En una noche de esas que la soledad
vestía mi alma, apareciste.
Furtiva, yo,
giré mi boca
y encontré la tuya.
Buceó mi lengua hasta el fondo
buscando el filo de tu líbido.
Peregrinó atrevida,
sin permiso previo desató
el caudal de tu rigidez.
_MAREA_