Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos… puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado. Isaías 50:6-7.
Me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos… Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Salmo 22:16-18.
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