«En 1920, el jugador vasco Ramón Unzaga repitió en el Sudamericano de Viña del Mar una jugada que hacía en el Estadio El Morro de Talcahuano jugando por su equipo [de fútbol], el Estrella de Mar.
»El cuerpo del deportista se suspendía en el aire y, de tijera... golpeaba el balón, de espalda al jugador contrario. Jugando por la selección chilena, Unzaga la hizo tal como en Talcahuano desde 1914, pero esta vez, con brasileños, uruguayos y argentinos en las tribunas, producto del torneo continental. La acrobacia tuvo mayor eco y se le definió con un nombre:... “la chilena”.
»Ramón Unzaga fue un atleta completo que muchas veces compitió en torneos de salto con garrocha, donde quedaba en el aire de forma horizontal, con la espalda apuntando al suelo. Movimiento similar al de “la chilena”....
»Sus goles ya eran famosos y en Sudamérica se hacían por doquier, hasta que [el club de fútbol] Colo Colo emprendió rumbo a la recordada gira de 1927 por España. Días antes de fallecer, uno de los fundadores del club, David Arellano, realizó [la jugada] en Valladolid, y los reporteros hispanos pusieron el timbre al mote ya reseñado por los periodistas del Río de La Plata: “chilena”.»1
Así resumió el diario El Mercurio Online, de Santiago de Chile, en el año 2008, la historia de la jugada que hizo famoso al jugador vasco-chileno Ramón Unzaga Asla, con motivo del anuncio de un monumento que había de erigirse en su honor en el puerto de Talcahuano, 500 kilómetros al sur de Santiago.2 El Mercurio se había informado del diario El Sur, de Concepción, que en 1918, noventa años antes, había publicado la siguiente declaración textual de Unzaga:
En dos ocasiones, el árbitro me cobró falta por un salto de lujo que daba a fin de rechazar la pelota (era mediozaguero) alegando que fauleaba al jugador contrario del Río.... Me vi obligado a observarle al árbitro su error, alegándole que reconocidos jueces no me la habían penado. Siguió después un cambio de palabras que trajo por resultado la orden de... que abandonara la cancha.... Lo hice y, al lado afuera de ella, tuve con el señor Beitía [el árbitro] un cambio de bofetadas.3
«¡Cómo no iba a enojarse! —exclama el periodista chileno Eduardo Bustos Alister—. Si le estaban sancionando su magistral jugada: “La Chilena”.... El partido debió suspenderse ante la asistencia de cuatro mil espectadores cuando el equipo de [Unzaga] se imponía por la cuenta de tres goles a cero.... “Quiere alcanzar a Dios”, comentaban... cuando... veían a Unzaga realizar... su casi suicida jugada.»4
Menos mal que, para alcanzar a Dios, no es necesario poder hacer esa jugada. ¡Porque ese sí que sería un requisito difícil de cumplir, si no imposible, para casi todo el mundo! ¿Qué hay que hacer, entonces, para lograrlo? Hay que buscar la justicia que imparte Dios, el Juez divino, por la fe y no por nuestras jugadas magistrales, que son las buenas obras, para que ninguno de nosotros tenga de qué gloriarse. Porque el que confíe única y exclusivamente en Él —nos asegura el apóstol Pablo— no será defraudado.5
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«Fútbol: En Talcahuano erigirán monumento a Ramón Unzaga, creador de la “chilena”» El Mercurio Online, 18 septiembre 2008 En línea 31 enero 2010; véanse también Eduardo Galeano, El fútbol a sol y sombra (México, D.F.: Siglo Veintiuno Editores, 1995), p. 57; y Palmira Oyanguren, «La “chilena” es cosa de vascos», Sociedad de estudios vascos En línea 31 enero 2010. |
2 |
Ibíd.; Mariano Jesús Camacho y Eduardo Bustos Alister, «Fútbol es... cultura: “Chilena metálica”, 20 noviembre 2009 En línea 31 enero 2010. |
3 |
Eduardo Bustos Alister, «Por hacer una chilena», Santiago, Metropolitana, Chile, 20 junio 2007 En línea 31 enero 2010. |
4 |
Ibíd. |
5 |
Ro 9:30-33; Ef 2:4-10 |
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