existencia renovada, el obrar y el ser, y en virtud de ello unificar el amor a Dios y al prójimo en el servicio prestado según la verdad (cf Mt 9,13). La misión y la kenosis se reclaman recíprocamente, revelando, con la humillación de Dios en Cristo, el signo histórico del servicio del discípulo, que prosigue en el tiempo la acción salvífica de su Señor en cada hombre.
En consecuencia, en Cristo, tanto la vida como la misión del discípulo están situadas bajo el signo de la cruz gloriosa: «Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba; no volví la cara ante los insultos y salivazos. El Señor me ayuda, por eso soportaba los ultrajes, por eso endurecí mi rostro corno el pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado» (Is 50,6ss). Hasta en el momento del abandono y el fracaso, del miedo que nos lleva a mirar atrás, a dirigir la mirada hacia el pasado, en el que pensamos encontrar protección, confía el discípulo su propia historia a la memoria de una Palabra consoladora: «Soy yo en persona quien os consuela. ¿Por qué has de temer a un ser mortal, a un hombre que pasa como la hierba? ¿Olvidarás al Señor, tu creador, que desplegó el cielo y cimentó la tierra?» (Is 51,l2ss). El anuncio del Evangelio queda sustraído de esta manera a los criterios de evaluación mundanos y es entregado, definitivamente, al discernimiento de la Palabra del Señor: «Hermanos, no actuéis como niños en vuestra manera de juzgar; tened la inocencia del niño en lo que se refiere al mal, pero sed adultos en vuestros criterios» (1 Cor 14,20).
Condúceme tú, luz amable, condúceme en la oscuridad que me estrecha. La noche es oscura, la casa está lejos; condúceme tú, luz amable. Guía tú mis pasos, luz amable. No pido ver muy lejos; me basta con un paso, sólo con el primer paso. Condúceme adelante, luz amable.
No siempre fue así, no te recé para que tú me guiaras y me condujeras. Quise ver por mí mismo mi camino, y ahora eres tú quien me guía, luz amable. Yo quería certezas; olvida aquellos días, para que tu amor no me abandone; hasta que pase la noche tú me guiarás con seguridad a ti, luz amable (J. H. Newman).
1. EL DISCÍPULO NO ES MÁS QUE EL MAESTRO NI EL SERVIDOR MÁS QUE SU DUEÑO.
Jesús dijo a sus apóstoles: El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Jesús, quiere fortalecer a sus apóstoles, los que no deben temer, para esto les entrega una gran motivación, les establece que tendrán su misma suerte, y la misma seguridad absoluta de su triunfo.
A los apóstoles, les sucederá lo mismo que a Jesús, habrá reacciones hostiles contra ellos, recibirán calumnias al igual que a su Maestro. Jesús les dice: Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! Importante expresión de Jesús, ya que el dueño de casa es Dios, (Mt 13:27; 20:11; 21:33). Al proclamarse Jesús el dueño de la casa y ser ésta Israel, se seguiría que Jesús se estaba proclamando Dios (Heb 3:1-6). Así, pues, no deben temer ni a los que los van a perseguir ni a los que puedan matarlos. A los primeros, porque el Evangelio ha de ser predicado por ellos. Y el Evangelio ha de oírse y triunfar.
2. NO TEMAN.
No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.
En aquel tiempo, en las sinagogas judías, el lector del texto hebreo no hablaba en voz alta ni se dirigía a los asistentes, sino que lo hacía un intermediario, que repetía al pueblo, en voz alta y en arameo, todo lo que el lector decía junto a él en voz baja. También era costumbre que los viernes por la tarde, el ministro de la sinagoga subía a lo más alto de la localidad y desde allí hacía sonar la trompeta para advertir a los trabajadores que se recogiesen de sus trabajos a tiempo, antes de comenzar el reposo sabático.
Sin embargo, los apóstoles oyeron a Jesús directamente, fueron privilegiados, entonces deben hacer lo mismo, decirlo de tal modo que llegue el Evangelio a todos, incluso a los que pueden matarles, y les dice que; No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. El alma es inmortal, creencia definitiva del judaísmo ortodoxo contra los saduceos. La idea de aniquilamiento del alma era totalmente ajena a la teología judía. De este modo Jesús afirma: Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno.
3. NO TEMAN ENTONCES, PORQUE VALEN MÁS QUE MUCHOS PÁJAROS
El maestro, con gran pedagogía, les dice: ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Y, con todo eso, sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre de ustedes. Y luego les dice; También ustedes tienen contados todos sus cabellos. Lucas (Lc 21:18) agrega además: “pero no se perderá un solo cabello de vuestra cabeza”. Esta indicando así la providencia de Dios, y San Pablo habla en términos semejantes (Hech 27:34)
Dice Jesús: No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. De este modo extiende su privilegio sobre los hombres, y más aún sobre ellos, que son sus apóstoles.
Y, en verdad, lo que ha sido vendido como esclavo del pecado lo ha rescatado Cristo de la Ley. Así pues, lo que ha sido vendido es el cuerpo y el alma. Aquel al que ha sido vendido es el pecado, puesto que Cristo nos ha rescatado del pecado y es redentor del alma y del cuerpo.
Por consiguiente, los que venden un par de pájaros por muy poco dinero se venden a sí mismos al pecado al precio más bajo. Estos han nacido para volar y deben elevarse al cielo con alas espirituales. Sin embargo, por ser esclavos del precio de los placeres presentes y estar vendidos al lujo del mundo, con esos comportamientos regatean sólo consigo mismos. (Hilario de Poitiers, Cornmentario a Matteo, Roma 1988, pp. 126-128).
4. AL QUE ME RECONOZCA ABIERTAMENTE ANTE LOS HOMBRES, YO LO RECONOCERÉ ANTE MI PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO
Por tanto, que no teman. Si el perseguidor triunfa sobre el cuerpo, es que el Padre lo ha permitido, y tal trato es sólo una forma misteriosa del cuidado del Padre .Sin embargo nos advierte que a lo único que debemos temer, es a no confesarle delante de los hombres, entonces les dice: Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres. El contexto hace ver que la confesión de Jesús es veredicto inapelable que el Padre ratifica definitivamente. Así es como el martirio es presentado con efecto de ir a dar testimonio por él.
Pidamos al Señor, no avergonzarnos nunca de él, sepamos reconocer el honor que tenemos de ser sus apóstoles, sus enviados y cumplamos fielmente la misión de dar a conocer por todo el mundo a Nuestro Señor Jesucristo.
5. TRANSMITAMOS LO QUE JESÚS NOS ENSEÑÓ, COMO LES ENSEÑO A SUS APÓSTOLES
Somos apóstoles del Señor, y nuestra misión es darlo a conocer, y cuando decimos fielmente, decimos que debemos vivir como apóstol, esto es actuar como tal, ante todos, ante el mundo, sin temor de nuestra misión, porque lo que estamos predicando es el Evangelio, y esta predica se hace en toda y cualquier circunstancia, y ante toda consecuencia.
Es así, como si estamos interesados en salvar al mundo, transmitamos lo que Jesús nos enseñó, como les enseño a sus apóstoles y como ellos a modo de gran ejemplo, lo hicieron, proclamando sin temor, rechazando la injusticia. Hagámoslo entonces abiertamente, con decisión, comprendamos la valentía de los apóstoles amigos de Jesús a través de estos 2000 años, vidas ejemplares y santos que tuvieron la convicción de no tener temor de perder la vida terrenal, y todo lo hicieron por la vida eterna.
Valentía en transmitir y promover nuestra fe, es los que nos pide Jesús, con mucha confianza en Dios, sin abandono de él, somos apóstoles del Señor, nos envió para dar a conocer a su Hijo y por nuestro fiel testimonio de Jesús, ahora aquí en la tierra, Cristo declarará en nuestro favor ante el Padre que esta en el Cielo.
