Dios nuestro Salvador… nos salvó, 
no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,
sino por su misericordia… Palabra fiel es esta,
y en estas cosas quiero que insistas con firmeza.

Tito 3:4-5, 8.

Predicamos a Cristo crucificado…
para los gentiles locura.
1 Corintios 1:23.

 


¿Un camino demasiado fácil?
escuchelo aquí

       Se oye decir que la doctrina de la salvación por gracia y no por obras es injusta porque vuelve demasiado fácil el camino al cielo: Cada uno podría hacer lo que quiere y, sin embargo, irse al paraíso. Pero quizá sea más fácil ofrecer dinero para edificar una «iglesia» o financiar una obra misionera que aceptar humildemente la salvación de Dios y entrar al cielo como un pecador salvado por gracia.

       Otros le dirán que esta doctrina es un disparate. Era lo que ya se pretendía en Corinto hace casi dos mil años. Pues bien, ninguna otra enseñanza produjo resultados más poderosos en el mundo que la sencilla proclamación del perdón gratuito por la fe en Jesucristo. Además, las buenas obras seguirán sin falta, no con vistas a obtener la salvación, sino porque el salvo desea agradecer a Dios. 

       Esa doctrina era la fuerza de los apóstoles cuando se dirigieron a las naciones paganas para anunciarles la buena nueva. Al principio no eran más que unos cuantos, no obstante, cambiaron al mundo. Esta misma doctrina salió otra vez a la luz al fin de la Edad Media, cuando se volvió a leer y a traducir la Biblia en nuestros idiomas.

De mis obras despojado,
vi la obra de Jesús.
Supe que la paz fue hecha
por la sangre de su cruz.