ESPIRITU AMIGO
¿A dónde habrá ido el espíritu alegre?,
aquel inocente,
el que hablaba con los ojos,
de sus penas, de sus buenos ratos,
de sus malestares
y de sus enojos.
¿A dónde habrá ido toda esa energía?,
el sujeto alborotado,
el que retozaba, que corría y trepaba,
aquel inocente,
que cuando yo llegaba,
solo con su mirada me abrazaba.
¿A dónde habrá ido el espíritu alegre?,
aquel pequeñuelo,
inquieto y travieso
que al volver a casa lo llamé
y no me contestaba;
solo había dejado su envoltura
y en el vidrio de sus grandes ojos,
¡ay!..., su mirada habladora
ya no estaba.
¿A dónde habrá ido toda esa energía?,
que al llegar a casa,…¡ay!
solo ¡un gran silencio! retumbaba,
envolviendo cual féretro invisible
a la yerta criatura.
¿A dónde habrá ido el espíritu alegre?,
que sus ágiles extremidades
con las que volaba,
¡ay!..., se habían detenido.
¿A dónde habrá ido toda esa energía?,
que su cuerpo saludable y vigoroso
yacía en el suelo,
con la cabeza reclinada
en una de sus patas.
¿A dónde habrá ido el espíritu alegre?
que sus orejas, sus ojos, su nariz
y su pequeño hocico
que antes tuvieron tanta gracia
¡ay!..., quedaban ya petrificados,
tan solo reposaba
su inerte envoltura.
¿Hasta dónde habrá trepado
el travieso felino?,
tan, ocioso,
tan, trasnochador,
tan, bohemio
y andariego.
¿Hacia dónde habrá partido el espíritu alegre
de mi pequeño amigo?.
Tal vez ahora escapa
de su nueva morada
y en el silencio de la madrugada,
quizás vuelve a tocarme
con su tierna mirada.
¿Hacia dónde habrá partido
toda esa energía?.
Tal vez sea que existe un bello paraíso
para toda criatura
o tal vez de ese pequeñuelo
tan solo ha quedado
su fúnebre envoltura.