RELATOS DEL VIENTO
Y DEL AGUA
Creí ver en el agua la verdad transparente, tu alma,
la fe que ocultaban con destreza tus ojos.
Y no dejé de acariciar cada gota que nos envolvía
en nuestro tiempo, aquél que por momentos
detuvo la realidad.
Ahora, aprendo que el agua puede ser encubridora
de los trucos del mejor mago y como tú, trato de
mostrarme día a día serena, maquillando mi rostro,
ocultando las sombras confusas de mis noches.
Pensé envolverme con una burbuja brillante, pero no
puedo engañarme. No, aquellas gotas no detuvieron
el tiempo y a nuestro alrededor todo continuaba,
derribando los sueños que no se cumplirían
a pesar de la ilusión que depositamos en ellos.
No hay lugar en el agua para el arrepentimiento,
tan sólo es un instante de lluvia. Y tarde o temprano
comprobarás que sigue su curso, rompiendo y
estallando su verdad. ¿La nuestra?
Aunque he intentado atraparla en mis manos,
olvidando todo, tratando de quebrar las reglas,
no lo he conseguido y he sido testigo de cómo
resbalaba entre mis dedos. Tan solo he podido rozar
el sosiego de aquel riachuelo en calma,
olvidando las mareas, las olas batiendo con furia,
pues hasta el agua sabe perder magistralmente su paz.
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