En su misión de anunciar a Jesucristo y su Evangelio, el discípulo participa del dinamismo de la Palabra que, salida de la boca del Altísimo (cf Is 55,11), se difunde como testimonio del Señor Jesús hasta los últimos confines de la tierra (Hch 1,8). En este itinerario diseñado por la voluntad del Padre, el discípulo está apoyado y acompañado por la presencia de su Señor: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (Mt 28, 19-20)
Se trata de una compañía que nos libera del miedo a la muerte, que nos impulsa a mirar más allá de ésta. Y es que, en Cristo, ha sido destruida la muerte y ha triunfado la vida. Está escrito, en efecto: “Es doctrina segura: Si con él morimos, viviremos con él; si con él sufrimos, reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará; si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo” (2 Tim 2,11-13). Es el nuevo comienzo de la vida del creyente, porque Jesucristo, al vencer a la muerte, construye la historia a partir del nuevo comienzo de su resurrección. De ahí que el discípulo se construya sobre Cristo (Col 2,7) y esté “asociado a su plenitud” (Col 2,9) en virtud de que “habéis sido sepultados con Cristo en el bautismo, y con él habéis resucitado también, pues habéis creído en el poder de Dios, que lo ha resucitado de entre los muertos” (Col 2,12).
La misión del discípulo encuentra en este acontecimiento su “comienzo” y la certeza de que está acompañada por la presencia providente del Padre. El custodia a su fiel.
Te alabo, Señor, y te bendigo, oh mi todo, porque has completado tu obra en mí. Tú eres un Dios prodigioso, tú realizas maravillas. En las entrañas de tu amor te has acordado de mí, tu siervo. Señor, me has vuelto a dar la vida. Por eso cantaré tu nombre entre la gente, sonarán en las cítaras las suaves vibraciones de mi corazón y susurrará en tu oído mi canto de amor: Yo soy narciso de Sarón, un lirio blanco de los valles.
Tú, amado mío, me has introducido en la celda de tu embriaguez, me has imprimido como sello en tu brazo, en tu corazón; tu estandarte, sobre mí, es amor. Te doy gracias en medio de tu pueblo; tú me inundas con tu gracia, porque me has hecho hijo tuyo en el Espíritu. Amén.
Cristo es el sembrador que siembra su palabra en nosotros. Y la semilla tiene fuerza para dar fruto abundante – ¡el ciento por uno! Por malo que venga el año, la semilla da fruto..., a no ser que algo lo impida.
Si nosotros estamos recibiendo continuamente la semilla de la palabra de Cristo, ¿a qué se debe que no demos fruto o que no demos todo lo que teníamos que dar? La culpa no es del sembrador –Cristo no puede fallar al sembrar –, ni de la semilla –que tiene poder de germinar –, sino de la tierra en que cae esa semilla. ¿Qué hay en nosotros que nos impide dar fruto? Jesús mismo lo explica claramente. Es, en primer lugar, el no entender la Palabra, el no pararnos a asimilarla, a meditarla, a orarla; la superficialidad hace que el Maligno se lleve lo que ese tal ha recibido. Y este no tener raíces hondas hace también que cualquier dificultad acabe con todo.
Otra causa de no dar fruto es el tener miedo a los desprecios y burlas; el que busca quedar bien ante todos y ser aceptado por todos y no está dispuesto a ser despreciado por causa de Cristo y de su Evangelio, ese tal no puede agradar a Cristo ni acoger su Palabra.
Y la otra causa son las preocupaciones y afanes de la vida y el apego a las cosas de este mundo; sin un mínimo de sosiego para escuchar a Cristo y sin un mínimo de desprendimiento, de austeridad y de pobreza, la palabra sembrada se ahoga y queda estéril. El que no da fruto es el único culpable de su propia esterilidad. Al que no quiere escuchar porque endurece su corazón, Jesús no se molesta en explicarle. Es inútil intentar aclarar al que no es dócil, pues oye sin entender: “El que tenga oídos que oiga”. (FGD)
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 16, 15
Por tu justicia, yo contemplaré tu rostro, y al despertar me saciaré de tu presencia.
ACTO PENITENCIAL
— Tú eres la Palabra eterna de Dios: Cuando tu palabra apenas nos interesa. Señor, ten piedad.
— Tú eres él Sembrador: Cuando tu palabra apenas influye en nosotros. Cristo, ten piedad.
— Tú eres Camino, Verdad y Vida: Cuando tu palabra apenas nos entusiasma. Señor, ten piedad.
Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que iluminas a los extraviados con la luz de tu verdad, para que puedan volver al buen camino; danos, a quienes hacemos profesión de cristianos, la gracia de rechazar todo lo que se opone a este nombre y comprometernos con todas sus exigencias. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA Is 55,10-11
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: “Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que Yo quiero y cumple la misión que Yo le encomendé”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Los dones de Dios sembrados en su pueblo esperan el momento oportuno para dar sus frutos. La fecundidad está garantizada por la misma acción de Dios, pero es necesario presentarse ante él como tierra dispuesta y generosa.
SALMO Sal 64,10-14
R. La semilla cayó en tierra fértil y dio fruto.
Visitas la tierra, la haces fértil y la colmas de riquezas; los canales de Dios desbordan de agua, y así preparas sus trigales. R.
Riegas los surcos de la tierra, emparejas sus terrones; la ablandas con aguaceros y bendices sus brotes. R.
Tú coronas el año con tus bienes, y a tu paso rebosa la abundancia; rebosan los pastos del desierto y las colinas se ciñen de alegría. R.
Visitas la tierra, la haces fértil. Las praderas se cubren de rebaños y los valles se revisten de trigo: todos ellos aclaman y cantan. R.
SEGUNDA LECTURA Rom 8, 18-23
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros. En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. Ella quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero conservando una esperanza. Porque también la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto. Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando la plena realización de nuestra filiación adoptiva, la redención de nuestro cuerpo.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Los cristianos compartimos la misma esperanza de un mundo nuevo sin injusticias ni guerras. El dolor y el sufrimiento, por tanto, deben verse como un parto hacia el nacimiento de una nueva vida.
ALELUYA
Aleluya. La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece para siempre. Aleluya.
EVANGELIO Mt 13, 1-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a Él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces Él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: “El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!”. Los discípulos se acercaron y le dijeron: ¿“Por qué les hablas por medio de parábolas?”. Él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: ‘Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los sane’. Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron. Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: éste es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Éste produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Muchas cosas pueden provocar el fracaso de la siembra, pero eso no impide que sigamos esparciendo la semilla de un mundo nuevo y más humano.
Se dice el Credo
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Haznos dóciles a tu palabra.
— Por todos los que en la Iglesia tienen el privilegio y la responsabilidad de sembrar la palabra de Dios. Oremos.
— Por todas las Iglesias cristianas que aceptan, veneran y practican la palabra de Dios. Oremos.
— Por los que sufren en el cuerpo, la mente o el espíritu, en las cárceles, los hospitales y los geriátricos. Oremos
— Por los círculos bíblicos y por cuantos animan y propagan dichos encuentros. Oremos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor y Dios nuestro, mira con bondad los dones de tu Iglesia en oración y concede que, al recibirlos, se acreciente la santidad de los creyentes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DOMINICAL
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 83, 4-5
Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones: junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios. Felices los que habitan en tu casa y te alaban sin cesar.
O bien: Cfr. Jn 6, 56
Dice el Señor: el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Padre, que por la celebración frecuente de este misterio crezca en nosotros el fruto de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
“El hombre que escucha la Palabra y la comprende. Éste produce fruto”
Mt 13, 1-23
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. UNA GRAN MUCHEDUMBRE SE REÚNE PARA OÍR A JESUS
Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Jesús está en Cafarnaúm. Una gran multitud se reunió junto a él, haciéndonos ver el atractivo que produce el Señor en las gentes. Luego agrega que: de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Nos imaginamos una gran muchedumbre que se reúne cerca de El para oírle, y debe haber sido quizás todo el día, porque el fragmento del evangelio dice: Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Y nos preguntamos ahora, ¿cuanto tiempo disponemos para Jesús? ¿Qué atractivo tiene para nosotros oír sus enseñanzas? ¿Tenemos interés en conocer su palabra?, me hago la pregunta en razón de que es cierto que conocemos a personas que muestran antipatía por saber que decía el Hijo de Dios.
