MUJER DORMIDA
En su cara la nostalgia es un pozo de caricias.
Las suaves brisas del pelo rozan su frente y sus hombros
y la sierra que cruza su espalda.
Resuenan tambores de guerra cuando yo la miro sin decir nada
y la cama donde respira se enternece como una pluma
adornándola de nubes, de lluvia,
de besos que se derraman
enfrentándola a manadas de lobos que suben y bajan
erizando su vello, musitando palabras.
Corre el tiempo, vuela, se para,
se abre camino entre las sombras
soy su fantasma, su gigante, su capricho,
el duende de sus mañanas,
el ladrón de sus sueños, el pecado, el infierno,
un milagro, las puertas abiertas del cielo,
su lámpara mágica.
Sueña en ríos de aguas turbuletas, bravas,
con un pez, con un oso,
con un rey que la mima, como el ángel de la guarda.
Y se siente flotar, es una flor de papel,
ligera, quebradiza, armoniosa, rara.
Su noche se enciende, el mundo...
se apaga.
COMUNERO