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La fe es algo personal (3) el Devocional Hablado
Para obtener la verdadera vida necesitamos un contacto personal con Jesús el Salvador. “Cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (Números 21:9). Esta era la orden de Dios en aquellos tiempos y esta misma orden sigue vigente hoy en día, porque “como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado” (Juan 3:14).
La fe es algo individual, el arrepentimiento es algo individual, y la salvación es algo individual. No podemos ni tener la vida de otra persona, ni vivir por la fe de otros. Existe un fuerte principio de individualismo en cada fase de la vida y de la carrera práctica del cristiano.
Quiera Dios que el lector medite en este tema y que haga una aplicación personal de la verdad escondida en una de las figuras más extraordinarias del Antiguo Testamento, para ser de este modo conducido a contemplar con fe la cruz y sus preciosos resultados. Jesucristo, el Hijo del Hombre, clavado en la cruz, hecho pecado por nosotros, satistizo todas las exigencias de la justicia inflexible del Dios santo, a quien habíamos ofendido.
Dios, plenamente satisfecho, invita al pecador a levantar su mirada de fe hacia la cruz, en donde su propio Hijo sufrió el juicio en lugar del culpable. Sin la fe, sin duda alguna el pecador perecerá a causa de la mordedura de la serpiente antigua, Satanás. Por la fe halla no solamente la liberación de su culpabilidad y del juicio, sino la vida eterna y el goce de los bienes celestiales.
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