2. "EL SEMBRADOR SALIÓ A SEMBRAR”
Jesús les decía: "El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. En aquella época, en las costumbres agrícolas eran sembrar primero y luego se araba todo el terreno, incluidos los pequeños caminos de las parcelas, por eso dice el Señor que algunas cayeron al borde de el. La misma explicación vale para la frase: Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; se esta precisando bien la profundidad de la tierra fértil, para luego indicar que: cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
He leído, de que los cardos palestinos crecen junto al Lago, y luego alcanzan en pocos meses un metro de altura, por tanto concretamente “ahogan” la semilla al desarrollarse. Es así como la parábola sigue: Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron. Pero también hay semillas que tienen más éxito y cae en buena tierra, y así dice Jesús: Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: Los que hayan vivido en el campo, saben mejor que otros cuanto rinde un sembrado, en aquellas tierra se decía que rendía de tres a cuatro por uno, y era bueno obtener un diez por uno, pero en la parábola Jesús dice: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
3. ¡EL QUE TENGA OÍDOS, QUE OIGA!
Jesús les dice: ¡El que tenga oídos, que oiga! Para algunos puede significar el esmero con el cual se oye la Palabra del Señor. Para llamar la atención a alguien se le dice te entra por un oído y sale por el otro. Pero la frase de Jesús es más bien, un anticipo, un toque de alerta. Un llamado a meditar. Entonces, con la parábola del sembrador, tenemos que preguntarnos como somos nosotros en cuanto a tierra de cultivo, sabemos que la semilla es de primera calidad, y germinará según se comporte el suelo que la reciba.
Entonces se hace necesario que nuestro terreno de cultivo este bien preparado, para que la siembra sea eficaz en nosotros, esto es, sensible en el espíritu a esa semilla, a esa Palabra. ¡El que tenga oídos, que oiga!" El que tenga disposición, esto es voluntad de oír, el que este dispuesto a recibir lo que el Señor nos ofrece, el que sea limpio de corazón, el que viva de acuerdo a las enseñanzas de Cristo, el que cumpla con su compromiso con nuestra fe cristiana, el que haga meritos para recibir el Espíritu de Dios, ése, entenderá la Palabra de Dios.
4. ¿CUÁL ES NUESTRA DISPOSICIÓN AL OÍR LA PALABRA DEL SEÑOR?,
Puede que la semilla no llegue a nosotros; algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron, nuestro caminar materialista, inspirado en la soberbia, vanidad, avaricia o envidia y el nulo interés en oír lo bueno, nos incapacita para recibir la semilla de la Palabra. Otras brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron, ¿Cuál es nuestra disposición al oír la palabra del Señor?, si somos como una roca, la semilla no echará raíces, si nuestro suelo no se riega no germinará la semilla, y este se riega con lo esencial, el amor, por que el amor es contrario a la muerte, es vida, y este amor busca habitar en nuestro corazón, por tanto si la semilla que es la Palabra , no haya ambiente en nuestro corazón, no fecundará. Otras cayeron entre espinas, y éstas las ahogaron; en efecto, en un corazón rencoroso la Palabra no alcanza a fecundar, en un alma odiosa, dominada por las pasiones humanas, no es eficiente, entonces es preciso que el alma este liberada y por encima de esas tensiones. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta; Jesús, nos aclara que depende de la disposición que tengamos, es como da frutos la semilla, es así como, siempre dependerá de cómo sea aceptada, de cómo sea oída, de cómo están nuestros sentimientos.
5. "¿POR QUÉ LE HABLAS A LA MULTITUD POR MEDIO DE PARÁBOLAS?".
Jesús nos enseñas a través de narraciones de sucesos sencillos, “La Parábolas”, con ellas aprendemos enseñanzas de alguna verdad importante, especialmente en el aspecto moral, estos relatos fáciles de comprender generalmente llegan fácilmente al corazón de los hombres.
Los ejemplos que nos pone Jesús, están siempre vivos en nosotros, especialmente porque nos exige a nosotros mismos tomar conciencia de lo que es ser cristiano, es así como no solo debemos tener oídos atentos a las parábolas, además debemos tener preparado el corazón para comprender la sensibilidad de la enseñanza y alejar toda soberbia en nosotros para aceptarla.
La sutileza de la parábola, y me refiero a la delicada, suave e interesante forma que utiliza Jesús para penetrar en nuestro corazón, nos invita a rechazar los estilos de vida conducentes al pecado, especialmente a aquellos que son productos de la soberbia, la envidia, la ira, la vanidad, el egoísmo, sentimientos que nutren la forma mas desvergonzada de vida del hombre.
Es entonces en consecuencia, la parábola, una perfecta enseñanza de moral cristiana, es interesante saber descubrir en ella el llamado de salvación y conversión a Dios.
6. HABRÁ ALGUNOS QUE LA ACEPTEN, OTROS NO LA ENTIENDAN
En el Evangelio según san Mateo 13, 1-53, Jesús a través de sencillas parábolas, utiliza el mismo lenguaje de las actividades laborales y rutinarias de los hombres, es así como lo hace con ejemplos de las tareas del campo, de la vida hogareña, del mercader y de los pescadores, de esta forma Jesús hacia comparaciones para hacerlas fácilmente inteligibles las verdades espirituales.
De todos los que oyen la Palabra de Dios, habrá algunos que la acepten, otros no la entiendan y algunos la rechazarán, entre nosotros hay sensibles y duros de corazón. Jesús, nos muestra una docencia salvadora, sus enseñanzas tienen el fin de salvar al hombres, nos muestra que a eso ha venido y nos ofrece todos los medios para recibirla. A nosotros nos cabe la facultad de reconocer y aceptar la salvación que nos ofrece el Señor. “No he venido para condenar al mundo, sino para salvar al mundo” (Jn 12,47). Así es, como hemos sido beneficiados por la misericordia de Dios.
7. SE LES HA CONCEDIDO CONOCER LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS
Dice Jesús: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no, esto es porque se han dispuesto a recibir los secretos del Reino, pero no por sus meritos, es porque fueron elegidos por la bondad infinita del Señor.
Si somos sinceros con nosotros mismos, podremos descubrir en que momento parece que no estamos muy dispuestos a sentir o recibir las influencias de la gracia, talvez sea por falta de humildad o por falta de sinceridad con Dios. Entonces es bueno que sepamos que la luz que nos hace falta para ver con claridad viene de Dios y que la conseguiremos por medio de la oración, siempre nos hará bien el diálogo con Dios.
No es Dios quien endurece el corazón de los hombres, y si el nuestro no está endurecido, sentirá las cosas de Dios y sabremos oír su Palabra. Esto nos hará feliz y la gracia del Señor hará cosas maravillosas en nosotros, por tanto debemos responder con mucha generosidad a sus requerimientos. No olvidemos que somos sus hijos predilectos. Pero también consideremos que muchos podrían haber dado una mejor respuesta si hubieran recibido la misma gracia que se nos ha dado, nosotros no tenemos que considerarnos mejor que otros, no podemos saber como hubieran respondido los demás, solo nos consta nuestra propia respuesta.
8. LOS QUE ESTÁN CERRADOS A "CONOCER LOS SECRETOS DEL REINO”
Por otra parte, también es cierto que el que mejor nos puede explicar una parábola es el mismo Jesús, y el que mejor la entenderá, no es el que sepa más de teología, y que se haya leído la Biblia muchas veces. Para comprender las palabras de Jesús, se debe estar libre de toda arrogancia en la contemplación de las cualidades propias, con menosprecio de las de los demás, porque no entenderán el evangelio los que viven seguros de poseer la verdad, sentados cómodamente en el sillón de la fe, sin ningún compromiso con la justicia y sin interés por amar a su prójimo.
Sólo pueden entender lo que dé la razón a su modo de vivir, lo que les convenga. No pueden entender las palabras de Jesús los que están cerrados a "conocer los secretos del reino". Difícilmente entenderán el mensaje de Jesús, aquellos no les interese vivir de acuerdo a sus enseñanzas, sin embargo los que escuchan, y profundizan sus palabras y la atesoran en el corazón y la ponen en practica, no la acomodan a su estilo de vida, sino que buscan vivir a semejanza de Jesús, no solo las han entendido de oído, sino que además, de corazón y mente.
