“En la pausa no hay música pero la pausa ayuda a hacer la música”.
En la melodía de nuestra vida la música es Interrumpida aquí y allí por “pausas”...
Y nosotros, sin reflexionar, pensamos que la melodía terminó.
A veces, Dios nos envía un tiempo de parada forzada.
Puede ser una prueba, planes fracasados, o esfuerzos frustrados.
Y hace una pausa repentina en el coro de nuestra vida.
Nos lamentamos que nuestra voz tenga que callarse, y tenga que faltar nuestra parte
en la música que sube hasta los oídos del Creador.
Pero, ¿cómo es que el maestro lee la pausa?
Él continúa marcando el compás con la misma precisión y toma la nota siguiente
con firmeza, como si no hubiese habido interrupción alguna. Dios sigue un plan
al escribir la música de nuestra vida.
Nuestra parte debe ser aprender la melodía y no desmayar en las “pausas”
Ellas no están allí para ser pasadas por alto o ser omitidas, ni para perturbar
la melodía o alterar el tono.
Si miramos hacia arriba, Dios mismo marcará el compás para nosotros.
Con los ojos en Él, vamos a proferir la próxima nota con toda claridad,
sin murmurar tristemente: “En la pausa no hay música”.
Con todo, no nos olvidemos que “ella ayuda a hacer la música”
Componer la música de nuestra vida es generalmente un proceso lento y trabajoso.
¡Con paciencia, Dios trabaja para enseñarnos!
¡Y cuánto tiempo Él espera hasta que aprendamos la lección!
Recuerde, la pausa no dura mucho…
¡Apenas sirve para continuar la música!
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