En este sentido, David M. Holtzman, coordinador del Departamento de Neurología en la Facultad de Medicina del citado centro, cree que la orexina o los compuestos con los que ésta interactúa podrían convertirse en nuevas dianas farmacológicas. Holtzman cree que los resultados obtenidos también sugieren que los tratamientos para trastornos del sueño deberían tener prioridad no sólo por sus efectos, sino también por el impacto potencial, a largo plazo, en la salud cerebral.
A través del microdiálisis in vivo, los autores han medido los niveles de placas beta amiloides en el cerebro de ratones modificados genéticamente para padecer Alzheimer observando que estos niveles aumentaban y decrecían según los periodos de sueño y vigilia de modo que eran mayores cuando los ratones estaban despiertos (por la noche) decreciendo cuando dormían.