Fría es la noche, y el temor es
frío, cruje bajo los pies rígida escarcha, y es la sangre en las venas como un
río que bajo el hielo
lentamente marcha.
Fría es la luz
filtrándose en la sala, fríos los candelabros extinguidos, y húmedo el frío que los huesos
cala por la piel de los
miembros ateridos.
Y hay frío en el
hogar, y en el ambiente del
cuadro de sombríos personajes de apática mirada indiferente luciendo aristocráticos
ropajes.
Y cada noche oscura se
despegan del lienzo en la
pared las pinceladas en
formas incorpóreas, y navegan, sombras sin sombra, en lóbregas jornadas.
Ni hay eco de pisadas, ni hay
aliento, sólo un avance en
flotación ligera, como una
ráfaga glacial de viento a
través de la grieta en la vidriera.
Pasaron ante mí,
mas no me vieron, ni yo les
ví, tan sólo su presencia se hizo sentir, y cómo estremecieron mis sentidos desde su
transparencia.
Alcé la vista al
cuadro sobre el muro y sus
espacios ví blancos, vacíos... Sólo una joven de cabello oscuro quedaba, con sus ojos en los
míos.
Una sonrisa afable florecía sobre sus labios tenuemente
rojos, mezcla de amor y de
melancolía, y no pude
apartar de ella mis ojos.
Me acerqué a la
pintura, seducido por un
misterio tan incomprensible, y al rozar con los dedos su vestido me circundó un calor
irresistible.
Pero mi espalda
percibió al instante la
frialdad del grupo en su regreso; la miré una vez más, y su semblante me pareció la encarnación de un
beso.
Y aquella noche tuve que
dejarla, mas cada día paso
hora tras hora contemplando
el retrato, y al mirarla siento que
cada vez más me enamora.
Hace mucho tiempo, la mayoría de los monstruos eran seres simpáticos y golosos, tontorrones y peludos que vivían felizmente en su monstruoso mundo. Hablaban y jugaban con los niños y les contaban cuentos por las noches. Pero un día, algunos monstruos tuvieron una gran discusión por un caramelo, y uno se enfadó tanto que sus furiosos gritos hubieran asustado a cualquiera. Y entre todos los que quedaron terriblemente asustados, las letras más miedosas, como la L, la T y la D, salieron corriendo de aquel lugar. Como no dejaron de gritar, las demás letras también huyeron de allí, y cada vez se entendían menos las palabras de los monstruos. Finalmente, sólo se quedaron unas pocas letras valientes, como la G y la R , de forma que en el mundo de los monstruos no había forma de encontrar letras para conseguir decir algo distinto de " GRRR!!!", "AAAARG!!!" u "BUUUUH!!!". A partir de aquello, cada vez que iban a visitar a alguno de sus amigos los niños, terminaban asustándoles; y con el tiempo, se extendió la idea de que los monstruos eran seres terribles que sólo pensaban en comernos y asustarnos.
Un día, una niña que paseaba por el mundo de los monstruos buscando su pelota, encontró escondidas bajo unas hojas a todas las letras, que vivían allí dominadas por el miedo. La niña, muy preocupada, decidió hacerse cargo de ellas y cuidarlas, y se las llevó a casa. Aquella era una niña especial, pues aún conservaba un amigo monstruo muy listo y simpático, que al ver que nada de lo que decía salía como quería, decidió hacerse pasar por mudo, así que nunca asustó a nadie y hablaba con la niña utilizando gestos. Cuando aquella noche fue a visitar a su amiga y encontró las letras, se alegró tanto que le pidió que se las dejara para poder hablar, y por primera vez la niña oyó la dulce voz del monstruo.
Juntos se propusieron recuperan las voces de los demás monstruos, y uno tras otro los fueron visitando a todos, dejándoles las letras para que pudieran volver a decir cosas agradables. Los monstruos, agradecidos, les entregaban las mejores golosinas que guardaban en sus casas, y así, finalmente, fueron a ver a aquel primer monstruo gruñón que organizó la discusión. Estaba ya muy viejecito, pero al ver las letras, dio un salto tan grande de alegría que casi se le saltan los huesos. Y mirando con ternura las asustadas letras, escogió las justas para decir "perdón". Debía llevar esperando años aquel momento, porque enseguida animó a todos a entrar en su casa, donde todo estaba preparado para grandísima fiesta, llena de monstruos, golosinas y caramelos. Como que las que se hacen en Halloween hoy día; qué coincidencia, ¿verdad?
"Fría es la noche, y el temor es frío, cruje bajo los pies rígida escarcha, y es la sangre en las venas como un río que bajo el hielo lentamente marcha."
TODAVIA NO HE LEIDO ALGO DE FCO. ALVAREZ HIDALGO QUE NO ME HAYA GUSTADO MUCHISIMO.