Pequeña y marchita está ahora,
la contemplo en silencio
al abrir el pequeño cofre de madera;
allí con el tiempo se seca
la pequeña flor de almendro,
esa que tus manos cortaron
una tarde en el huerto;
Hasta mí llegó deshojada
frágil, casi minúscula,
sus pétalos rotos están,
opaca y amarillenta ...
con las yemas de mis dedos
la toco apenas suavemente
para que no se quiebre...
Como se quebró el amor
que entre nosotros había,
entre los largos silencios
y el mar que ahoga toda ilusión;
hoy de ti y yo... las cenizas
y una florcita pálida
que en tus labios posó
para besarme en la brisa.
Amado si vas al huerto...
no te olvides de pasar
por el almendro desnudo
de flores y primaveras
para arrancarle algún día
otro beso, otra flor,
y decirle que me amaste
como tambien te amé yo.
Pequeña y frágil
la dejo reposar con el recuerdo
en este cofrecito marrón
que duerme todos tus besos,
que espera verte volver
en una hora imprecisa,
en un andén vacío,
en un sueño real,
en este camino sin encuentro
donde nos dejó la vida.
MARÍA JOSÉ