9. PORQUE MIRAN Y NO VEN, OYEN Y NO ESCUCHAN NI ENTIENDEN.
Pero cuidado con esos que aparentan haber recibido bien las palabras de Jesús y que luego pierden de a poco lo que han recibido, que mientras estuvieron bien estaban comprometidos y luego por motivos inspirados por la soberbia o la vanidad la abandonan.
Dice el Señor, que a los demás en cambio les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Lo hace para estimularlos a pensar por sí mismos, para que el corazón le encuentre sentido a la enseñanza. Aunque la parábola es la narración de un suceso fingido, de ella se deduce una enseñanza moral o una verdad y tiene grandes ventajas. La verdad presentada de esta forma queda más grabada en la memoria que una mera exposición didáctica, ninguna enseñanza acerca de la misericordia del Señor hacia los pecadores arrepentidos habría producido el efecto de la parábola del hijo pródigo (Lc. 15:11-32). Por otra parte, cuando un profeta o predicador debía reprender a un personaje importante que no fuera a aceptar su culpabilidad, podían usar una parábola habilidosa para cautivarlos e iluminar su conciencia.
La pedagogía, la habilidad para educar y enseñar, el método para instruir y, aleccionar de Jesús, maravilla y causa admiración por lo extraordinario.
10. LA PALABRA, ES COMO UNA SEMILLA
A pesar de los problemas que tiene la semilla llega a la cosecha, a pesar de las múltiples dificultades por las que ha de pasar la Palabra del Señor, igualmente el reino llegará a su meta, a pesar de las dificultades y contrariedades que se le opongan al Sembrador, siempre habrá una tierra buena donde la siembra rendirá sus frutos.
La Palabra, es como una semilla, el acoger la palabra de Jesús es lo que distingue a los discípulos de los que nos son capaces de oír. La fe de los primeros revela la ceguera de los segundos y los empuja a buscar más allá de la parábola.
El mismo Jesús se encarga de explicarles a sus discípulos el significado de ésta parábola y lo hace con cuatro tipos de oyentes de la Palabra de Dios. Es así como nos explica que hay tres tipos de personas que no logran entenderla, aunque la escuchen. A uno de ellos el Maligno se la arrebata desde el mismo corazón, a otro aunque la acepta con alegría, la inconstancia no le deja que ésta fructifique, más aún ante cualquier dificultad todo lo que había recibido se le extingue, luego un tercer tipo de persona que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo material ahogan esta semilla de espiritualidad, la seducción de las riquezas la asfixian.
11. LO SEMBRADO SOBRE TERRENO PEDREGOSO
Lo sembrado en terreno pedregoso se pierde. Al tener poca tierra, sin raíces profundas, el sol la secó. Somos un terreno pedregoso si aceptamos la palabra sin profundizarla y cuando nos vienen las dificultades lo dejamos todo. Pero también es necesario destacar que muchos jóvenes en sus escuelas reciben inicialmente su formación religiosa, muchos niños asisten a catecismo a fin de preparase para su primera comunión o para la confirmación, y se saben ciertas cosa que repiten y poco sienten, porque no les hemos enseñado a valorar lo que han recibido, y no profundizan las enseñanzas porque les hemos dejado permisivamente que le den mas importancia a otros valores que no son de nuestra fe, no es como dicen algunos por falta de edad madura, porque los retoños se deben cuidar y regar para crezcan fuertes y si no se hace así, seguro que se secaran antes de crecer.
12. LO SEMBRADO ENTRE LOS ESPINOS
La semilla que cae entre las espinas, se ahoga, las espinas la asfixian. Quizá la tierra era fecunda y profunda, en ella la semilla podía haber germinado, sin embargo, también se secó. Las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan. Es decir, si tenemos mucho que dejar para poder ser cristianos: riquezas, criterios de clase, placeres, posición social, por estos motivos nos apresuramos a ahogar la simiente, ¿por qué? por miedo a las complicaciones que podrían ocasionarnos. ¿Están los que pretenden engañarse compaginando los valores de Dios con los que representa el dinero?, ¿Están los que los que suelen gozar de buena reputación y gustan de ocupar puestos preferentes en la Iglesia. ¿Estamos nosotros dentro de estos?
13. LO SEMBRADO EN TIERRA BUENA
Sin embargo, hay un tipo de persona distinta y es como la tierra fértil, escucha la Palabra y la comprende, esta dispuesta y produce fruto abundante. Lo sembrado en buena tierra, da los frutos esperados. Esto nos representa si hemos escuchado, entendido plenamente y hemos puesto en práctica lo enseñado en la Palabra. La buena tierra esta en el corazón de los hombres y si la semilla echa raíces dentro del corazón humano podremos hacer frente a las dificultades que han de llegar inevitablemente.
No tengamos dudas, Jesús vino a nosotros a sembrar la semilla de la Palabra de Dios y la vino a colocar en nuestro corazón.
En efecto, el mejor lugar para recibir la Palabra es el corazón, ¿tenemos otra opción para atesorarla?, ese en ese lugar donde habita el amor, es allí donde Jesús nos quiere depositar sus enseñanzas, y si no tenemos disposición a recibirla en ese lugar, es cuando el maligno la arrebata.
Pero además, Jesús nos pide que nosotros seamos buenos sembradores, El espera que nos encarguemos de llevar la semilla evangélica a todo lugar, es decir que repartamos con generosidad la semilla. Dependerá de nosotros cuanto produzca 100, 60 o 30 por ciento de efectividad.
DIOS “PONE EN COMÚN” SU REALIDAD MEDIANTE SU PALABRA.
Si, como sugieren los Padres del desierto, antes de hablar nos preguntásemos con qué intención lo hacemos, en seguida enmudeceríamos: a menudo, nuestras palabras son charlatanería o, aún peor, maledicencia. La Palabra de Dios es diferente: está en todo y siempre; es comunicación de su proyecto, de sus deseos. ¿No significa comunicar poner en común? Dios “pone en común” su Realidad mediante su Palabra.
Una comunión ofrecida es como una semilla esparcida: lleva en sí misma la vida que nacerá, si bien sólo es una propuesta hasta que no encuentre un terreno donde germinar: el corazón del hombre. Si éste se endurece, como un camino trillado, la Palabra no penetrará: nos encontraremos más encerrados y egoístas, pues estamos rechazando la comunión con Dios. Si nuestro corazón es superficial, la Palabra no echará raíces: estaremos más solos, pues no dejamos hueco a la presencia del Señor. Si nuestro corazón se inquieta con afanes mundanos y preocupaciones fútiles, la Palabra no crecerá: la verdadera alegría quedará asfixiada, ahogada por ilusiones y espejismos. Sin embargo, seremos dichosos si nos presentamos ante Dios con un corazón dispuesto a escuchar. Entonces, vendrá el Hijo, Palabra viviente, y crecerá en nosotros “tomando cuerpo” en nuestra vida, en nuestras relaciones y en nuestras múltiples acciones. El grano de trigo que ha muerto produciendo fruto abundante (cf Jn 12) hará que demos el ciento por uno, hasta poder afirmar con Pablo: “y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. Ahora, en mi vida mortal, vivo creyendo en el Hijo de Dios...” (Ga12, 20).
Jesús, divino Sembrador, ven y siembra el campo que somos nosotros. Prepara el terreno, límpialo de espinos y piedras, rotura con profundos surcos la tosca tierra, allana los terrones y, después, atravesando el campo con pasos largos, con gesto grandioso, solemne, desparrama a voleo la semilla con tus admirables manos.
Jesús, divino Sembrador y semilla de vida eterna, ven, en esta hora de gracia, siembra en nuestros corazones tú Palabra, tú mismo, y que germine, florezca y fructifique la Iglesia peregrina para los graneros del Cielo. Amén.
Jesús dijo a sus apóstoles: No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada.
En la literatura profética, el Mesías, lo había de poner todo en orden y paz. El Mesías era llamado también la Paz. Jesús Mesías comienza rectificando este concepto mesiánico, sin embargo él dice que vino a traer la paz, sino la espada. No es que el Príncipe de la Paz (Is 9:5) no venga a traer la paz, sino que, por su doctrina aquí la espada, va a ser ocasión de que con relación a El haya hostilidades. No en vano es un signo de contradicción (Lc 2:34). Y estas oposiciones van a llegar a ser dentro del mismo hogar.
