1.SEÑOR, HASTA LOS DEMONIOS SE NOS SOMETEN EN TU NOMBRE
“Al volver los setenta y dos de su misión, dijeron a Jesús llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre". Él les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Al regresar esos setenta y dos que había enviado Jesús, no pudieron disimular la alegría de su corazón, su misión apostólica era un éxito, pero estos se alegraban más porque habían hecho milagros, que por haber sido destinados a cumplir una labor evangélica. Lo bueno habría sido que se alegraran por aquellos que se hubieran convertido. Es así, como el Señor reprendió admirablemente el orgullo en el corazón de sus discípulos, recordándoles la perdición del maestro de la soberbia, para que en el autor de la soberbia aprendiesen lo que debían temer de ese vicio. Entonces les dice: "Veía a Satanás que caía del cielo como un rayo", esto es, desde la virtud más perfecta, hasta la debilidad más extrema.
Antes de la venida del Salvador, el Demonio o Satanás había sometido a todo el mundo a su dominio, así es como era adorado. Pero desde que el Divino Verbo bajó del cielo, cayó como un rayo, porque es pisoteado por los que adoran a Jesús.
2.PODER PARA CAMINAR SOBRE SERPIENTES Y ESCORPIONES
Jesús les dice a sus discípulos, que les ha dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo y que por esto nada podrá dañarlos.
Hemos de observar que hay una diferencia entre las serpientes y los escorpiones, mientras las primeras atacan y dañan con la boca, los escorpiones los hacen con la cola, esto es, las serpientes atacan abiertamente, del mismo modo como los malvados lo hacen en los homicidios y los escorpiones lo hacen acechando a escondidas, como sucede con los vicios espirituales.
3.SIN EMBARGO NO SE ALEGREN DE QUE LOS ESPÍRITUS SE LES SOMETAN
Los discípulos regresaron llenos de alegría, ellos evangelizaron y predicaron la Buena Noticia de la salvación, por ese motivo el regocijo colmo sus corazones, esto nos parece legitimo, pues es el mensaje del Señor lo que se sale a predicar, sin embargo la alegría de estos setenta y dos, era mas bien vanidosa, pues se alegraban de haber sido elevados hasta hacerse temibles a los demonios y a los hombres.
Jesús, quien ve el corazón de sus discípulos, se da cuenta de esto, por eso Jesús dice: sin embargo no se alegren de que los espíritus se les sometan; Arrojar los espíritus, así como obrar otros prodigios, no siempre es por el mérito del que obra, sino que por la invocación del nombre de Jesucristo. Porque todo lo que hicieron los discípulos, fue por el poder de invocar su nombre. "En tu nombre se alegrarán todo el día?" (Sal 88,17).
4.EN AQUEL MOMENTO JESÚS SE ESTREMECIÓ DE GOZO, MOVIDO POR EL ESPÍRITU SANTO
En este caso Jesús quiere ahora elevarlos a un gozo mayor, por esta razón ahora le dice a sus discípulos que deben alegrarse más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo. En efecto la alegría debe abundar más por ir al cielo que por humillar al demonio. El diablo cae de lo alto, pero los hombres, viviendo abajo, son inscritos arriba en el cielo.
Sin embargo, el maestro también ve el lado bueno de la labor de sus discípulos, y el evangelista no relata que “En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo. Así como un buen padre se alegra de ver bien dirigidos a sus hijos, así se regocija Jesucristo porque los apóstoles se han hecho dignos de tantos bienes.
5.TE ALABO, PADRE, SEÑOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA
Jesús vio la ganancia de muchos, es decir la sumisión de numerosos a la fe por la operación del Espíritu que había dado a los santos apóstoles. Por eso dice el Evangelio que Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, esto es, en los efectos que provienen del Espíritu Santo. Como amante en extremo de los hombres, el Señor considera también como motivo de alegría la conversión de los pecadores, y de ella da gracias diciendo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo mantenido ocultas estas cosas a los sabios y prudentes, las has revelado a los pequeños.
Cuado menciona a los sabios, esta refiriéndose a los fariseos y a los escribas que eran los intérpretes de la ley, cuando habla de los prudentes, son aquellos que eran instruidos por los escribas. Así sabio se llama al que enseña y prudente al que aprende. El Señor llama pequeños o párvulos a sus discípulos, porque los eligió, no de entre los doctores de la ley, sino de entre la gente del pueblo y los pescadores; los cuales se llaman párvulos, pequeños o niños, porque no son hombres que tiene en su intención el hacer daño.
6.TODO ME HA SIDO DADO POR MI PADRE
Reza Jesucristo, Sí, Padre, porque así lo has querido. “Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar". Solamente el Padre puede entender y manifestar la profundidad del misterio de Jesús, y el ha querido abrir este secreto a los humildes (1 Cor 1,26). Jesús es el único que puede conocer al padre y solo el padre puede conocerlo a El. Jesús se coloca en una comunión con el Padre totalmente única.
El Hijo vino para dar a conocer al Padre, para esto El nos pide sencillez, humildad en el corazón, estar vacíos y despojados de nosotros mismos. El ha querido abrir este secreto a los humildes.
7.PARA QUE EL CONOCIMIENTO DEL PADRE SEA EN NUESTRAS VIDA ALGO CADA VEZ MÁS
Alabado sea Jesucristo, Bendito sea por siempre el Señor, porque nos eligió a pesar de nuestra miseria espiritual, para darnos a conocer al Padre, entonces esta dignidad que nos regalo, nos debe hacer permanecer en humildad, a fin de continuar siendo dignos del Señor Jesús y nos siga amorosamente mostrando al Padre.
Que esto sea un gran estimulo, para que el conocimiento del Padre sea en nuestras vida algo cada vez más intenso. No dejemos por ningún motivo de orar y por eso todos los días de nuestras vidas, no olvidemos de dar las gracias, por toda la gran bondad y misericordia de Dios.
EL PADRE SE MANIFIESTA PRECISAMENTE A TRAVÉS DE LA FE DE ESTOS PEQUEÑOS
El himno de júbilo nos introduce en el misterio inefable de la vida divina de la que Jesús nos ha hecho partícipes. No es imposible reconocernos en los discípulos que regresan de una misión cuyos resultados son de difícil evaluación: por una parte, deben poner su fracaso en personas de las que hubieran podido esperar mucho; por otra, en cambio, pueden señalar la sorprendente acogida que brindan al Evangelio aquellos que parecían irremediablemente alejados. De ahí que sea necesario volver a escuchar a Jesús mientras da gracias al Padre y muestra su júbilo en el Espíritu por sus inescrutables designios, que revelan el misterio del Reino a los últimos, a los humildes, «a los sencillos», y lo cierran, sin embargo, «a los sabios», a los soberbios, a los que cuentan con su propia pretensión de justicia.
El Padre se manifiesta precisamente a través de la fe de estos pequeños, de esos que, aun pareciendo desfavorecidos desde el punto de vista humano, acogen con gratitud y humildad la predicación de la Iglesia. Sólo ésos son introducidos por Jesús en su conocimiento del verdadero rostro de Dios, que brota de la íntima familiaridad que le une al Padre: «Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre, y quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». No se trata de una familiaridad impuesta, sino de una familiaridad a la que invita a sus amigos, de modo persuasivo, con la promesa de una bienaventuranza incomparable. La comunidad cristiana asume también, a través de esta experiencia de la participación en la vida divina, un rostro familiar: el de una madre que colma de ternura a sus hijos e hijas y los educa con amorosa paciencia. «Valor, hijos míos, clamad a Dios, pues el mismo que os mandó esto se acordará de vosotros».
"Les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo".
(Mt 21, 33-43)
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1.MI AMADO (DIOS) TENÍA UNA VIÑA
Jesús, nuevamente no habla a través de una parábola, esta es toda una alegoría, con un carácter muy didáctico y moralizante. Parábola común al Antiguo y al Nuevo Testamento, en la cual Isaías y luego Jesús usaron para referirse del amor de Dios a su pueblo (Israel) y de la ingratitud de éste.
Voy a cantar, en nombre de mi amado, una canción a su viña. Mi amado tenía una viña en una ladera fértil. Removió la tierra, quitó las piedras y plantó en ella vides selectas; edificó en medio una torre y excavó un lagar. (Is 5-1).
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje. (Mt 21, 33)
2.EL ESPERABA QUE SU VIÑA DIERA BUENOS FRUTOS, (BUENAS UVAS)
Como todo dueño de una Viña, supone que tendrá una buena vendimia, con excelentes frutos, así lo relata Isaías: “El esperaba que su viña diera buenas uvas”, sin embargo: “la viña dio uvas agrias”. Y se lamenta el Señor: “¿Por qué cuando yo esperaba que diera uvas buenas, las dio agrias?”, por cuanto Dios reprende a su pueblo: “Ahora voy a darles a conocer lo que haré con mi viña; le quitaré su cerca y será destrozada.” ¿Porque? , Isaías lo relata: “la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación preferida.
El Señor esperaba de ellos, (Israel) que obraran rectamente y ellos, en cambio, cometieron iniquidades; él esperaba justicia y sólo se oyen reclamaciones. Es decir Dios al calificar la viña infructuosa, Israel se está atribuyendo a sí mismo su falta de gratitud y buen provecho, pues recordemos que El los liberó de la esclavitud, los ganó de una tierra improductiva y los trasplantó a una tierra fértil, los protegió de los enemigos, sin embargo ellos no supieron agradecer y responder a quien les regalo siempre amor.
