EL MISTERIO DE ENCONTRARTE
Por ese gran misterio de poder concebirte
fue que mi mente logró imaginarte,
por el ímpetu y porfía de tanto imaginarte,
te filtraste en mis sueños mostrando tus encantos,
eternamente bella,
y viéndome a los ojos
susurraste despacio palabras de miel.
Más, después de tanto soñarte y añorarte
se produjo el milagro de lograr conocerte,
y desde que el cielo me permitió admirarte
me fue inevitable adorarte;
por eso, por la forma de amarte
tengo la certeza de poder conquistarte.
Así, vencida la distancia
y al estar frente a ti
te besaré las manos y la frente,
luego te tomaré con frenesí entre mis brazos
y beberé de tus labios encarnados la miel.
Y mientras me embriago
con el sutil aroma de tu cuerpo
te desojaré despacio con efusión ritual;
luego frotaré tu cuerpo impecable
con polvo de estrellas
y te recorreré con besos infinitos,
en profanación oral de tus íntimas delicias
y cuando todo se haya consumado,
y rodemos confundidos en un solo cuerpo,
y la flama de tu ser se encienda y me abrace,
me consumiré tuyo, tuyo
y tú serás todo mi universo.
Así, mientras fluya el amor
de corazón a corazón
entre nosotros los amantes
nunca estaremos solos,
porque consumiremos juntos nuestro tiempo
y naceremos juntos más allá del tiempo.