|
La Conversión de un Presidiario (1 de 2) para ESCUCHAR ...haga clic aquí...
Un gerente de una compañía importante vivía cómodamente y gozaba de una buena reputación; por eso creía no necesitar a Dios.
Cierto día lo detuvieron acusándolo de ser el jefe de la banda que robaba los furgones de mercancía de la empresa para la que trabajaba. Lo fotografiaron junto a los furgones y esas fotos fueron divulgadas por los medios de comunicación. Aunque era inocente, se sintió el más miserable de los hombres. En la cárcel ninguno de sus amigos ejecutivos lo visitó, y para colmo de su situación, su abogado de confianza estaba de viaje.
En aquella ocasión recibió en la cárcel un calendario de la buena semilla. Se puso a leerlo y fue así como el Señor empezó a trabajar en su corazón. Por la noche había otros presos que cantaban cánticos cristianos. Sin saber ninguno de esos cánticos, repentinamente se unió a ellos y se puso a cantar.
Cuando el oficial del tribunal que tramitaba su causa llegó a la cárcel para una diligencia, el presidiario le contó su necesidad espiritual. El oficial era un cristiano y le habló sobre el mensaje del Evangelio: la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo (1 Corintios 18:4-5). Allí en la cárcel reconoció ser un miserable pecador y aceptó al Señor Jesucristo como su Salvador. A los pocos días obtuvo su libertad. Entonces pasó a estar libre de la cárcel y libre de la condenación eterna de su alma. ¡Doblemente libre!
|