3.“UN HOMBRE POSEÍA UNA TIERRA Y ALLÍ PLANTÓ UNA VIÑA”
El relato del Evangelio, reanuda la alegoría de Isaías, y también nos enseña los grandes beneficios que el amado hace por su pueblo de Israel.
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "Escuchen otra parábola”, luego mas adelante dice el evangelio, “Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos”. “Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña”. La descripción de la viña es costumbrista, era algo común en Galilea, que ciertos dueños arrendasen sus tierras y ellos se marchasen a vivir a tierras lejanas
En esta parábola, el dueño de la viña es Dios, la viña es Israel, así es como una de las expresiones más características para simbolizar a Israel desde Isaías, era la viña. En el templo herodiano de Jerusalén, una gran vid de oro macizo y de proporciones colosales, colocada encima de la entrada del santuario, significaba a Israel. Los elementos descriptivos de la viña no tienen valor independiente: es sólo el cuadro y el esmero con que Dios la puso.
4.LOS SIERVOS QUE ENVÍAN A SU VIÑA PARA RECOGER LOS FRUTOS DE ESTA VIÑA SON LOS PROFETAS.
Los viñadores a quienes se arrienda es Israel, destacándose a los dirigentes espirituales, que son los principales “cultivadores” espirituales de la misma. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Los siervos que envían a su viña para recoger los frutos de aquella etapa y acelerar la fructificación de esta viña son los profetas. Basta recordar a Elías injuriado por Jezabel; Isaías, según la tradición judía, fue aserrado; Jeremías, lapidado en Egipto; Miqueas, aprisionado por Acab; Zacarías, apedreado por orden del rey Joás; el Bautista, decapitado por orden de Antipas; Jesucristo y los apóstoles, perseguidos y martirizados.
El dueño que, después de arrendar la viña, marchó a otro país por mucho tiempo, como se trata de Dios, es una ficción literaria para dar lugar al desarrollo histórico de la alegoría. Los viñadores maltratadores y homicidas es la conducta de Israel con los profetas y enviados de Dios para ver el estado de Israel en que aparecen y fructificarlo en santidad: que diese fruto.
5.FINALMENTE, LES ENVIÓ A SU PROPIO HIJO, PENSANDO: "RESPETARÁN A MI HIJO".
El fruto que van a buscar y alentar es el progresivo fructificación religioso y moral de Israel para irse así preparando a recibir al Mesías. La actitud del dueño que envía, sucesivamente, nuevos mensajeros para ver el rendimiento de su viña es la paciencia de Dios, atenta al desenvolvimiento del plan de su providencia. La conducta deliberativa del dueño en enviar a su “hijo” está expresada antropomórficamente, es decir por la tendencia a atribuir rasgos y cualidades humanas a las divinidades. Es una forma de reconocer que es el “heredero” de la viña, es decir, de las promesas mesiánicas. Su hijo se lo envía “por último”. Se indica veladamente, máxime a la hora de la redacción, que, si es Hijo, es de la misma naturaleza divina de su Padre.
Dice el Evangelio: “Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Éste es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.”
Los viñadores, las autoridades judías y la parte del pueblo seducido acuerdan matarlo. Es el propósito de su muerte. “Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.” Se refiere aquí a Jerusalén. Cristo “padeció” su muerte fuera de la puerta de la ciudad. El Calvario, en los días de Cristo, estaba fuera de los muros de Jerusalén, ya que este muro fue edificado por Agripa I.
6.“POR ESO LES DIGO QUE EL REINO DE DIOS LES SERÁ QUITADO A USTEDES, PARA SER ENTREGADO A UN PUEBLO QUE LE HARÁ PRODUCIR SUS FRUTOS".
El castigo que se anuncia a los viñadores, al Israel de esta época histórica, es doble: “Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos". Este anuncio profético de Cristo tuvo un cumplimiento histórico trágico: castigo a Palestina por Vespasiano, que culminó con la destrucción de Jerusalén el año 70 por Tito. El Israel étnico terminó como transmisor de la revelación y de las promesas mesiánicas y pasó al “Israel de Dios” (Gal 6:16), la Iglesia.
Dios el propietario, la viña el pueblo elegido de Israel, los siervos los profetas, el hijo el mismo Jesús, muerto fuera de las murallas de Jerusalén, los viñadores los homicidas, los judíos los infieles y a quienes se les confiara la viña, el nuevo pueblo que le hará producir sus frutos. Los frutos que exige el Señor en esta nueva viña, son las buenas obras, la justicia, el amor al prójimo, la caridad y el camino hacia la santidad de la vida.
7.EL SEÑORHOY CUIDA A SU PUEBLO CRISTIANO CON GRAN CARIÑO Y SOLICITUD.
¿Qué más se podía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho?, dice dolidamente el dueño de la viña. (Is 5-1). Es el grito dolido del corazón de Dios, dueño de la viña, que ha cuidado a su Pueblo Israel, sin embargo como consecuencia de la ingratitud de estos, fuero sustituido por otros pueblos, así como la sinagoga por la Iglesia. Es así, como hoy el Señorcuida a su pueblo cristiano con gran cariño y solicitud.
Pero tenemos algunas interrogantes, ¿este pueblo cristiano de los nuevos tiempos, guarda mas fidelidad que el antiguo de Israel, al que se refiere el profeta Isaías y el Evangelio de San Mateo? Y por lo que ya conocemos y vemos a diario, son tan vigentes hoy las alegorías de Isaías como la de nuestro señor Jesucristo,porque el Señor espera que nuestra Iglesia, que el pueblo cristiano no de frutos agrios, sino que buenos frutos, responsabilidad que nos cabe a todos por igual.
8.“EL QUE PERMANECE EN MÍ, Y YO EN ÉL, DA MUCHO FRUTO” (Jn 15, 1-8
Dice el Señor Jesús: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador (Jn 15, 1) Aquí San Juan presenta a Jesús como la verdadera vid y el tema central es la necesidad de estar unidos a Jesús “Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes” y añade el Señor “Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Y también Jesús nos dice: “El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto”. Jesús nos da la clave para dar buenos frutos, y es permanecer unidos a El, esta unión es con el recurso de la oración. La formulación que hace es universal: se nos dará cualquier cosa que pidamos, si le pedimos algo conforme a su voluntad, El nos oye. Pues es oración que se hace permaneciendo unidos a Jesús, y, movidos por su savia, nada se pediría que no convenga, “Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré”,(Jn 14:13). Como dice San Pablo: No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. (Flp 4, 6)
9.LOS FRUTOS QUE ESPERA DIOS DE NOSOTROS
El fruto que Dios espera de nosotros, es la santidad de una vida fiel a los mandamientos, especialmente en el amor. Nosotros, principalmente por el bautismo, estamos injertados a Jesús, somos sus sarmientos, de El Tomamos la savia, que es la vida divina, la gracia santificante. Pero tal como crece el sarmiento, ese crecimiento lo debemos hacer en Jesús, por medio de la santidad. Crecer en Jesús, es permanecer en El, es tener vida intima con El, cobrando conciencia de que El Vive en nosotros y nosotros en El. Permanecer y estar unidos a Jesús, es pensar y amar como El, hacer una vida agradable a Dios. El discípulo de Jesús, cuando es verdadero, Glorifica al Padre. “La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos”. (Jn 15,8)
“Úneme a ti, Dios mío, Viña santa y sagrada, y mi débil sarmiento dará su fruto bueno, y yo podré ofrecerte un racimo dorado, ¡OH Señor, desde hoy!. Es de amor el racimo, sus granos son las almas, para formarlo un día tengo, que huye veloz. ¡OH, dame, Jesús mío, el fuego de un apóstolnada más que por hoy! (Mi canto de hoy, Santa Teresita de Lisieux)
Y cantamos con alegría como el Salmista: “Señor, Dios, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. Restablécenos, Señor, Dios de los ejércitos, míranos con bondad y estaremos a salvo.” (Salmo 79),
"Les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo".
(Mt 21, 33-43)
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1.MI AMADO (DIOS) TENÍA UNA VIÑA
Jesús, nuevamente no habla a través de una parábola, esta es toda una alegoría, con un carácter muy didáctico y moralizante. Parábola común al Antiguo y al Nuevo Testamento, en la cual Isaías y luego Jesús usaron para referirse del amor de Dios a su pueblo (Israel) y de la ingratitud de éste.
Voy a cantar, en nombre de mi amado, una canción a su viña. Mi amado tenía una viña en una ladera fértil. Removió la tierra, quitó las piedras y plantó en ella vides selectas; edificó en medio una torre y excavó un lagar. (Is 5-1).
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje. (Mt 21, 33)
2.EL ESPERABA QUE SU VIÑA DIERA BUENOS FRUTOS, (BUENAS UVAS)
Como todo dueño de una Viña, supone que tendrá una buena vendimia, con excelentes frutos, así lo relata Isaías: “El esperaba que su viña diera buenas uvas”, sin embargo: “la viña dio uvas agrias”. Y se lamenta el Señor: “¿Por qué cuando yo esperaba que diera uvas buenas, las dio agrias?”, por cuanto Dios reprende a su pueblo: “Ahora voy a darles a conocer lo que haré con mi viña; le quitaré su cerca y será destrozada.” ¿Porque? , Isaías lo relata: “la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación preferida.
