Una luz,
siempre la misma luz
deslumbrante, ya no ilumina,
multicolor, sin brillo,
a veces tenue, quizás gris,
cuando recorro en reversa la veo, no tan clara,
como entonces una búsqueda brillante,
un tren sin ventanas ahora,
es el recorrido el calidoscopio,
tus piernas el destino,
la sangre ebulle rutilante en el anagrama lamina,
mora el alma en las penumbras,
enigmas degustados en cambios cotidianos,
vive el ánima visible con en los destellos,
el humo de mi aliento se hace azul en el deseo,
vapor de los recuerdos tuyos,
animal en celo lames el fulgor,
te apagas sin el fuego,
ciegas tu ambición en la oscuridad,
en ella tu baba último vestigio de tu vida,
cruzas la línea sin retorno,
miras atrás buscas el destello que dé la razón.
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