2. ¿CONTRA QUE VA UTILIZAR LA ESPADA?,
Entonces nos preguntamos: ¿Contra que va utilizar la espada?, ¿si somos seguidores de Cristo, contra que la usaríamos nosotros?, la expresión de Jesús nos estremece, nos conmueve y nos altera, nos impresiona, y no es para menos, porque tenemos que declararnos combatientes contra esa espada sabiendo que será vencedora. En efecto, la espada viene a liquidar la vanidad, viene destruir el egoísmo, la soberbia se rinde ante su filo, y su energía nos mueve a salir de la pereza y la comodidad que nos hace vivir nuestra fe en una paz que no es tal, sino que despreocupación y desidia de nuestra tarea como apóstoles.
3. NOS ENFRENTAREMOS A ESA ESPADA
Jesús nos estremece la conciencia, y nos despierta, y nos hace ver que si no abandonamos los vicios de esta sociedad y no vivimos de acuerdo a los principios que nos enseñan los evangelios, no tendremos paz, ni en nuestras conciencias ni en nuestra vida, y nos enfrentaremos a esa espada, en cambio por el camino por todos conocidos, la actitud bondadosa, justa, amable, cariñosa, de palabras dulces, la vida en rectitud, la sonrisa honesta, envaina cualquier espada.
4. HE VENIDO A ENFRENTAR AL HIJO CON SU PADRE
Luego Jesús nos dice: Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa. Nuevamente nos asombramos ante esta frase, pero es absolutamente cierto, encontramos muchas veces que no vivimos la fe de la misma forma en nuestra familia, y eso no produce dolor, discusiones que dividen, el esposo que no acompaña a su mujer en la fe, los hijos que no entienden la fe de sus padres o el padre que no acepta a la hija que opta por seguir a Cristo, pero nada de esto ocurriría o al menos se mitigaría, si vivimos siendo y pareciendo cristianos, no a medias tintas, porque lo que decimos debemos hacerlo, así nos ganaremos el respeto y la comprensión en la familia, y si optamos por seguir a Cristo, tiene que ser plenamente como cristiano y sin acomodar nuestra fe a nuestros intereses.
5. EL QUE AMA A SU PADRE O A SU MADRE MÁS QUE A MÍ
Buena oportunidad para recordar unas palabras del Señor: Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (Lc. 8, 21). En efecto la Palabra de Dios nos une, nos hace una gran familia, y los que se resisten a ella así mismo, se disgregan y se separan de quien la sigue.
Dice nuestro amado Jesús: El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí.
Ante esta lucha de la estirpe y familia en torno a Jesús, ¿qué hacer? ¿Dejarlo todo por El? Jesús, que exige un amor supremo a El sobre todas las cosas, proclama su misma divinidad, ya que los valores que exige sacrificar son de ley natural. Sólo está por encima de estos valores el amor de Dios.
6. PORQUE QUIEN AMA A DIOS, AMA LOS HOMBRES.
Amar a Dios por sobre todas las cosas, y muy por encima del amor a cualquiera de sus criaturas, por sobre el amor a nuestros seres más queridos, y por supuesto, más que a uno mismo, y en esto consiste el Primer Mandamiento, y no es para que no amemos a nuestra familia, significa que el amor a Dios viene antes que el amor a cualquier persona, porque quien ama a Dios, ama los hombres.
7. EL QUE NO TOMA SU CRUZ Y ME SIGUE NO ES DIGNO DE MÍ.
Y este amor exige aún más, así es como luego el Señor nos dice; El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. Es una imagen dolorosa la de la cruz, pero Jesús la exige para ser dignos de EL y, además debemos llevarla detrás de EL. ¿Somos o no somos verdaderos discípulos de Jesús?, tomar la cruz o cargar con ella, quiere expresar que el verdadero discípulo de Jesús debe estar siempre y en todo lugar dispuesto a llevarla, esto es, con todas las privaciones de las comodidades, con sufrimiento frente a los ataques de los irreverentes al Señor, con humillaciones, pero todo esto antes de quebrantar nuestra fidelidad al Señor.
No deja de ser menos cierto, que esta frase nos cala muy hondo, y por el amor a el nos emociona, seguir a Cristo con la cruz, ir tras El, es imitar todos y cada uno de sus ejemplos, es hacer un vida copiada de el en la nuestra, vivir absolutamente de su espíritu, entonces ahora nos explicamos porque debemos renunciar a tantas ataduras, a la familia misma, a la vida si es preciso, para que sea Dios quien viva en uno.
8. EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ LA ENCONTRARÁ
Nuestro amado Jesús, nos hace un contraste, El que encuentre su vida la perderá; y el que pierda su vida por mí la encontrará Perder la primera por El, es asegurar la segunda, ya que el alma no pueden matarla. La frase, esta empapada de un profundo sentido nuevo por Jesús, la vida verdadera en la resurrección, no se trata de decir que no interesa el cuerpo, sino destacar bien que Dios tiene el pleno dominio y destino del hombre en su totalidad.
9. EL QUE LOS RECIBE A USTEDES ME RECIBE A MÍ
El Señor, nos hace ahora, una nueva consideración, y anuncia el premio que tendrán los que los que reciban a sus apóstoles. El que los recibe a ustedes me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió. No se trata de una simple hospitalidad, sino de la hospitalidad de que se reciben como apóstoles de Jesús. Así, para mejor comprensión, Jesús nos ilustra con algunos ejemplos, El que recibe a un profeta por ser profeta tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo tendrá la recompensa de un justo, es decir, en cuanto se refleja a Dios en el justo, tendrá el premio correspondiente o el que corresponde al mismo profeta o justo. El que recibe al profeta como profeta, tendrá recompensa de profeta. Tiene además el paralelo de las palabras de Jesús a los que ejercitaron obras de misericordia: Cuanto hicisteis a uno de mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis (Mt 25:40.45).
10. LES ASEGURO QUE CUALQUIERA QUE DÉ A BEBER
Les aseguro que cualquiera que dé a beber, - la enseñanza se destaca completa, utilizando para ello un servicio mínimo que se haga al apóstol - aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo no quedará sin recompensa. Estos pequeños a quienes se supone hacer el beneficio, si en otro contexto pueden significar niños u otra clase de personas, en éste se refiere a los apóstoles.
REFORZAR EN NOSOTROS LA ADHESIÓN TOTAL, PROFUNDA, A CRISTO
El fragmento del evangelio que hemos leído nos muestra una vez más la importancia de la fe en Cristo y, en especial, de su persona. Esta fe, tal como era considerada por el mismo Jesús y por la comunidad primitiva, está por encima de las cosas más sagradas y más grandes de la vida. Sería una fe falsa aquella que, para no romper los vínculos familiares o amistosos, permaneciera en un nivel superficial o lo fuera sólo de nombre, sin ninguna exigencia. La verdadera fe, para los evangelios, significa un corte en lo vivo y, si se da el caso, la renuncia a los sentimientos más profundos del corazón, porque lo que cuenta es la opción por Cristo frente a todos los demás valores e ideales de la vida.
El mensaje del evangelio de hoy es que debemos reforzar en nosotros la adhesión total, profunda, a Cristo, prefiriéndole a todo, y prefiriendo nuestra fe a cualquier otra fe, religión o ideal humano, especialmente en el mundo de hoy, que vive dividido entre los poderosos desafíos de la técnica, de las incesantes conquistas, del bienestar y de otras realidades que son, muchas veces, los ídolos de la humanidad moderna. Ser capaz de reafirmar la fe en Cristo y en el Evangelio es una necesidad vital para el hombre creyente de nuestros días, porque de otro modo esta fe se oxidará y se perderá.
«Pero lo que entonces consideraba una ganancia, ahora lo considero pérdida por amor a Cristo» (Flp 3,7). Señor, haz que nuestra adhesión a ti, como la de Pablo, como la de los apóstoles, como la de tantos santos y tantos fieles de la Iglesia, sea total, absoluta; que esté por encima de todo vínculo, de todo sentimiento y afecto, por encima de todo valor humano. Porque sólo tú eres la verdad, la luz, el camino, el alimento, la paz, la alegría y la esperanza de nuestro corazón.