El Señor esperaba de ellos, (Israel) que obraran rectamente y ellos, en cambio, cometieron iniquidades; él esperaba justicia y sólo se oyen reclamaciones. Es decir Dios al calificar la viña infructuosa, Israel se está atribuyendo a sí mismo su falta de gratitud y buen provecho, pues recordemos que El los liberó de la esclavitud, los ganó de una tierra improductiva y los trasplantó a una tierra fértil, los protegió de los enemigos, sin embargo ellos no supieron agradecer y responder a quien les regalo siempre amor.
3.“UN HOMBRE POSEÍA UNA TIERRA Y ALLÍ PLANTÓ UNA VIÑA”
El relato del Evangelio, reanuda la alegoría de Isaías, y también nos enseña los grandes beneficios que el amado hace por su pueblo de Israel.
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "Escuchen otra parábola”, luego mas adelante dice el evangelio, “Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos”. “Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña”. La descripción de la viña es costumbrista, era algo común en Galilea, que ciertos dueños arrendasen sus tierras y ellos se marchasen a vivir a tierras lejanas
En esta parábola, el dueño de la viña es Dios, la viña es Israel, así es como una de las expresiones más características para simbolizar a Israel desde Isaías, era la viña. En el templo herodiano de Jerusalén, una gran vid de oro macizo y de proporciones colosales, colocada encima de la entrada del santuario, significaba a Israel. Los elementos descriptivos de la viña no tienen valor independiente: es sólo el cuadro y el esmero con que Dios la puso.
4.LOS SIERVOS QUE ENVÍAN A SU VIÑA PARA RECOGER LOS FRUTOS DE ESTA VIÑA SON LOS PROFETAS.
Los viñadores a quienes se arrienda es Israel, destacándose a los dirigentes espirituales, que son los principales “cultivadores” espirituales de la misma. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Los siervos que envían a su viña para recoger los frutos de aquella etapa y acelerar la fructificación de esta viña son los profetas. Basta recordar a Elías injuriado por Jezabel; Isaías, según la tradición judía, fue aserrado; Jeremías, lapidado en Egipto; Miqueas, aprisionado por Acab; Zacarías, apedreado por orden del rey Joás; el Bautista, decapitado por orden de Antipas; Jesucristo y los apóstoles, perseguidos y martirizados.
El dueño que, después de arrendar la viña, marchó a otro país por mucho tiempo, como se trata de Dios, es una ficción literaria para dar lugar al desarrollo histórico de la alegoría. Los viñadores maltratadores y homicidas es la conducta de Israel con los profetas y enviados de Dios para ver el estado de Israel en que aparecen y fructificarlo en santidad: que diese fruto.
5.FINALMENTE, LES ENVIÓ A SU PROPIO HIJO, PENSANDO: "RESPETARÁN A MI HIJO".
El fruto que van a buscar y alentar es el progresivo fructificación religioso y moral de Israel para irse así preparando a recibir al Mesías. La actitud del dueño que envía, sucesivamente, nuevos mensajeros para ver el rendimiento de su viña es la paciencia de Dios, atenta al desenvolvimiento del plan de su providencia. La conducta deliberativa del dueño en enviar a su “hijo” está expresada antropomórficamente, es decir por la tendencia a atribuir rasgos y cualidades humanas a las divinidades. Es una forma de reconocer que es el “heredero” de la viña, es decir, de las promesas mesiánicas. Su hijo se lo envía “por último”. Se indica veladamente, máxime a la hora de la redacción, que, si es Hijo, es de la misma naturaleza divina de su Padre.
Dice el Evangelio: “Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Éste es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.”
Los viñadores, las autoridades judías y la parte del pueblo seducido acuerdan matarlo. Es el propósito de su muerte. “Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.” Se refiere aquí a Jerusalén. Cristo “padeció” su muerte fuera de la puerta de la ciudad. El Calvario, en los días de Cristo, estaba fuera de los muros de Jerusalén, ya que este muro fue edificado por Agripa I.
6.“POR ESO LES DIGO QUE EL REINO DE DIOS LES SERÁ QUITADO A USTEDES, PARA SER ENTREGADO A UN PUEBLO QUE LE HARÁ PRODUCIR SUS FRUTOS".
El castigo que se anuncia a los viñadores, al Israel de esta época histórica, es doble: “Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos". Este anuncio profético de Cristo tuvo un cumplimiento histórico trágico: castigo a Palestina por Vespasiano, que culminó con la destrucción de Jerusalén el año 70 por Tito. El Israel étnico terminó como transmisor de la revelación y de las promesas mesiánicas y pasó al “Israel de Dios” (Gal 6:16), la Iglesia.
Dios el propietario, la viña el pueblo elegido de Israel, los siervos los profetas, el hijo el mismo Jesús, muerto fuera de las murallas de Jerusalén, los viñadores los homicidas, los judíos los infieles y a quienes se les confiara la viña, el nuevo pueblo que le hará producir sus frutos. Los frutos que exige el Señor en esta nueva viña, son las buenas obras, la justicia, el amor al prójimo, la caridad y el camino hacia la santidad de la vida.
7.EL SEÑORHOY CUIDA A SU PUEBLO CRISTIANO CON GRAN CARIÑO Y SOLICITUD.
¿Qué más se podía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho?, dice dolidamente el dueño de la viña. (Is 5-1). Es el grito dolido del corazón de Dios, dueño de la viña, que ha cuidado a su Pueblo Israel, sin embargo como consecuencia de la ingratitud de estos, fuero sustituido por otros pueblos, así como la sinagoga por la Iglesia. Es así, como hoy el Señorcuida a su pueblo cristiano con gran cariño y solicitud.
Pero tenemos algunas interrogantes, ¿este pueblo cristiano de los nuevos tiempos, guarda mas fidelidad que el antiguo de Israel, al que se refiere el profeta Isaías y el Evangelio de San Mateo? Y por lo que ya conocemos y vemos a diario, son tan vigentes hoy las alegorías de Isaías como la de nuestro señor Jesucristo,porque el Señor espera que nuestra Iglesia, que el pueblo cristiano no de frutos agrios, sino que buenos frutos, responsabilidad que nos cabe a todos por igual.
8.“EL QUE PERMANECE EN MÍ, Y YO EN ÉL, DA MUCHO FRUTO” (Jn 15, 1-8
Dice el Señor Jesús: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador (Jn 15, 1) Aquí San Juan presenta a Jesús como la verdadera vid y el tema central es la necesidad de estar unidos a Jesús “Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes” y añade el Señor “Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Y también Jesús nos dice: “El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto”. Jesús nos da la clave para dar buenos frutos, y es permanecer unidos a El, esta unión es con el recurso de la oración. La formulación que hace es universal: se nos dará cualquier cosa que pidamos, si le pedimos algo conforme a su voluntad, El nos oye. Pues es oración que se hace permaneciendo unidos a Jesús, y, movidos por su savia, nada se pediría que no convenga, “Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré”,(Jn 14:13). Como dice San Pablo: No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. (Flp 4, 6)
9.LOS FRUTOS QUE ESPERA DIOS DE NOSOTROS
El fruto que Dios espera de nosotros, es la santidad de una vida fiel a los mandamientos, especialmente en el amor. Nosotros, principalmente por el bautismo, estamos injertados a Jesús, somos sus sarmientos, de El Tomamos la savia, que es la vida divina, la gracia santificante. Pero tal como crece el sarmiento, ese crecimiento lo debemos hacer en Jesús, por medio de la santidad. Crecer en Jesús, es permanecer en El, es tener vida intima con El, cobrando conciencia de que El Vive en nosotros y nosotros en El. Permanecer y estar unidos a Jesús, es pensar y amar como El, hacer una vida agradable a Dios. El discípulo de Jesús, cuando es verdadero, Glorifica al Padre. “La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos”. (Jn 15,8)
“Úneme a ti, Dios mío, Viña santa y sagrada, y mi débil sarmiento dará su fruto bueno, y yo podré ofrecerte un racimo dorado, ¡OH Señor, desde hoy!. Es de amor el racimo, sus granos son las almas, para formarlo un día tengo, que huye veloz. ¡OH, dame, Jesús mío, el fuego de un apóstolnada más que por hoy! (Mi canto de hoy, Santa Teresita de Lisieux)
Y cantamos con alegría como el Salmista: “Señor, Dios, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. Restablécenos, Señor, Dios de los ejércitos, míranos con bondad y estaremos a salvo.” (Salmo 79),
SEGUIR EL CAMINO DEL EVANGELIO DE JESÚS SUPONE UNA ADHESIÓN PLENA
También yo estoy llamado a vigilar para que mi fidelidad al Evangelio sea total. Si quiero agradar a Dios, es preciso que sea siervo alegre del evangelio y, precisamente por eso, libre de amar. Esta es mi verdadera libertad, una libertad que está en plena consonancia con el Evangelio. «El buen samaritano se hace prójimo a pesar de la distancia étnica, social y hasta religiosa. No pide contrapartidas» (C. M. Martini). No se protege en pseudoseguridades o miedos, ni en integrismos para lanzar flechas de juicios puntiagudos sobre quienes no piensan lo mismo.
