En Apocalipsis 19 se habla de las bodas del Cordero que tendrán lugar en el cielo. El Cordero se refiere a nuestro Salvador Jesucristo. Y ¿quién es su esposa? Es el conjunto de todos los salvados desde Pentecostés hasta el arrebatamiento de los creyentes. Todos los seres humanos que durante este tiempo creyeron en él como su Salvador personal forman, en conjunto, la esposa del Cordero.

       Ella lleva un magnífico vestido de boda hecho de lino fino, “limpio y resplandeciente”. La Biblia nos explica lo que representa esa tela: “las acciones justas de los santos”. ¿Hemos pensado alguna vez que durante nuestra vida como creyentes en esta tierra estamos confeccionando el vestido de boda que llevaremos un día? “Las acciones justas de los santos” incluyen todo lo que hagamos en virtud del Espíritu Santo y obtenga la aprobación de Dios.

       En Hebreos 6:10 leemos: “Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”. Él no olvida nada. Toda buena obra que Dios preparó de antemano y que hayamos ejecutado será valorada como una parte de ese precioso vestido de boda.

       Pero no olvidemos que todo es por gracia, pues “se le ha concedido que se vista”. El apóstol Pablo dijo: “He trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Corintios 15:10).