El control de esfínteres
La dificultad para controlar los esfínteres es un problema habitual en la fase avanzada de la enfermedad. Acudir al baño o retrete implica una serie de acciones que el enfermo puede ir olvidando: quitarse y ponerse la ropa, recordar dónde está el baño y reconocer su función, identificar la sensación de tener ganas de orinar y defecar, expresar este deseo y llevar a cabo distintos movimientos…
El origen de la incontinencia también puede ser secundario a enfermedades frecuentes en las personas mayores (infecciones urinarias, prostatitis, etc) o al uso de algún tipo de medicación. El primer paso, es, por tanto, consultar al médico para determinar la intervención más adecuada.
Para que esta acción sea más cómoda, conviene utilizar ropa de fácil manejo amplia y que se desabroche con facilidad (por ejemplo, con velcro en lugar de cremalleras o corchetes o goma elástica en la cintura en lugar de cinturones) y evitar el uso de fajas o pantys.
También es interesante que el cuarto de baño esté en un lugar accesible o poner pilotos de luz en el camino que conduzca al cuarto de baño. Si a pesar de estas precauciones se orina, no le regañe.
Procure que adquiera el hábito de ir al baño a las mismas horas, y mientras le conduce al cuarto de baño, dígale lo que está haciendo e indique claramente los pasos a seguir. No le apresure, pero evite que permanezca demasiado rato en el retrete. No olvide que se trata de una acto íntimo y que puede dejarle un rato solo.
Si le resulta difícil permanecer sentado en el inodoro, distráigale hablando o con una revista y no olvide realizar una cuidadosa higiene genital mañana y noche.