a veces tenemos miedo, porque somos débiles y quizás nos educaron con defectos en la virtud de la fortaleza. Pero cuanto más miedosos seamos, tanto mayor mérito tendremos si aprendemos, con la ayuda de Dios, a vencer esos miedos. Recordemos que Dios puede enviar sus ángeles a cuidarnos y defendernos, incluso visiblemente, si ello fuera necesario
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