Recuerde que los ancianos no necesitan la misma cantidad de horas de sueño que los jóvenes.
Procúrele a su familiar un lugar de descanso silencioso y cómodo, que le dé tranquilidad. Si el anciano cambia de domicilio, que tenga objetos suyos que le acompañen siempre (como los ositos de peluche que tranquilizan a los niños): fotografías de seres queridos, imágenes religiosas, incluso la ropa de cama que le gusta...
Intente que no duerma de día. Suprima las siestas y las cabezadas, y si no es posible, que la siesta sea corta. Que use la cama sólo para dormir, no para ver la televisión, ni para leer, hojear revistas ni oír música.
Manténgale activo. Que pasee por la tarde y se relaje por la noche con música agradable, un baño o ducha de agua tibia, un vaso de leche caliente, tila, valeriana, etc.
No dé a su familiar comidas abundantes ni excitantes, suprimiendo el café, té, alcohol, los refrescos de cola y el tabaco antes de acostarse. También hay que evitar que se acueste con hambre.
Evite programas televisivos agresivos o violentos que le impresionen o le pongan nervioso, así como conversaciones demasiado emotivas.
Compruebe que la cama sea cómoda y convenientemente abrigada y que su familiar no va a pasar calor ni frío. A veces puede ser adecuado colocar en la cama barras de seguridad o un cinto de seguridad, con el fin de evitar caídas y accidentes (no como método de inmovilización). Estos accesorios los venden en ortopedias y en tiendas especializadas.
La habitación debe estar templada (18 a 20 º C), bien ventilada y no abarrotada de muebles.
Tenga con él un horario fijo para acostarse y levantarse. Cuando sea necesario cambiar de domicilio, mantenga el mismo horario y las mismas rutinas: aseo, cepillado de dientes, despedida de familiares, rezo breve si su familiar acostumbraba a hacerlo anteriormente...
Antes de acostarle hágale orinar y respete el ritmo intestinal de su familiar (que vaya siempre al water a la misma hora).
Instale una pequeña luz en su habitación, para evitar que se despierte y le dé miedo la oscuridad, o encienda la luz del pasillo dejando la puerta entreabierta.