Seguir el camino del Evangelio de Jesús supone una adhesión plena y, por consiguiente, no sólo mental, sino del corazón y de la vida. Es dentro de mi vida diaria donde Jesús -el buen samaritano por excelencia, que se hizo tan prójimo que me entregó su vida en la cruz- me pide que me convierta. Desde la indiferencia del sacerdote y del levita estoy llamado a «hacerme prójimo» con un corazón atento y cálido. Desde la intolerancia del legista que también anida en mí he de pasar a la mansedumbre, a la escucha, al diálogo. De su dureza de corazón he de convertirme «preocupándome» por quienes están a mi lado, especialmente por los que sufren.
Hacerme prójimo en la familia, en el trabajo, en la parroquia o en el movimiento eclesial significa en la práctica revestirme por dentro de paciencia, de benevolencia, de empatía y simpatía; significa hacer desaparecer las muy posibles sombras de envidia y de celos y deseos de conseguir aprobaciones. Hacerse prójimo significa anegar en el mar de la misericordia de Dios resentimientos, amarguras e intereses recónditos. Hacerme prójimo supone, a fin de cuentas, estar revestido por completo de su amor, que, en el orden concreto, se convierte en disponibilidad para ocuparse, para hacerse cargo del otro.
EL Pueblo al cual se refiere es Betania, en la ladera oriental del monte de los Olivos, a unos 3 Km . de Jerusalén, cerca del camino de Jericó. Era donde residían Lázaro, Marta y María. El tono del relato, la coincidencia de nombres y la familiaridad que estas mujeres tienen con Jesús, hace ver que son las hermanas de Lázaro y que se hospedó en Betania. Quien recibe a Jesús, es Marta, ella esta en su casa. Esto nos señala, según las costumbres orientales, que, estando ausente Lázaro, Marta es la mayor y ama de casa. Marta es una mujer que conoce la caridad, como toda persona que recibe a alguien en su casa, mayor cariño si es Jesús, ella da techo, agua y de comer, más aún sale a su encuentro con fervor.
2.EL DESEO DE MARÍA DE OÍR A JESÚS
Y Marta tenía una hermana, que se llamaba María, que sentándose junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra. El evangelista pudo haber dicho solamente sentada, pero precisó junto a los pies, para graficar con palabras la ternura de la conversación, el deseo de María de oír a Jesús y el respeto que tenia por Jesús, como la humildad para escucharlo. Además el relatar que “sentada a los pies del Señor,” señala la actitud de los discípulos ante el Maestro, para escuchar “su palabra”, el Evangelio.
3.“TE INQUIETAS Y TE AGITAS POR MUCHAS COSAS”
Marta, en cambio, como superior en la casa, quiere atender con todo el esmero, como era la costumbre, al Señor, de ahí toda la ocupación doméstica. Habiendo mucho que hacer para atender al Señor y con la familiaridad que supone la pregunta, se queja de que María no la ayude en la preparación de algunos quehaceres, quizá de la comida y le pide que la fuerce a ayudarla. La respuesta de Jesús tiene con ella el mismo tono de familiaridad al repetir su nombre dos veces: “Marta, Marta”, Pero le da la gran lección: “te inquietas y te agitas por muchas cosas”, y luego Jesús le dice: “sin embargo, una sola cosa es necesaria”. Tres lecturas hay de este relato, pero sólo dos son críticamente admisibles, y en nada cambian el sentido. María eligió la mejor parte, que no le será quitada.
4.ES MÁS IMPORTANTE ATENDER A LA LECCIÓN Y VIDA DEL REINO
La enseñanza que de aquí se desprende es, no que no se pueda atender a los enseres del hogar, que también Dios los puso, sino que, con el pretexto de estas palabras de Marta, Jesús nos enseña que es más importante atender a la lección y vida del Reino que no el derramarse en excesivos quehaceres que nos pueden apartar de él. Es lo mismo que dijo con otras expresiones: “Buscad primero el Reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura” (Mt 6:33). Pero no es directamente la enseñanza de la vida contemplativa sobre la activa, sino la necesidad de que los trabajos secundarios o importantes no impidan el atender a la doctrina del Reino, al Evangelio, que es la “palabra” que el Señor dirigía a María de Betania. “Escuchaba su palabra”, Para que sepamos que cuando vayamos a casa de alguien sepamos lo que debemos hablar, del amor de Dios, como lo hacia el Señor.
5.EL SEÑOR DISTINGUE LAS OCUPACIONES, NO LAS REPRENDE
Es así como Marta quiere estadía agradable para el Señor y prepara de comer y atiende la casa, mientras ella trabaja, su hermana María escucha y medita, esta absorta oyendo las dulces palabras del Señor. Marta se preocupa del alimento corporal, María del alimento espiritual. El Señor distingue las ocupaciones, no las reprende, María, eligió la mejor parte, pero Marta no eligió la mala, pero la de María es la mejor porque no le será quitada, esa es la diferencia, porque la palabra del Señor es alimento de vida eterna, en cambio la de Marta es solo alimento temporal. En la vida real, podemos pensar que la Iglesia es como Marta, que recibe de corazón a Jesús, y su hermana María es también como es la Iglesia , que Goza del la sabiduría del Señor. También podemos comparar las distintas formas de servir al Señor, algunos lo hacen de manera activa, otros contemplativas. La actividad de Marta es en este caso, como cuando la Iglesia se preocupa de muchas cosas buenas, pero la necesaria es una sola, preocuparse del Señor.
HASTA QUÉ PUNTO, POR EJEMPLO, GOZA DE PRIORIDAD EL MANDAMIENTO NUEVO EN MIS DECISIONES?
Para comprender la misericordia sin límites de Dios, para entrar en su compasión, es preciso frecuentar a Dios y su Palabra. Si Jonás hubiera escuchado más a Dios que al ambiente que le rodeaba, si se hubiera preocupado más de la voluntad de Dios que de las opiniones que estaba respirando, habría seguido el corazón de Dios, su voluntad de misericordia y de salvación, mas que el deseo difuso de venganza y de destrucción. Pero es preciso dejarse desestructurar hasta el fondo por la Palabra: un contacto superficial con la Palabra nos permite reestructurarla según nuestros gustos y nuestra mentalidad. Es menester un contacto de discípulo, un contacto desarmado y devoto, una disposición a rendirse a la Palabra más que a domesticarla.
Del mismo modo que Jonás se «afana» por encontrar sus soluciones, también hay quien se afana por encontrar muchas soluciones cuando Jesús no es acogido como huésped y Señor de la propia interioridad. Se corre entonces el riesgo de colorear de espíritu cristiano las soluciones de la cultura o de la mentalidad dominante, con la convicción de que Jesús habita con nosotros. Se corre así el riesgo de convertir a Jesús en un instrumento, asignándole la tarea de refrendar las decisiones tomadas en su nombre, que en realidad están tomadas bajo el influjo de intereses, orientaciones y opciones de sello mundano.
¿Y si, en vez de mirar el espíritu del tiempo y sus gustos, perdiéramos un poco más de tiempo en escuchar de verdad al Señor? ¿Hasta qué punto, por ejemplo, goza de prioridad el mandamiento nuevo en mis decisiones? ¿Hasta dónde llega mi convicción de que uno de los medios más seguros de evangelización es la práctica del mandamiento nuevo con todos, en virtud del cual el amor gratuito y desinteresado representa el puente más seguro hacia el otro? Y eso no porque los frutos se muestren abundantes de inmediato, sino porque ésa es la voluntad del Señor...
En la Iglesia de los orígenes, y durante mucho tiempo, la oración de Jesús fue el camino para aprender a orar, y también la mejor síntesis de la causa por la cual Jesús vivió y dio la vida. Llamar a Dios Papá Bueno, rogar que llegue ya su Reino, pedir por el pan y el perdón y comprometerse a realizar su proyecto fue, y debiera ser, la señal de los cristianos.
2.LOS EVANGELIOS NOS PRESENTAN LA ORACIÓN DEL PADRENUESTRO EN DOS VERSIONES.
En el evangelio de Mateo, encontramos el Padrenuestro en el capítulo 6, formando parte del Sermón de la Montaña (capítulos 5 al 7), y más específicamente, dentro de una serie de enseñanzas sobre la oración. En el capítulo 6, Mateo reúne varias enseñanzas de Jesús sobre los tres pilares de la piedad de los judíos: la limosna, la oración y el ayuno. En las palabras dedicadas a la oración se encuentra el Padrenuestro. Jesús comienza exhortando a no aparentar en la oración. Convoca a orar en secreto, lejos de la vista de los demás, pero cerca de los ojos de Dios. Los fariseos acostumbraban a orar en público para que la gente los viera y reconociera su fervor. Jesús critica esta disposición a exhibir la oración (Mt. 6, 5-6). Es una práctica vacía de sentido. También enseña a no excederse en palabras. Lo importante es confiarse en las manos de Dios (Mt. 6, 7-8). A continuación enseña el Padrenuestro, como modelo de oración (Mt. 6, 9-13), y termina alentando a vivir el perdón sincero a los demás. "El perdón -la disposición propia para perdonar y la súplica de perdón cuando es uno mismo quien ha cometido una ofensa- es la condición previa por excelencia para la oración por parte de los discípulos de Jesús." (Teología del Nuevo Testamento, J. Jeremías, Pág. 227, Ed. Sígueme).
3.JESÚS REZA Y ENSEÑA EL PADRENUESTRO PORQUE PRIMERO LO VIVE Y LO PRACTICA.
