El siglo XXI llegó con una especie de redención para Trasmoz. Si anteriormente su mala fama alejaba a las personas, precisamente esa reputación como un lugar maldito empezó a atraer turistas interesados en conocer la historia del lugar y experimentar en persona aquel “antro de hechicería”. En nuestros días, Trasmoz poco hace para desmentir las leyendas, al contrario, sus habitantes dan su mejor esfuerzo para parecer lo más siniestros posible y esto ha favorecido la pequeña economía de la comunidad.
Año con año, la Cámara de Comercio promueve un festival llamado Feria de la Brujería, evento que cada vez atrae a una mayor cantidad de curiosos. En el mes de agosto, las pensiones tienden a abarrotarse, presentaciones en las calles cuentan la extraña historia del pueblo y se establece un comercio de hierbas, amuletos y objetos relacionados con el mundo de la brujería que los visitantes adquieren como suvenir de la ciudad maldita de España.
Trasmoz
Incluso el Castillo de Trasmoz, reconstruido, abre sus puertas y permite a los visitantes adentrarse en los macabros calabozos. Se tiene proyectado transformar este lugar en un museo.
Desde hace un lustro, Trasmoz también es sede de la Convención Anual de Brujas y Hechiceras donde se escenifican rituales y hacen homenajes en memoria de aquellos que fueron perseguidos y asesinados por la Iglesia Católica durante la Edad Media. El evento más esperado de esta celebración es la elección de bruja del año.
Con esta vuelta de tuerca en la historia del pueblo, no resulta extraño que Trasmoz haya rechazado aceptar la disculpa de la Santa Sede que ofreció el Perdón Oficial y la posibilidad de retirar la excomunión que todavía pesa sobre la comunidad. Al parecer, el espíritu desafiante de las Brujas de Trasmoz sigue más vivo que nunca.