Entonces podremos orar con las palabras de un autor moderno como F. Dostoievski, nada sospechoso de una devoción excesiva, que nos ha dejado un testimonio impresionante de fidelidad a Cristo. Escribía así en una de sus cartas: «A veces, Dios me envía momentos de lucidez. En estos momentos, amo y siento que soy amado. Fue en uno de esos instantes cuando compuse para mi mismo un Credo, donde todo es claro y sagrado. Helo aquí: “Creo que no hay nada más bello, más profundo, más agradable, más viril y más perfecto que Cristo. Y me digo a mí mismo, con un amor celoso, que no hay ni puede haber nadie más grande que él. Más aún, si alguien llegara a probarme que Jesús está fuera de la verdad y que la verdad no se encuentra en él, yo preferiría permanecer con Cristo antes que con la verdad”» (F. Dostoievski, Corrispondenza con la baronesa Von Wisine).
Portu justicia, yo contemplaré tu rostro, y al despertar me saciaré de tu presencia.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que iluminas a los extraviados con la luz de tu verdad, para que puedan volver al buen camino; danos, a quienes hacemos profesión de cristianos, la gracia de rechazar todo lo que se opone a este nombre y comprometernos con todas sus exigencias. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Éx 2,1-15
Lectura del libro del Éxodo.
Un hombre de la familia de Leví se casó con la hija de un levita. La mujer concibió y dio a luz un hijo; y viendo que era muy hermoso, lo mantuvo escondido durante tres meses. Cuando ya no pudo ocultarlo más tiempo, tomó una cesta de papiro y la impermeabilizó con betún y resma. Después puso en ella al niño y la dejó entre los juncos, a orillas del Nilo. Pero la hermana del niño se quedó a una cierta distancia, para ver qué le sucedería. La hija del Faraón bajó al Nilo para bañarse, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera. Al ver la cesta en medio de los juncos, mandó a su esclava que fuera a recogerla. La abrió, y vio al niño que estaba llorando; y llena de compasión, exclamó: “Seguramente es un niño de los hebreos”. Entonces la hermana del niño dijo a la hija del Faraón: “Quieres que vaya a buscarte entre las hebreas una nodriza para que te lo críe?”. “Sí”, le respondió la hija del Faraón. La jovencita fue a llamar a la madre del niño, y la hija del Faraón le dijo: “Llévate a este niño y críamelo; yo te lo voy a retribuir”. La mujer lo tomó consigo y lo crió; y cuando el niño creció, lo entregó a la hija del Faraón, que lo trató como a un hijo y le puso el nombre de Moisés, diciendo: “Sí, yo lo saqué de las aguas”. Siendo ya un hombre, Moisés salió en cierta ocasión a visitar a sus hermanos, y observó los penosos trabajos a que estaban sometidos. También vio que un egipcio maltrataba a un hebreo, a uno de sus hermanos. Entonces dirigió una mirada a su alrededor, y como no divisó a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. Al día siguiente regresó y encontró a dos hebreos que se estaban peleando. “Porqué golpeas a tu compañero?”, preguntó al agresor. Pero éste le respondió: “Quién te ha constituido jefe o árbitro nuestro? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?”. Moisés sintió temor y pensó: “Por lo visto, el asunto ha trascendido”. En efecto, el Faraón se enteró de lo sucedido, y buscó a Moisés para matarlo. Pero éste huyó del Faraón, y llegó al país de Madián.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
¿Existe la suerte en la vida? Si existiera hay que buscarla y puede estar donde menos se piensa hallarla. Dios que lo sabe tiene sus caminos que desconciertan y son distintos de los caminos de los hombres. Según este pasaje bíblico, muchos niños hebreos fueron niños con mala suerte, asesinados al nacer según un decreto imperial. Pero Moisés, fue un niño con suerte, salvado de las aguas, criado por su propia madre, adoptado como hijo y educado en la corte por la hija del Faraón. Los prodigios de su infancia preludian la grandeza de su misión. Los caminos de Dios son misteriosos, pero llevan a destino. En cuanto a la liberación del pueblo, empieza por un acto de violencia: la esclavitud.
SALMO Sal 68, 3. 14.30-31. 33-34
R. ¡Busquen al Señor y vivirán!
Estoy hundido en el fango del Abismo y no puedo hacer pie; he caído en las aguas profundas, y me arrastra la corriente. R.
Pero mi oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable: respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad. R.
Yo soy un pobre desdichado, Dios mío, que tu ayuda me proteja: así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias. R.
Que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor: porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos. R.
ALELUYA Cfr. Sal 94,8. 7
Aleluya. No endurezcan su corazón, sino escuchen la voz del Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 11,20-24
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. “Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Dios se manifestó a Israel por los profetas más explícitamente que a otros pueblos por la voz de la conciencia. Llegado Jesús habló personalmente en Israel, pero no en todas partes igual. La ribera del lago de Genesaret fue el centro preferido de sus enseñanzas. Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm, ciudades comerciales, con relativo nivel de vida y bienestar material se mostraron contrarias. Weron los signos y no creyeron. Sodoma y Gomorra serán juzgadas con menos rigor, ya que no vieron esos signos. Rechazara Dios es más grave que ignorarlo. Y también al que más se le da hay derecho a exigirle más. La ciudad es un poco el símbolo vivo de la autosuficiencia, de la riqueza, del libertinaje. Pero al mismo tiempo, el Maestro subraya que la unidad de los hombres se hará en torno a la escucha de su Palabra.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor y Dios nuestro, mira con bondad los dones de tu Iglesia en oración y concede que, al recibirlos, se acreciente la santidad de los creyentes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 83, 4-5
Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones: junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios. Felices los que habitan en tu casa y te alaban sin cesar.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Padre, que por la celebración frecuente de este misterio crezca en nosotros el fruto de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
“Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes”
San Mateo 11, 20-24:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. “¡AY DE TI, COROZAÍN! ¡AY DE TI, BETSAIDA!
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, Ante la actitud hostil de los fariseos, ahora Jesús, asocia otra actitud semejante de algunas ciudades en las que él predicó. Jesús increpa a las ciudades de Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm porque en ellas había hecho muchos milagros, y, sin embargo, no se habían convertido a El. Estas son ciudades que están en Galilea, junto al mar de Galilea o lago de Genezaret, Tiro y Sidón, están más hacia el nororiente, lo que hoy es el Líbano.
Dice Jesús: "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Se lamentaba el Señor de que estas ciudades no hiciesen penitencia después de tantos milagros y predicaciones, y que fuesen peores que los gentiles que sólo violaron la ley natural; porque, después de haber despreciado la ley escrita, no temieron despreciar también al Hijo de Dios y su gloria.
2. PORQUE SI LOS MILAGROS REALIZADOS ENTRE USTEDES
Es así como prosigue: Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Cilicio es un tejido burdo hecho generalmente de pelo de cabra. Se llevaba en señal de duelo, de aflicción y usado con frecuencia, si no habitualmente, por los profetas (Is. 20:2; Ap. 11:3) y por los cautivos (1 R. 20:31; cp. Is. 3:24). Es un cinturón o faja de cerdas que se usa ceñido al cuerpo como penitencia o como sacrificio. La ceniza suele ir unida al polvo y al fango, indicando siempre una situación penosa y triste (Jb. 30:19; 42:6).
3. SI HUBIERAN HECHO EN TIRO Y EN SIDÓN, HACE TIEMPO QUE SE HABRÍAN CONVERTIDO
La doctrina que tantas veces había enseñado allí Jesús, rubricada con milagros, les hacía ver que El era el Mesías. Pero no respondieron a esta misión privilegiada que les dispensó; no cambiaron su modo de ser, su judaísmo rabínico y alega: porque no se habían convertido.
