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¿Con quién comunicarse en el universo? (1) el Devocional Hablado
Hace mucho tiempo que los científicos investigan el universo en busca de una vida inteligente. Varios observatorios atisban permanentemente señales de vida en el cosmos. Un ejemplo de ello es el de Arecibo en Puerto Rico, cuya antena mide más de 300 metros de diámetro.
Sirvió para enviar al espacio un mensaje en código, formulado de tal manera que inteligencias superiores o inferiores pudieran descifrarlo. Sin embargo, este proyecto encuentra una gran dificultad: a pesar de la velocidad increíble de las ondas, una supuesta respuesta tardaría 10.000 años en volver de cierto punto de nuestra galaxia o Vía Láctea.
Pero salgamos del campo de la ficción para entrar en el de los hechos: un muy importante mensaje nos llegó desde más allá de las regiones más alejadas del universo y cambió completamente la vida de todos los seres terrestres que lo recibieron. Nos informa con certeza sobre el origen de la vida, su verdadera naturaleza y su meta.
Después del mensaje mudo de la Creación (Salmo 19:1-4), Dios quiso hablar a sus criaturas inteligentes. Envió a numerosos portavoces, pero a muchos no se les escuchó. Entonces Dios vino a nosotros en la persona de su Hijo. ¿Quién sino su Hijo podía ser el mejor mensajero de Dios? Para traernos el mensaje de salvación se hizo realmente hombre sin dejar de ser Dios. ¡Qué gran misterio divino!
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