A TODOS ESOS FANTASMAS QUE TANTO QUIERO
Muchas veces una música
nos transporta al pasado.
Y buscamos en la niebla
situaciones que tuvimos,
personas que ya no están
amigos, parientes,
padres o hermanos,
amantes que en nuestras vidas
se cruzaron...
Y pasaron descuidados
con la vista perdida.
Y escuchamos como bobos
el sonido de altibajos,
como si de un sueño se tratase
extasiados, melancólicos,
deseando
volver a aquellos tiempos
gritando a voces que vuelvan,
que se giren y den media vuelta,
que nos miren,
retomando las palabras,
aquellos peculiares gestos,
sus sonrisas, sus caricias,
sus pisadas, sus consuelos.
Hablamos como si estuvieran
y seguimos recordando
que nos siguen enseñando
como a niños, un camino.
Y esa música que nos arruya,
nos transporta y adormece
parece ahora, que se me mete
como un taladro en la cabeza
llenándola de fantasmas,
fantasmas que flotan
que vienen y van,
que vienen y van,
que vienen... y se van...
ocultos entre las sombras.
COMUNERO