En el evangelio de Lucas, el Padrenuestro también se encuentra enmarcado en una catequesis sobre la oración. Las enseñanzas se agrupan en tres temas: el Padrenuestro (Lc. 11, 1-4), la confianza y seguridad de que Dios escucha siempre (Lc. 11, 5-8) y la eficacia de la oración al Padre (Lc. 11, 9-13).
En Lucas, los discípulos reconocen en la práctica de Jesús una nueva forma de orar, que les impresiona y quieren imitar. Un día, al finalizar su oración, uno de ellos le pide que les enseñe a orar. La comparación con Juan el Bautista y sus discípulos es importante. Era común que cada maestro transmitiese a su grupo de seguidores una oración que los uniera, una especie de credo que los identificase. Los discípulos le reclaman al Señor que él también les enseñe una oración que los reúna, que los congregue como comunidad que intenta vivir como él. El Padrenuestro es una síntesis del mensaje de Jesús, un resumen de sus motivaciones más profundas. Es importante descubrir que Jesús, cuando quiere transmitir lo medular de su predicación y su vida, no utiliza un discurso doctrinal, sino una breve oración que reúne lo más importante del sentido de su vida. Jesús reza y enseña el Padrenuestro porque primero lo vive y lo practica.
4.HABÍA QUE ENSEÑARLES A ORAR.
Ambos evangelistas sitúan el Padrenuestro en un contexto de enseñanzas sobre la oración, pero sus destinatarios son diferentes. Conocemos que Mateo escribió para una comunidad cristiana de origen judío. Son personas que han aprendido a orar, dentro de la tradición judía, pero deben estar atentos para que su oración no se desvirtúe. De ahí el contexto de duro ataque a la forma de orar de los fariseos. No olvidemos también que por la época que Mateo escribe existe ya una franca separación entre los cristianos y los judíos. Lucas escribe para una comunidad de cristianos helenistas o de origen griego. Son paganos, provenientes de un mundo donde la oración se hallaba en crisis y declinación. Había que enseñarles a orar.
Es importante observar que en ambas comunidades de los orígenes cristianos, el Padrenuestro formaba parte esencial de la enseñanza de la oración. Este lugar privilegiado también lo encontramos en la Didajé (Catequesis de enseñanza cristiana destinada a los catecúmenos, del siglo I d.C.), en donde, tras enseñar la doctrina de los dos caminos y el bautismo, seguía una instrucción sobre el ayuno y el padrenuestro.
5.ALGUNAS DIFERENCIAS EN EL TEXTO DE LA ORACIÓN
Los textos evangélicos, que reflejan la vida de las comunidades que les dieron origen, nos transmiten que se enseña a orar con el Padrenuestro.
Los evangelistas recogen algunas diferencias en el texto de la oración. Lucas incluye cinco peticiones, y Mateo, en una versión más larga, siete. La pregunta de rigor ¿Cuál de las dos versiones es más antigua (o refleja mejor el pensamiento de Jesús) es compleja de contestar? Teniendo en cuenta la extensión de ambos textos, la versión de Lucas, más breve, se halla contenida totalmente en el texto de Mateo.
Esto hace pensar que el texto de Lucas es el más primitivo. Mateo, más extenso, incluye peticiones colocadas en lugares determinados (al final de la invocación inicial, al final de las peticiones en singular y al final de las peticiones en plural) que ayudan a obtener un estilo literario más cuidado.
LUCAS
Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en la tentación.
MATEO
Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánolsle hoy; y perdónanos nuestras deudas así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal.
6.LOS ELEMENTOS COMUNES DE AMBOS TEXTOS
Sin embargo al considerar los elementos comunes de ambos textos es el texto de Mateo el que parece ser más antiguo. Mateo incluye la expresión aramea "deuda", al referirse a los pecados, en la petición de perdón; mientras que Lucas utiliza un término griego, más adaptado a sus interlocutores. El uso de los tiempos verbales también fortalece al texto de Mateo.
La estructura más primitiva del Padrenuestro sería, entonces, la siguiente:
- Una invocación.
- Dos peticiones (o deseos) en singular, en paralelo.
- Dos peticiones en plural, en paralelo.
- El pedido final.
7.ABBA, PADRE BUENO.
La invocación de la divinidad como Padre se puede rastrear en varias culturas y civilizaciones del Antiguo Oriente, y en el mismo pueblo judío. Sin constituir la forma más común de referirse a Dios podemos encontrar varios ejemplos en el Antiguo Testamento. Sin embargo las palabras de Jesús encierran una novedad radical, que desconcierta a sus contemporáneos. Para hablar con Dios Jesús utiliza el término arameo Abba, que usaban los niños pequeños para llamar a su Padre. Con esta forma de comunicarse Jesús revela un rostro desconocido de Dios. El Dios lejano, que está en los cielos, se hace cercano y compañero, en la figura del Padre bondadoso que espera, acompaña, protege y busca el bienestar de sus hijo (Lc. 15, 11 ss)
Jesús recurre al lenguaje común del pueblo, para hablar de Dios. El hebreo estaba reservado para el culto y el arameo lo hablaba el pueblo. De esta manera nos enseña que no lo encontramos al margen de la vida, sino en medio de ella, a nuestro lado, como un Padre que sufre y se desvela por sus hijos.
Jesús, que llama a Dios, Papá, nos invita a repetir con él sus palabras. También nosotros estamos llamados a ser sus hijos, y a demostrarlo con nuestras vidas y obras, como lo hizo Jesús.
8.LLAMAR A DIOS "PAPÁ"
Ser hijo (y poder llamar a Dios "Papá") es un gran honor y una seria y gran responsabilidad. La Iglesia desde sus orígenes entendió así esta enseñanza de Jesús y se cuidó mucho de no "vanalizar" el sentido del Padrenuestro. Esta era la oración de los cristianos, de los hijos, de los que seguían a Jesús, participando y construyendo el Reino. La oración de quienes se habían convertido mediante el Bautismo y habían optado por la vida de Dios. Este trato reverencial, que, lejos de ser solemne, garantizaba que se tomase "en serio" la proclamación y oración del Padrenuestro, dejó sus huellas en las fórmulas de introducción al mismo, que todavía hoy, utilizamos en nuestras celebraciones de la Eucaristía. El sacerdote introduce el Padrenuestro con las palabras "...y siguiendo sus divinas enseñanzas, nos atrevemos a decir...". Al enseñar el Padrenuestro, Jesús nos invita a participar de su filiación y nos muestra que Dios es un Padre Bueno, y que para seguirlo hay que hacerse como un niño y aprender a decir Abba.
9.SANTIFICADO SEA TU NOMBRE Y VENGA TU REINO.
Las dos peticiones en singular se dirigen al Padre Bueno para pedirle con confianza que su Voluntad y su Proyecto se cumplan en la historia.
Ambas peticiones, en paralelo, apuntan a lo mismo. Pedimos que el nombre de Dios sea santificado, que llegue a nosotros su Reino de justicia. Nos confiamos en sus manos para que este mundo, de pecado, injusticia y opresión, donde muchos conocen la muerte temprana de la enfermedad, la desnutrición, la desocupación, la falta de vivienda y educación, la ausencia de oportunidades para vivir, cambie y brille "un cielo y una tierra nuevas". Pedimos que su nombre sea santo, que se realice su voluntad, que Dios, que es un Dios de Vida y Justicia, sea reconocido, tenga su lugar acá en la tierra. Pedimos para que su nombre no se tome en vano, para que no se justifique en el nombre de Dios una sociedad y un sistema que genera exclusión y desigualdad. Pedimos que su Reinado se haga efectivo. Que llegue a nosotros. Que irrumpa en la historia y la haga nueva. Pedimos porque confiamos, contra todo desaliento y angustia existencial, que el buen Dios va a reinar, e instaurar su Justicia, "así en la tierra como en el cielo". En todas partes, en toda la creación.
10.NUESTRO PAN COTIDIANO DÁNOLSLE HOY
Nuestro pan cotidiano dánolsle hoy; Luego de invocar a Dios, Padre nuestro, y de suplicar al cielo "que venga tu Reino", volvemos los ojos a la vida cotidiana. Nos encontramos que, en este mundo, para construir el Reino, todos debemos alcanzar lo necesario para vivir, el pan nuestro, compartido, de hoy y de mañana. El pan que simboliza todo lo que es imprescindible para la vida: el pan material y el pan espiritual. El pan de la Vida, representado por Jesús, que supo dar de comer a las multitudes hambrientas, compartir su mesa con pecadores y marginados, y permanecer entre nosotros bajo la Eucaristía, como pan compartido, alimento de nuestra fe y nuestra esperanza en el Reino del Padre.
Perdónanos nuestras deudas así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. (perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden)
La segunda de las peticiones en plural nos recuerda la importancia de las relaciones humanas. La fragilidad de las mismas y la necesidad de la reconciliación para reestablecerlas. Pedimos perdón al Padre por nuestras faltas, por las ofensas que cometemos, por las deudas que contraemos al no comprometernos eficazmente en la justicia y la construcción del Reino. Pedimos perdón por nuestras omisiones, por nuestro cristianismo cómodo que evita el conflicto y las opciones. Pedimos perdón, y nos comprometemos también a perdonar a los demás. Manifestamos con claridad nuestra intención de promover relaciones nuevas entre las personas, a partir de nuestro gesto concreto. Nos presentamos ante Dios para decirle que estamos dispuestos a perdonar, que nos animamos a ser transmisores de su perdón, porque reconocemos el perdón que Dios nos concede y la nueva oportunidad que nos brinda.
