
¿Por qué escuchaste a quienes te menospreciaron?... y, peor aún, ¿por qué les creíste? Recuerda. No sigas escondiendo tu individualidad en la oscuridad. Sácala. Muéstrala al mundo. Esfuérzate por no caminar como tu hermano, ni a hablar como habla tu dirigente, ni a trabajar como trabaja el mediocre. Nunca hagas lo que otro. Nunca imites a nadie. Como ya sabes, no debes imitar al malo, pues el que lo imita, siempre lo supera, mientras que quien imita al bueno siempre se queda corto... No imites a nadie. Sé tú mismo. Muestra al mundo tu individualidad y él te bañará en oro. Esta es, pues, la segunda ley. Proclama tu individualidad. Y ahora has recibido dos leyes. ¡Cuenta tus dones! ¡Proclama tu individualidad! No tienes trabas. No eres mediocre. Haces una señal afirmativa. Fuerzas una sonrisa. Admites tu propia decepción. ¿Y tu próxima queja? ¿La oportunidad nunca te busca? Acepta el consejo, y eso pasará, ya que ahora te doy la ley del éxito en todo. Hace muchos siglos se dio esta ley a tus antepasados desde la cima de una montaña. Algunos siguieron la ley y se salvaron; sus vidas estaban llenas con el fruto de la felicidad, el cumplimiento, el oro y la paz mental. La mayoría no escuchó, ya que buscaba medios mágicos, rutas tortuosas, o esperó a que el demonio llamado suerte le mandara las riquezas de la vida. Esperó en vano... igual que tú esperaste, y después lloró, del mismo modo que tú, culpándome por su falta de suerte. |
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Esta ley es sencilla. Joven o viejo, mendigo o rey, blanco o negro, hombre o mujer... todos pueden utilizar el secreto en provecho propio, ya que de todas las normas, pláticas y escritos sobre el éxito y cómo lograrlo, solamente un método nunca ha fallado... si alguien te pide que le acompañes a caminar un kilómetro... acompáñalo dos. Entonces esta es la tercera ley... el secreto que producirá riquezas y te proyectará más allá de tus sueños. ¡sigue adelante otro kilómetro! El único medio cierto de triunfar es rendir más y mejor de lo que se espera de ti, sin importar de que se trate. Este es un hábito seguido por todas las personas de éxito desde el principio de los tiempos. Por lo tanto, te digo que el camino más seguro para condenarte a la mediocridad es realizar solamente el trabajo por el que se te paga. No pienses que te están engañando si rindes más de lo que se te paga, ya que hay un péndulo para toda la vida y lo que trabajes, si no te es recompensado ahora, lo será mañana multiplicado por diez. El mediocre nunca camina otro kilómetro, piensa que no vale la pena seguir adelante. Pero tú no eres mediocre. Caminar otro kilómetro es un privilegio del que debes apropiarte por iniciativa propia. No puedes, no debes, y la responsabilidad de tu fracaso son únicamente tuyos. Ya no puedes servir recibiendo solamente la compensación que en principio será entregada, sin sufrir la pérdida de la recompensa. La causa y el efecto, medios y fines, semilla y fruto, no pueden estar separados. El efecto es la causa, el fin preexiste en los medios y el fruto está siempre en la semilla. Camina otro kilómetro. No te preocupes por ti mismo, ya que así servirías a un amo desagradecido. Sírvelo más. Y en lugar de él, deja que sea yo el que está endeudado, y así sabrás que cada minuto, cada servicio extra será remunerado. Mientras mayor sea el pago retenido, mejor será para ti... y el interés compuesto en el interés compuesto es el beneficio más grande de la ley. No puedes ordenar el éxito, sólo puedes merecerlo... y ahora conoces el gran secreto necesario para merecer su extraña recompensa. ¡Camina otro kilómetro! ¿En dónde se encuentra el campo desde el cual gritaste que no existía una oportunidad? ¡Observa! Mira a tu alrededor. Vé que , en donde sólo ayer te revolcabas en la autocompasión, ahora caminas erguido sobre una alfombra de oro. Nada ha cambiado... excepto tú, pero tú lo eres todo.
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