No esperaste a que amaneciera
Antes de que rayara el sol
Ya caminabas en la playa,
Te veías feliz jugando con las olas del mar
Y tu figura parecía flotar en medio de la bruma
De cuando en cuando corrías divertida
Y como si fueras una niña
Contagiabas tu alegría
Brincando sobre la espuma del mar.
Soñadora, ¿Por qué vas de prisa?
Con tu espíritu juvenil y un corazón
Que no alberga malicia
Pero que sabes amar de verdad,
Todo lo mejor de tú amor me lo diste
Lo juraste ante un altar,
Soy tuyo en cuerpo y alma
¡Dios sabe que es verdad!
Soñadora, que me diste tú primera caricia
Y yo henchido de dicha
Te amo y te amare como nadie lo hará igual,
Soñadora amada mía
Que te llenas de sol y de vida
Cuando vuelvas a mis brazos
Te cubriré de besos…
Con las manos recorreremos nuestra piel
Y vestiremos al amor de eternidad…
Marco T. Valdez.