Las cuatro peticiones se entrelazan, pedimos que venga el Reino y que se manifieste concreto en el pan compartido para todos (la igualdad de oportunidades y la dignidad para todos) y una nueva manera de relacionarse, basado en el perdón y la justicia de Dios.
12.Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN.
La última petición sorprende. Es la única que se realiza en negativo. Implica un corte abrupto y un final tajante. Después de elevar nuestra voz al Padre, sentimos el peso de nuestras propias limitaciones. Con los pies bien puestos sobre la tierra reconocemos que es duro y difícil ser consecuente con lo que hemos pedido. Seguir a Jesús, pidiendo por el Reino, y buscando su concreción en este mundo, puede ser muchas veces un trago amargo. Sentimos la tentación de bajar los brazos, de escatimar esfuerzos, de convencernos con justificaciones, de crearnos un dios menos exigente, o simplemente, de cerrar los ojos y los oídos, y seguir nuestro propio camino. La tentación existe, Jesús es testigo de su permanente actualidad. A lo largo de su vida conoció la tentación, de decir no la voluntad del Padre. De dar vuelta la cara a su proyecto. A fuerza de oración, entrega y fe, salió adelante y marcó el camino. No pedimos no tener tentaciones. Son parte de la vida. Pedimos fuerza, coraje y perseverancia, para no dejarnos arrastrar por ellas y olvidar la causa del Padre: el Reino.
13.REZAR EL PADRENUESTRO HOY
Rezar hoy el Padrenuestro, es dar una mirada a Nuestro Padre, es una explosión de amor. Que gran cosa nos enseño Jesús, hablar con Dios como con su propio Padre, dirigirse a Dios familiarmente, como dice San Juan Casiano, “es una ternura de piedad en verdad entrañable”
Padre nuestro: este nombre suscita en nosotros todo a la vez, el amor, el gusto en la oración,.. Y también la esperanza de obtener lo que vamos a pedir, dice San Agustín: “¿Qué puede El, en efecto, negar a la oración de sus hijos, cuando ya previamente les ha permitido ser sus hijos?”
Dos sabios consejos: Es necesario acordarnos, cuando llamemos a Dios 'Padre nuestro', de que debemos comportarnos como hijos de Dios (San Cipriano, Dom. orat. 11) y Es necesario contemplar continuamente la belleza del Padre e impregnar de ella nuestra alma (San Gregorio de Nisa, or. dom. 2).
Querido Jonás, ¡cómo te comprendo! También yo, en algunas ocasiones, quisiera escapar lejos de la lógica, para mí incomprensible, de Dios. Tantas fatigas pasadas por él, por su Reino, para serle fiel, para darle a conocer, y después todo parece «acabar de manera gloriosa», incluso para aquellos que ni siquiera se han dignado dirigirme una mirada. Tanto si trabajo como si me quedo mano sobre mano, al final todo parece continuar como siempre: buena parte de la gente sigue viviendo como si él no existiera, y él perdona a todos a la menor señal de arrepentimiento. ¿No resulta esto desalentador?
Sin embargo, son demasiados los momentos que se nos escapan. Él, por ejemplo, quiere que le oremos como Padre, quiere que le pidamos perdón y ayuda en los momentos de la prueba, quiere que no nos cansemos de recordar a todos que es misericordioso y está dispuesto al perdón. En suma, parece preocupado por hacernos comprender que entiende nuestra debilidad, que desea ser más amado que temido y que comprendamos que siempre está disponible para echarnos una mano todas las veces que hagamos ademán de volver a él.
Querido Jonás, este Dios tan incomprensible no pide otra cosa que podernos amar, y no pierde ocasión de invitamos a dejamos poseer por su misterio de amor, verdaderamente misterioso. A partir de ti y de mí, testigos impacientes de un amor dotado de unos perfiles demasiado humanos, demasiado limitados, demasiado controlables, alejado años luz del amor de un verdadero Padre, cuyo amor no conoce límites de este tipo. ¿Y si, en vez de angustiamos e interrogarnos, nos pusiéramos a decir poco a poco, mirando al firmamento: «Padre»? Tal vez, también nuestro corazón sería capaz de comprender su lógica. A buen seguro, saldríamos de nuestra mezquindad para respirar el aire salubre de la inmensa compasión del Padre por todos sus hijos desgraciados.
1.NO SE DEBE SER NEGLIGENTE Y DESCUIDADO CON LA ORACIONES
En los versículos anteriores, (Lc 11, 1-4), a petición de los apóstoles, Jesús nos enseño como orar, ahora nos quiere dejar en claro que no hay que ser pusilánime, esto es falto de ánimo o de valor para soportar las penas, y no se debe ser negligente y descuidado con la oraciones y que si no somos oídos a la primera o la segunda, no dejemos de orar. En otras palabras, es bueno tener paciencia en las oraciones.
2.“SI UNO DE VOSOTROS TIENE UN AMIGO”
Dice Jesús, “Si uno de vosotros tiene un amigo”. ¿Cómo podríamos definir lo que es un amigo?, Parece que lo más cercanos a lo que entendemos, es con el que tiene una relación de amistad o de afecto y confianza, pero además yo agregaría, una relación personal desinteresada, que nace y se fortalece con el trato y está basada en un sentimiento recíproco de cariño y simpatía y también de amor mutuo. ¿Quién es este amigo? ¿Quién es más amigo nuestro que aquel que ha entregado su vida por nosotros? Este amigo es Jesús.
Luego dice y, acudiendo a él a medianoche, Aquí se nos da a conocer otro precepto, es decir a una hora impensada, y que oremos en todo momento (no sólo durante el día sino también de noche). Como pidió David cuando decía (Sal 118,62): "Me levantaba a media noche a tributarte gracias".
3.¿CUÁNTO DEBEMOS ORAR?, ¿A QUE HORA DEBEMOS ORAR?
¿Cuánto debemos orar?, ¿A que hora debemos orar?, ¿Por quien debemos orar?, cuanto mas caemos y cuanto mas pecamos, cuanto mas necesitamos, nosotros y nuestros amigos, por esos dice "Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle"
¿Qué son estos tres panes?, es el alimento divino, porque puede suceder que ha llegado un amigo fatigado de un mal camino, trasnochado y de mala vida, y nos pida ayuda en la fe a fin de cambiar el rumbo, y no sepamos que darle, entonces acudimos a la ayuda, a los Evangelios u otro fragmentos de las Sagradas Escrituras y a la oración.
4.ALGUNAS VECES SE TARDA EN RECIBIR, Y DEBEMOS INSISTIR CUANDO NECESITAMOS
Pero aquí en el ejemplo que nos pone el Maestro dice: "Y aquél, desde dentro, le responde: "No me molestes; la puerta ya está cerrada” ¿frente a esta puerta cerrada, como debiéramos actuar? No por esto vamos a abandonar nuestro interés, porque algunas veces se tarda en recibir, y debemos insistir cuando necesitamos, y todo lo que se adquiere con mucho trabajo, se conserva con cariño. Cuanto mas veamos cerradas las puertas, más debemos orar. (Pablo Col 4,3) “A la vez, orad también por nosotros, a fin de que el Señor nos abra una puerta para la palabra, para comunicar el misterio de Cristo”
Y sigue el relato: “Y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos",
En efecto muchos de los que reparten la sabiduría de los evangelios, como el buen pan necesitado, el mejor de los alimentos, y que anduvieron predicando por todo el mundo, están ya en reposo misterioso con el Señor. El lecho es el descanso del Salvador.
5.“YO OS DIGO: PEDID Y SE OS DARÁ”
Luego Jesús, nos añade una exhortación y nos estimula en extremo a buscar, a pedir y a llamar, hasta que recibamos lo que pedimos. Entonces nos dice: “Yo os digo: Pedid y se os dará”. Esto tiene fuerza de cumplimiento, porque todo lo que viene de Dios se hace. Luego haciéndonos ver la pequeñez inexcusable de nuestra fe, nos añade; “buscad y hallaréis”. Las cosas que se buscan exigen mucho cuidado, principalmente lo que está en Dios, porque son muchas las cosas que dificultan nuestros sentidos. Así como buscamos cosas perdidas así debemos buscar a Dios con ganas de encontrarlo.
6."LLAMAD Y SE OS ABRIRÁ".
Mostremos también interés en que vamos a la puerta para que se nos abra y aunque no se abra inmediatamente, no perdamos la esperanza que se nos abrirá. Jesús así nos ha dicho, y su palabra es verdad que se cumple, por esto añade: "Llamad y se os abrirá". Porque si continuamos pidiendo, recibiremos sin duda. Por esto está cerrada la puerta, para obligarnos a que llamemos; por ello no contesta afirmativamente en seguida, para que pidamos encarecidamente. El Señor no nos invitaría tanto a que pidiésemos si no quisiera darnos, porque más quiere dar el Señor, que nosotros recibir.
7.¿POR QUÉ MUCHOS QUE ORAN NO SON OÍDOS?
