Primero, antes de preparar el plato, partimos el bacalao en pedazos y lo remojamos 6 horas, cambiando el agua cada dos horas. Una vez esté desalado, le quitamos el pellejo y las espinas y lo cortamos en pedazos.
Luego ponemos a calentar unas tres tazas de aceite en una sartén grande a fuego suave. A continuación echamos la harina en un plato y rebozamos el bacalao, cuidando que quede bien cubierto de harina en su totalidad. Cuando el aceite esté caliente freímos los pedazos ligeramente, sin llegar a tostarlos y apartamos.
En una cazuela mediana echamos media taza de aceite de oliva y ponemos a calentar. Mientas, cortaremos muy fino los dientes de ajo y la cebolla. Cuando el aceite esté caliente, cocinamos tres minutos el ajo y la cebolla. Luego añadimos el vinagre, las dos hojas de laurel y los granos de pimienta. Dejamos diez minutos y retiramos del fuego, hasta que se enfríe completamente.
Por último, pondremos el bacalao en un envase de vidrio que conste de tapa. Vertemos la salsa fría por encima, cuidando que el bacalao quede cubierto y tapamos. Lo dejamos varias horas hasta que absorba el sabor de la salsa y servimos.