Pero Jesús va a decir que la culpabilidad la tuvieron ellos, y lo hace al compararlas con las antiguas ciudades consideradas malditas, estas son Tiro, Sidón y Sodoma. Sucede que estas no fueron escenario de la predicación de Jesús. Más El les dice, hipotéticamente, que si en ellas se hubieran hecho los “milagros” que se hicieron en Corozaín, Cafarnaúm y Betsaida, aquéllas hubieran cambiado su modo de ser, llorando, amargamente, su pasado poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Esta era la costumbre que se usaba en los días de penitencia y gran ayuno (Jn 3:5-8; Jer 6:26). Las ciudades, clásicamente malas, no tuvieron la Luz como la tuvieron éstas.
En cilicio, como ya se ha dicho, es tejido de pelo de cabra, significa además la áspera memoria del pecado que punza; y cubrirse en ceniza, representa la consideración de la muerte (por la que nos reducimos a polvo); además significa la humildad de la conciencia.
4. DEPLORA EL SEÑOR ESTAS CIUDADES PARA NUESTRO EJEMPLO,
Así es, como hoy vemos realizada la profecía del Señor, porque Corozaín y Betsaida no creyeron en El, aún cuando estuvo presente; mientras que Tiro y Sidón, aliadas de David y de Salomón en otros tiempos (1Re 5), después creyeron a los discípulos de Jesús, y ellos las evangelizaron.
Se lee en una homilía de San Juan Crisóstomo; porque la efusión de lágrimas y los gemidos tristes sobre los que padecen insensibilidad de dolor, no es pequeño antídoto para la corrección de los pacientes y para el consuelo de los que lloran sobre ellos”.
5. TIRO Y SIDÓN SERÁN TRATADAS MENOS RIGUROSAMENTE QUE USTEDES
Jesús, no sólo los invita a obrar bien por medio del llanto, sino también por el terror. Por lo que luego les dice: Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. También nosotros debemos oír esto, porque el juicio más riguroso no será sólo para aquellas ciudades, sino también para nosotros, si no recibimos a los huéspedes que vienen a nosotros, a esos apóstoles a quienes manda también que sacudan el polvo en este caso.
6. Y TÚ, CAFARNAÚM, ¿ACASO CREES QUE SERÁS ELEVADA HASTA EL CIELO?
Además, como el Señor había hecho muchos milagros en Cafarnaúm y lo habían tenido como habitante, parecía elevada sobre las demás ciudades; pero por su incredulidad cayó en las ruinas. Por esto sigue: Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Esto es, para que tu castigo sea proporcionado a su elevación.”
Si se acusa especialmente a Cafarnaúm, es porque fue la patria adoptiva de Jesús Allí moró con cierta permanencia, allí hizo más milagros, allí hubo más luz. La fórmula ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? es el modo con el que se expresa el orgullo o el tiempo de prosperidad de una ciudad o un pueblo (Is 14:13). Sin embargo, como la respuesta fue el desprecio a su Mesías, entonces el castigo se expresa con la forma tradicional: serás precipitada hasta el infierno, será su humillación por castigo (Is 14:15) 23. Será sumergida hasta el infierno porque se resististe soberbiamente a su predilección, será castigada con mayores suplicios, porque tampoco quiso creer.
7. EL QUE LOS ESCUCHA A USTEDES ME ESCUCHA A MÍ
Y para que no se creyese que esta condena sólo se dirigía a las ciudades o personas que le habían visto y le despreciaron, la hace extensiva a todos los que hoy desprecian también la doctrina del Evangelio, así es como el Señor dijo a sus apóstoles: El que los escucha a ustedes me escucha a mí;
San Cirilo, comenta; “Por medio de esto, Jesús, nos enseña que todo lo que nos dicen los apóstoles debe aceptarse, porque quien los oye, a Cristo oye”. Inevitable castigo amenaza, pues, a los herejes, que menosprecian las predicaciones de los apóstoles; y por ello sigue: “el que los rechaza a ustedes me rechaza a mí”
A saber, que para que se comprenda que, oyendo o despreciando la predicación del Evangelio, no se oye o desprecia a unas personas cualesquiera, sino al mismo Señor Jesús, al mismo Padre, por eso Jesús dice que: el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió. Porque en el discípulo se oye al Maestro y en el Hijo se honra al Padre.
COMO CRISTO NOS HA SALVADO A NOSOTROS, TAMBIÉN NOSOTROS DEBAMOS PROCURAR LA SALVACIÓN DE LOS DEMÁS
Moisés, salvado de las aguas, salvará después a su pueblo. Existe siempre una estrecha relación entre lo que se es y lo que se hace, entre lo que se experimenta y lo que se comunica. También el cristiano conoce esta experiencia fundamental. Se trata de algo que nos habla de una lógica humano-divina que no admite excepciones. Dirá san Pablo: “En otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor. Portaos como hijos de la luz, cuyo fruto es la bondad, la rectitud y la verdad» (Ef 5,8ss).
En el Nuevo Testamento aparece con frecuencia esta relación: si somos una cosa, de ahí se deben seguir una serie de consecuencias, o sea, el fruto de ese ser. Como decían los antiguos, «agere sequitur esse» («el obrar sigue al ser»). Si somos cristianos, debemos irradiar la luz propia de los cristianos, que no es otra que la de Cristo. Por consiguiente, si somos amados, debemos amar; si somos dichosos, debemos hacer dichosos a los otros, y si se nos ha anunciado la Palabra, nosotros debemos comunicarla asimismo a los demás.
Esta lógica procede de nuestra unión con Cristo: somos en él una nueva criatura, nos hemos convertido en hijos de Dios, y esto supone un nuevo estilo de vida que deriva de la nueva realidad que hemos adquirido por gracia divina. Nos han sido perdonados nuestros pecados; por consiguiente, también nosotros, como Cristo, debemos perdonar; hemos sido salvados por Cristo, de ahí que, como Cristo nos ha salvado a nosotros, también nosotros debamos procurar la salvación de los demás. La dignidad cristiana, procedente de nuestra inserción en Cristo Jesús, nos mueve a convertirnos para los otros en lo que Cristo ha sido para nosotros, nos induce a extender a los otros lo que nosotros hemos recibido.
Señor Jesús, tú dijiste una vez: «Quien me ha visto a mí ha visto al Padre» (Jn 14,9). Haz que nosotros podamos ser también, aunque sea en una medida mínima, un reflejo del Padre celestial, un pequeño rayo de luz que emana de su persona divina, y que así también nosotros podamos irradiar un poco de bondad, de perdón, de esperanza, de alegría, de confianza y de servicio generoso a los otros.
Haz que siempre podamos recordar nuestra vocación, nuestra dignidad, el insigne privilegio de estar verdaderamente insertados en la Trinidad divina, y que esta conciencia nos ayude a vivir intensamente las realidades que la fe nos ofrece, de tal modo que los otros, tal vez menos privilegiados que nosotros, puedan recibir un influjo benéfico del tesoro de gracia que nos ha sido concedido.
Te pedimos asimismo por aquellos a quienes llegará esta irradiación nuestra, a fin de que, no tanto con la palabra, como con nuestra vida y nuestras obras, puedan percibir la belleza de la vocación cristiana, de la fe, de la esperanza y de la caridad de Cristo y puedan sentir la fascinación de la filiación divina. Amén.
“Les aseguro que si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos”
Mt 18, 1-4
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. "¿QUIÉN ES EL MÁS GRANDE EN EL REINO DE LOS CIELOS?"
En aquel tiempo, los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?". Encontramos en diversos fragmentos del Evangelio, estos celos y ambiciones de los apóstoles por los primeros puestos en el reino. Aún son aquellos hombres que fueron pescadores, hombres de trabajos de Galilea y tierras judías, que a su modo se imaginan el Reino de los Cielos. En otra ocasión, la madre de Juan y Santiago le pedirá a Jesús los dos primeros puestos en su reino, ante esto, los otros 10 apóstoles elevaron su reclamo. Y en la hora de la última cena, Jesús, le da una hermosa lección de humildad, lavando los pies de cada uno de ellos.
2. “LES ASEGURO QUE SI NO SE HACEN COMO NIÑOS, NO ENTRARÁN EN EL REINO DE LOS CIELOS”.