Algunos se preguntarán ¿por qué muchos que oran no son oídos? A ellos debemos contestarles que todo aquel que llega a pedir con recta intención, (en otra palabras simples, seamos derecho en pedir), no omitiendo nada de lo que pueda contribuir a obtener lo que pide, recibirá sin duda lo que ha pedido en su ruego. Pero si alguno separa su intención del ruego justo, esto es, no pide como corresponde o debe y entonces puede decirse que no pide. Así nos enseña también Santiago, (Stgo 4,3): "Pedís, y no recibís, porque pedís mal"
En todo caso si pedimos, y creemos que no hemos recibido, todo lo que hemos ofrecido al Señor nunca estará demás.
8.EL SABE QUE ES BUENO PARA NOSOTROS
Dios sabe lo que necesitamos, y nos concede lo que El sabe que es bueno para nosotros. Algunas veces pedimos cosas que son inalcanzables, o cosas extrañas movido por ilusiones que se nos ocurren, por ejemplo que nos ayude a ganar la lotería, cuando pedimos a Dios algo semejante, nunca lo alcanzaremos.
En otras palabras, cuando nuestro hijo nos pide pan se lo concedemos con gusto, porque pide un alimento conveniente; pero cuando por falta de inteligencia nos pide una piedra para comer, no solamente no se la damos, sino que se lo prohibimos, porque es perjudicial hasta el deseo de ella. Este es el sentido del evangelio, porque si entre nosotros un hijo nos pide pan ¿le daríamos acaso una piedra? En el mismo sentido debemos entender lo de la serpiente y del pez, cuando dice: ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión?”
9.TENGAMOS CONFIANZA EN LA EFICACIA DELA ORACIÓN
Dios no solamente nos concederá lo que le pidamos, va más allá, y se nos da así mismo, nos da su propio Don, que es el Don de su divino Espíritu.
Tengamos confianza en la eficacia de la oración, nuestro Padre no es indiferente a nuestras súplicas, los tres panes, son como las tres cosas que más requerimos, oración para pedir por nuestras necesidades, perseverancia para obtener la gracia de lo pedido y convicción en la bondad y el amor de Dios.
Dice san Mateo; 7,11. ¡Con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan!
TENER CONFIANZA EN LA MANO DE DIOS, QUE ORIENTA TODO AL BIEN
El problema presentado por las lecturas de hoy es muy actual: hacer el bien y orar parecen con frecuencia cosas inútiles. Nada cambia, el mundo sigue como antes. Y, además, la mirada irónica del mundo se maravilla a menudo de que haya todavía alguien dispuesto a perder su tiempo en estas preocupaciones. Entonces nos dirigimos a Dios, para que se haga sentir, y, frente a su renovado silencio, se nos echa la culpa de nuestra poca fe. Es una espiral que nos quita la paz y nos deja el corazón lacerado por la duda, por la terrible duda de que todo sea una ilusión.
En la Palabra de hoy hay un soplo restaurador, hay una clave de lectura: está sobre todo el don del Espíritu, que nos transporta a otras dimensiones, que introduce en el círculo cerrado de nuestras preocupaciones horizontales la línea recta que hace levantar la mirada, infunde sentido, sostiene el coraje para continuar e ilumina la fidelidad y la oración de cada día con la belleza misma de Dios. Con el Espíritu todo queda transforma do y todo se vuelve posible. Es posible adquirir la convicción íntima de que es bueno y bello hacer el bien. Es posible superar el sentido de inutilidad sabiendo que nada se pierde. Es posible encontrar el gusto de invocar a Dios como Padre. Es posible hacer frente a las pruebas de la vida en general y de la vida cristiana en particular. Se hace posible no mirar los resultados inmediatos ni la aprobación de la gente, sino tener confianza en la mano de Dios, que orienta todo al bien. Es posible orar sin cansarse, porque así es como el Espíritu viene a nosotros: trayendo el Reino y llevándonos a él.
Este relato del Evangelio, nos muestra aquí en una rabia contra Jesús que viene no sólo por parte de sus enemigos, además del Adversario por excelencia: Satanás, llamado aquí con un término de origen siro-fenicio, Beelzebúl que significa el señor del monte, mientras que la acepción de Beelzebub significaría “rey de las moscas”. El hecho del que parte toda la argumentación es la expulsión del demonio llevada a cabo por Jesús. De modo malicioso, sus adversarios insinúan la idea de que Jesús habría obtenido el poder de curar del mismo jefe de los demonios. Otros, agudizando la fricción, pretenden que realice un milagro como “señal del cielo” para confirmar su pertenencia a Dios. Es la acostumbrada trampa-tentación en la que, totalmente ofuscados, quisieran coger a Jesús: al margen de todo itinerario de fe auténtica.
2.HABIENDO JESÚS EXPULSADO UN DEMONIO
Jesús expulsaba un demonio mudo, es decir, un enfermo al que su posesión le produce mudez. Pero según Mateo, este también era sordo. Ante este hecho, realizado con autoridad propia, en Mateo surge en las gentes la pregunta de si no será el Mesías. Aquí Lucas sólo lo expresa con la “admiración” de las muchedumbres. Pero, ante esto, los “fariseos” (Mt), no negando los hechos evidentes, lo atribuyen a que Jesús tiene pacto con Beelzebul, príncipe de los demonios.
3.LA ARGUMENTACIÓN DE JESÚS FUE DEFINITIVA.
“Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino?
Si así fuese, Satanás destruiría su reino. Además, los exorcistas judíos condenaban esta insidia al expulsar los demonios. Pero, si es verdad que El los expulsaba en nombre de Dios, entonces que saquen la consecuencia: llegó el Reino de Dios. Pues ya está entablada la lucha entre el poder del Mesías y el poder de Satán. Por eso dice: si El los expulsa; no porque los expulsen ciertos exorcistas judíos. Y Lucas añade otra consecuencia: si él es el Mesías, hay que “recoger” con él — su enseñanza — para entrar en el reino; si no, se “desparrama” fuera del mismo.
4.LUEGO JESÚS PONE LA COMPARACIÓN DEL DEMONIO ERRANTE
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’.
Luego Jesús pone la comparación del demonio errante que sale de un hombre y busca morada en lugares “secos,” es decir, desiertos, morada, según la creencia popular, de demonios. Al no hallar reposo, vuelve al lugar de donde partió, pero, al verlo bien preparado, sale en busca de otros siete espíritus peores que él — número de plenitud —, y así logran conquistarla y habitarla. “Con lo que al final, ese hombre se encuentra peor que al principio”.
5.ATAR A SATANÁS ES IDEA ESCATOLÓGICA
El sentido de esta comparación es discutido, por querer hacerlo alegoría, cuando es una simple comparación, aunque con algunos elementos alegorizantes. Mateo la aplica expresamente a “esta generación mala.” Lucas no, pero, aunque el contexto en que lo trae es literariamente distinto, conceptualmente es el mismo. Por eso ha de ser interpretada de la generación judía contemporánea de Jesús. Atar a Satanás es idea escatológica (Is 24:22; Tob 8:3; Ap 20:2ss).
6.JESÚS PRUEBA, COMO ÉL DICE, SU MESIANISMO
“Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.”
La expulsión de los demonios por Jesús prueba, como él dice, su mesianismo. El demonio desea no perder sus viejas conquistas, al ver los progresos que Jesús comienza a hacer en el pueblo, y toma la revancha. Por obra de los fariseos, que boicoteaban la obra de Jesús, viene a desorientar y apartar del ingreso en el reino de Cristo a gran parte de esta generación. Esto es, dentro de la imagen demoníaca comparativa, hacer que peores poderes demoníacos vuelvan a su casa, a esa “generación” de la que salieron. Y así elocaso de esa generación judía, separándose de Jesús, no ingresando en su reino y llevándole a la cruz, vinieron a ser peores que sus principios, que comenzaban con la luz de Cristo expulsando los demonios.
7.EL QUE NO ESTÁ CONMIGO ESTÁ CONTRA MÍ; Y EL QUE NO RECOGE CONMIGO DESPARRAMA.
Jesús ha venido a instaurar en el mundo el reino de Dios, pero en el mundo esta instaurado el reino de mal, es así, como estos dos reinos están en pugna. Esto nos pone a nosotros en la opción de las dos alternativas, optamos por el Reino de Jesucristo o por el del mal. Pero en nuestro Reino tenemos que vivir sin división, porque si somos agentes o elementos de división, estamos destruyendo el Reino de Jesucristo en el mundo y así, damos facilidad para que se instaure el reino de Satanás.
Por esos dice Jesús, “El que no está conmigo está contra mí; y el que no recoge conmigo desparrama.”, esto es el que no produce la unidad entre nosotros los cristianos, produce división, para estar con Jesús, se necesita amor y caridad, por que el amor une, para no estar con El y desparramar, solo se requiere ir por el camino de odio y la soberbia, elementos que desunen a los hombres.
Hagamos prevalecer en nosotros a Jesús, estrechémoslo en nuestro corazón, unidos, fuertemente a El. “Mas vale conocer el camino de la verdad que separase de el”
Hay una reviviscencia de lo demoníaco en nuestra realidad sociocultural. En ciertos ambientes se habla de esto cultivando miedos inútiles, en otros se tiende a ridiculizar el tema. Hay también grupos que realizan incluso prácticas satánicas. Nuestra certeza es que con el «dedo de Dios» (Lc 11,20), es decir, con el poder del Altísimo, Jesús, vivo en la Palabra y en las realidades sacramentales de la Iglesia, sigue saliendo vencedor sobre el maligno. Por consiguiente, quien de manera decidida está de su parte y vive con él, nada tiene que temer.
