|
Huir de Dios nunca es la solución el Devocional Hablado
¿Es usted como Jacob, que huía lejos de casa?, ¿o se comporta igual que el hijo que ha conocido la dulzura del hogar paterno y se fue hacia un mundo que le parecía mejor? Tal vez piensa estar libre; pero ¿no es esclavo de alguna pasión? O, como un marido infiel y adúltero, ¿se fue hacia lo desconocido que sólo genera decepciones, rompiendo así el corazón de su esposa? Quizá nuestro lector sea un joven o una joven criado en un hogar cristiano. ¿Se ha ido lejos de Dios, olvidando que no se puede escapar de su mirada? Jacob trató de huir de Dios, pero Dios mantuvo su mirada en él.
Lucas (15:11-23) relata la parábola del hijo perdido que quiso huir de las molestias de la casa paterna, pero pronto se halló solo y sin dinero. Cuando atormentado por el hambre y sucio (en todos los sentidos de la palabra) volvió a su padre, ¿de qué manera fue recibido? “Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó” (Lucas 15:20).
Huir nunca es la solución a los problemas. Se puede huir de los hombres y de las circunstancias, pero no se puede huir de Dios. El rey David escribió: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” (Lea el Salmo 139:7-12).
A cada uno de los fugitivos, Dios dice: “Vuélvete… no haré caer mi ira sobre ti… Reconoce, pues, tu maldad” (Jeremías 3:12-13). “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13).
|