Si nos damos cuenta a leer con detenimiento este fragmento del Evangelio de Mateo, vemos que la pregunta no es para saber quien de ellos va a ser mas santo en el Reino, sino quién de ellos tendrá una mayor dignidad o un puesto de mayor privilegio. Según entendemos en el Evangelio según san Marcos, Jesús se sentó, ya que venían de camino y había que descansar, y de este modo les responde con una magistral lección, un bellísima parábola, llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, es decir también, delante de ellos y dijo: “Les aseguro que si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos”.
3. Y SE LO HA DE RECIBIR CON LA ACTITUD DE LOS NIÑOS
Es la gran lección que da el Señor sobre la ambición y los honores. Como complemento a esta enseñanza, les dice luego: El que se haga pequeño como este niño será el más grande en el Reino de los cielos. Recordemos que los fariseos, se creían con derecho al Reino, pero este privilegio se da como don gratuito de Dios. Esta es la lección. Y se lo ha de recibir con la actitud de los niños, no tanto por sus condiciones morales, sino por su inocencia y simplicidad. Entonces Jesús nos enseña que hay que tener, pues, esta actitud moral para recibir el reino: no como exigencia, sino como don gratuito de Dios.
4. ¿PORQUE SER COMO UN NIÑO Y HACERSE PEQUEÑO?
La respuesta de Jesús es nuevamente desconcertante en aquel tiempo para los discípulos y hoy paramuchos adultos, talvez los apóstoles debieron quedar desilusionados, para Jesús, el hacerse niño no es sólo condición para alcanzar la mayor grandeza en el Reino, sino incluso, y así se los dice, si ustedes no cambian y no se hacen, expresando que es requisito indispensable para ser admitido en el Reino.
¿Porque ser como un niño y hacerse pequeño? El niño es un ser débil y humilde, que no posee nada, no tiene ambición, no conoce la envidia, no busca puesto privilegiados, no tiene nada que decir en la codicia de los adultos, el niño tiene conocimiento de su pequeñez y su debilidad. Es así como nos hace saber Jesús, que el más humilde será el más grande ante el Padre, como vemos, de nada importa el nivel, la jerarquía o el rango y papel que se desempeñe en la sociedad.
5. “HACERSE COMO LOS NIÑOS”, HACERSE HUMILDE Y SENCILLO DE CORAZÓN
El niño al igual que el pobre recibe con alegría lo que se le entrega cuando su necesidad depende de los demás. Ese es el sentido de ese “hacerse como los niños”, hacerse humilde y sencillo de corazón, empequeñecido en la sociedad respecto a los puestos de jerarquía, esa es condición de Jesús para seguirlo, “El que no renuncie a si mismo, no puede ser mi discípulo”
Tenemos claridad que esa es nuestra situación ante Dios, es así como Jesús quiere que sus discípulos, sus apóstoles, y todos nosotros seamos receptivos, sencillos y humildes, con capacidad o disposición favorable para recibir y aceptar y la grandeza espiritual en el servicio que El nos pide, esta es la conversión que nos hará distintos y nos transformará en niños, pero al igual que ellos, entendiendo que la que la niñez espiritual es una actitud interior de dependencia y confianza en el Señor y todo esto, debemos hacerlo con gestos concretos en el servicio a los más humildes, porque en cada pobre esta Cristo y el que acoge a uno acoge a Jesús.
6. ESA ENVIDIA POR QUERER UN PUESTO MAYOR
En efecto, no olvidemos, que el que acoge al indefenso, al humillado, al marginado, esto es, todo lo que hacemos por un hermano los hacemos también por Cristo.
Ser como niños, es suprimir en el corazón la ambición y muchas veces esa envidia por querer un puesto mayor, Pero la humildad no resulta fácil para muchos de nosotros, porque ello implica renunciar a ciertos deseos de poder, de dominar lo que erráticamente creemos necesitar, por tanto el ejemplo que nos dio Jesús en el niño es esa humildad como manifestación pura que tiene la infancia al estar exento de poder, pero si necesitados de un cuidado amoroso. Confiemos esta protección a Dios y recordemos que por mucha edad que tengamos, jamás dejamos de ser niños para nuestra madre, es así como confiemos en María, Madre de Dios y Madre Nuestra, pidámosle a ella, ser como los niños que espera Jesús de nosotros.
7. LOS SENCILLOS, LOS HUMILDES
El Señor, quiere que todos nos salvemos, todos somos sus hijos queridos, en otra palabra la voluntad del Padre, es salvar a todos los hombres, grandes y pequeños.
Pero a los pequeños que se refiere son los sencillos, los humildes, los que no tienen gran relevancia. Muchos hombres de condición humildes, como consecuencia de no poder conseguir sus necesidades, se equivocan y optan por el mal camino y se pierden y caen en el pecado. Son a estos hombres a los que debemos prestar nuestro auxilio. A estos hombres son a los que debemos buscar para hacerles sentir que tengan confianza en el Señor, y enseñarles que Dios tiene una profunda bondad, una gran misericordia y que busca su salvación.
CONSEGUIR EL CORAZÓN, LA MENTE Y LOS OJOS DE UN NIÑO SE CONVIERTE REALMENTE EN UNA CONQUISTA
Jesús no buscó para sí, durante su vida, cargos públicos ni puestos de prestigio, tampoco se dejó impresionar por los títulos honoríficos de la gente que tenía delante, ni por su experiencia, ni por los años, ni por las canas: miraba a cada hombre a los ojos sin ninguna timidez, leía hasta el fondo sus pensamientos e intenciones. Jesús, para liberamos de todo desvarío de grandeza y permitirnos construir verdaderas comunidades, nos indicó el camino del hacemos niños, la vía de la infancia espiritual recorrida sabiamente por santa Teresa del Niño Jesús.
Lo que une no es la habilidad real o presunta, sino la «pequeñez» acogida en el Hijo, el hacerse como niños los unos ante los otros y ante Dios. Hacerse como niños no es poner en marcha un proceso de involución, sino llevar a cabo un cambio radical, una conversión radical, en nuestro modo de ser ante Dios y ante los otros. Hacerse como un niño es hacer sitio a la confianza que el pequeño muestra frente a sus padres, a la serenidad y al optimismo con que mira al futuro. El niño se abre cada día, con una disponibilidad siempre fresca, a las nuevas experiencias. Hacerse como un niño es fiarse, no temer «enredos», no hacer cálculos, no preguntarse si y cuánto ganaremos. Hacerse como un niño es olvidar lo que hemos hecho y lo que hemos sufrido, no encerramos en nosotros mismos con resentimiento o malhumorados por las amarguras que hemos pasado. Lo que mantiene la unión no es el acuerdo impecable y perfecto, sino el perdón recibido y otorgado de manera constante.
Conseguir el corazón, la mente y los ojos de un niño se convierte realmente en una conquista. Y está fuera de duda que la vive de un modo más consciente y pleno precisamente quien ha vivido más, quien más se ha entregado, quien más ha sufrido. La comunidad se construye sobre todo cuando tiene en su centro, como valor absoluto, a aquel que se hizo el último y siervo de todos: al Señor crucificado, revelación del Dios amor que se hizo pequeño para acoger a los pequeños. Llegar a ser niños es una espiritualidad que puede crecer con los años.
Señor, ¿debo ser como un niño del evangelio? ¿Yo, Señor, a quien tanto gusta mandar y hacer que los otros se plieguen a mi voluntad? ¿Yo, que deseo ser el más grande? ¿Yo, que deseo tener siempre razón y obligar a los otros a callar para hacerme escuchar el primero? ¿Yo, que estallo de cólera para conseguir imponer mis caprichos? ¿Precisamente yo, Señor?
Tómame, Señor, como aprendiz, para llegar a ser un niño del evangelio. Enséñame tu mandamiento: a amar a Dios sobre todas las cosas y a servir al prójimo en primer lugar. Enséñame a estar atento a tu Palabra, que cambia la vida. Llévame lejos del orgullo y de la mentira. Instruye mi espíritu para que pueda buscarte y seguirte con todo el corazón. ¡Oh Señor, me gustaría tanto llegar a ser un niño del evangelio! (Ch. Singer - A. Hari, Incontrare Gesú Cristo oggi, Bolonia 1994 [edición española: Encontrar a Jesucristo hoy, Editorial Verbo Divino, Estella 1993]).