Arrogancia
Llegaste a mí pausado, silencioso
ardiente y colosal fue mi elocuencia
desatando la fría indiferencia
que mostrabas altivo y desdeñoso.
Volviste como ayer, más misterioso
dócil jazmín mi clara confidencia
que estalló en una amable delincuencia
cual lúbrico portal..., pecaminoso.
Me envolvió gravemente tu cariño
en dulce distracción mi piel de armiño
¡Oh! las suaves caricias tan fecundas...
Un destello jugó en tu faz de niño
y hubo en la cárcel gris de mi corpiño
un temblor de palomas moribundas.
Norma Alicia Estuard
No es arrogancia amiga.
No es arrogancia amiga como te pienso,
ni es mi mente quién te moldea y te elabora
aunque en mis sueños te veo muy claramente
me apena tu fría indiferencia y el cruel suspenso.
Yo he vuelto justo cuando la vida te incorpora,
al momento en que mis ojos te ven, aunque cerrados,
a la historia de nuestras letras, al amor de cada hora,
con mi alma despierta y los sentidos desatados.
Y hoy tranquila yo te miro apoyada a la baranda,
pregunto si aún recuerdas mis caricias más fecundas
que pusieron en tus ojos los destellos del cariño.
Y no importa si en la cárcel gris de tu corpiño
aleteen moribundas mis dos preciadas palomas
siempre tendré en mis ojos, por ti el mismo cariño.
Jesús Quintana Aguilarte.