Con todo, es preciso salir de toda mentalidad ambigua, porque o estás con él o contra él. Satanás está «bien armado», pero Dios es mucho «más fuerte» que él, con todas las consecuencias que ello implica (Lc 11,23). «Como león rugiente anda rondando, buscando a quién devorar» (1 Pe 5,8), pero sigue siendo siempre una criatura a la que el «dedo de Dios» somete y destroza como una pajuela. Belzebú es el desesperado por excelencia, que «anda por lugares áridos» y no encuentra paz (Lc 11,24), de ahí que su estrategia de «mono de Dios» -como le llamaban los Padres antiguos- sea hacerse semejante a él. Dios hace al hombre semejante a su ser amor y alegría; Satanás, si no consigue hacernos desesperados como él, pone todos los medios para conseguir echarnos al menos en el desánimo. En virtud de la muerte y resurrección de Jesús, ha perdido la guerra, pero es en este tipo de batallas donde todavía puede vencer. En consecuencia, hemos de estar atentos a la casa de nuestro corazón. Aunque esté «barrida y adornada», Satanás la asedia continuamente con sus ejércitos. Las armas para resistirle son la fe y la oración en la que se expresa la fe.
Creer que Jesús ha aceptado ser «por nosotros maldición, pues dice la Escritura: Maldito todo el que cuelga de un madero» (Gal 3,13) es pedir la gracia de ser fortificados y salvados por él: ésa es nuestra certeza. «El príncipe de este mundo [uno de los nombres de Satanás] va a ser arrojado fuera. Y yo [ha dicho Jesús], una vez que haya sido elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12,32). En consecuencia, es mirándole a él, crucificado y resucitado, con confiados ojos de fe, como se abren horizontes de paz para nosotros, bendecidos por Dios (Gal 3,9). Por el contrario, el conjunto de nuestras obras no vivificadas ni dinamizadas
Más felices son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”
Lc 11, 27-28
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1."¡FELIZ EL VIENTRE QUE TE LLEVÓ Y LOS PECHOS QUE TE AMAMANTARON!"
Jesús estaba hablando a la multitud, es decir, diciendo las cosas que a El le agradaba decir a su pueblo, su palabras cautivaban a algunos y, eran contradictorias para los fariseos que mostraban una actitud irreverente, para los limpios y puros de corazón El hablaba de cosas santas. Mientras se dirigía a la multitud una mujer levantó la voz en medio de todos y le dijo: "¡Feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!" Esta mujer se levanta por sobre los blasfemos y confiesa con gran fe la encarnación de Jesús, en tanto que los escribas y los fariseos lo renegaban.
He aquí que una mujer que sabe y siente muy bien lo que dice y que se atreve a levantar la voz de en medio del pueblo, además es digno de elogio y grandioso lo que dice exclamando: "¡Feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!" Con estas palabras confunde la calumnia de los personajes que estaban presentes y la perfidia de los futuros herejes, los desvergonzados y atrevidos.
2.LA VIRGEN MADRE SANTA Y PURA
Sabemos que por aquel tiempo, los judíos negaban al verdadero Hijo de Dios, blasfemando de las obras del Espíritu Santo, y hemos visto como después los herejes no quisieron confesar al verdadero Hijo del hombre y no quisieron reconocer que es de la misma naturaleza o esencia y consustancial al Padre negando que María fue siempre Virgen y pura. Estos herejes, no aceptaron mostrarse de acuerdo que por la cooperación de la virtud del Espíritu Santo se hubiese provisto la materia de la carne al único Hijo Dios que había de nacer. Pero si se dice, que la carne del Verbo de Dios, nacido según la carne, es extraña a la de la Virgen Madre santa y pura, habría que decir que no hay razón para beatificar el vientre que lo había llevado y los pechos que le habían alimentado.
3.DICHOSA, VENTUROSA Y BENDITA A ELLA
Pero, ¿Cómo podía decirse que había sido alimentado con la leche de la Virgen “los pechos que te amamantaron” si luego se niega que lo haya concebido en su seno?, ¿Cómo no entender que siendo así uno y otro proceden de un mismo origen?
Dichosa, venturosa y bendita a Ella que mereció engendrar corporalmente al Verbo de Dios esta exclamando aquella mujer, y asegura que son bienaventurados también todos lo que procuran concebir y dar a luz, como dar de lactar espiritualmente al mismo Verbo por la fe y las prácticas de las buenas obras, tanto en su corazón como en el de sus prójimos.
4."FELICES MÁS BIEN LOS QUE ESCUCHAN LA PALABRA DE DIOS Y LA PRACTICAN".
A esta exclamación Jesús respondió: "Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican". Esta respuesta de Jesús no menosprecia a su Madre, al contrario, la ensalza y la enaltece. En efecto, Jesús manifiesta que de nada le hubiese servido sin una madre buena, fiel, pura y amorosa como fue María. Escuchada esta respuesta de Jesús con el alma limpia, se comprende fácilmente que es una gran demostración de amor y cariño por su madre. Además, si Jesús, que nació de María, no la hubiese beneficiado con las virtudes de su alma, con mucha más razón puede decirse que no nos valdrá el tener un padre o un hermano o un hijo virtuoso, si nosotros carecemos de su virtud.
5.LA MISMA MADRE DE DIOS ES BIENAVENTURADA
La misma Madre de Dios es bienaventurada ciertamente porque fue el instrumento temporal de la encarnación del Verbo; pero también lo fue por haber sido amorosa y constante observadora leal de la Palabra, porque María, la esclava del Señor, prestó oído atento a la Palabra del Señor y ordenó toda su vida conforme a aquella Palabra.
"Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican". Con esta sentencia Jesús, hiere a los sabios judíos, que no solamente se negaban a oír y a guardar la Palabra de Dios, sino que también buscaban ocasión para negarle, blasfemarlo y ser irreverentes con el Hijo del Padre.
6.PALABRA DE DIOS
Felices los que escuchan la Palabra de Dios, donde la Palabra de Dios, no solo dice, además realiza, porque la Palabra de Dios dice lo que hace y hace lo que dice. Palabra de Dios que es eficiente, Palabra de Dios es promesa cumplida, Palabra de Dios que expone, corrige, ilumina, santifica, perdona, devuelve la gracia.
Con la oración y en la contemplación, la Palabra de Dios nos sólo llega por el oído, la percibe el corazón. En la contemplación y en el recogimiento la palabra de Dios, llega íntimamente en lo mas recóndito de nuestro ser.
Oída con devoción, la palabra de Dios es respuesta a todas nuestras necesidades. Atendida con misticismo y religiosidad la Palabra de Dios nos llega plenamente al interior y al exterior de nuestro corazón.
La Palabra de Dios, conforta, alienta, nos entusiasma, nos calma nuestros arrebatos, alivia nuestros pesares, nos da fuerza y valor, vence nuestros miedos, aclara nuestros temores, nos alumbra en la oscuridad, vence los engaños, derrota las falsedades.
La palabra de Dios, es la palabra de amor, que nos hará feliz escucharla y del mismo modo practicarla. Jesús nos dice mucha claridad que si la oímos, la guardamos, si la conocemos y la vivimos, es palabra nos traerá paz y salvación, porque la Palabra salva a los que esperan en ella.
Ser «dichoso» o «bienaventurado», es decir, vivir apaciguado y contento en el corazón, es posible; nos lo dicen estos textos. Pero no en la línea del papel que tenemos ni en orden a cosas que nos prefijamos realizar a fin de liberarnos de deberes coercitivos o para alcanzar ciertas prioridades.
Ser dichoso es dejar que nuestros días, aunque discurran al son de los compromisos y actividades más dispares, estén unificados por la escucha de la Palabra de Dios. Pero, cuidado, se trata de una escucha que tienda a convertirse en vida, en evangelio vivido a lo largo de los días. En efecto, Lucas nos recuerda en otro lugar que sólo la escucha transformada en vida cotidiana según Cristo da a la persona del creyente una firmeza como la de la casa construida sobre roca. En cambio, el que escucha y no pone en práctica lo que escucha es como el que construye la casa sobre arena y los vientos de las dificultades, junto con la tempestad de las tentaciones, la hunden (cf. Lc 6,46-48). Lo que nos consuela es el hecho de nuestro bautismo: una realidad que actúa en nuestra existencia, una vida nueva, la vida misma de Cristo, que poco a poco va penetrando en nosotros y nos reviste interiormente, permitiéndonos «mudar de ropa» por dentro.
La prioridad de esta escucha nos impulsa. ¡Es importantísima! La ropa del hombre viejo que somos nos lleva (precisamente por una vieja costumbre) al egocentrismo, esto es, a preocuparnos más del parecer que del ser, más de lo que piensa la gente de nosotros que de la actitud de benevolencia, de comprensión, de paciencia, de humilde gratuidad en que se expresa nuestro ser y ser-amor y don para los otros. Verdaderamente, la novedad de un mundo cristiano -no sólo de nombre, sino de hecho- pasa a través de este primado de la escucha que haga de nosotros personas poderosamente revigorizadas en el hombre interior por estar «revestidos de Cristo»: de su mentalidad, de su estilo de amor (cf. Gal 3,25).