MI AFUERA
Hoy tuve que salir de mi casa, con temor descubrí que faltaba algo en mi nevera
Y me di cuenta que a la señora que vive hace años unas casas arriba de la mía, y de la que solo se que es modista y que vive con sus tres hijas, con sus nietos y con sus tres perros, pero hoy, vi un letrero amargo sobre su puerta: estamos en el olvido. En ese momento me sentí una verdadera extraña, en mi propio vecindario. Pensativa, decidí apurar mi paso hacia el súper, yo se que antes de llegar, siempre hay una señora que vende jugos de frutas y grita todo el día: mandarinaaaaas, y creo que solo el silencio de una calle vacía, me hizo notar que ella no estaba, es mas, pensar que estaría haciendo para darle de comer a sus hijos, si ella no podía salir, y para donde se habían ido sus habituales clientes. La palabra hambre se dibujó en mi mente como una mueca burlona de mi indiferencia. Y ya ,haciendo mis compras encontré a la señora que vive cerca a mi casa, y que vive sola, yo se que es viuda y que su marido hace mucho tiempo murió, su única felicidad es asistir a la iglesia, porque allá encuentra con quien conversar, se distrae un poco, y cuando ella me ve, se pone feliz y me abraza con una sonrisa que ilumina su rostro, ahora me miró desde lejos, alzo su mano, y solo vi un gesto mudo de saludo, estaba protegida por un barbijo y por una distancia que lastimaba, tanto hubiera querido tomar sus manos, pero , prudente, decidí hacerme a un lado. Ese algo invisible que me separa de aquellos con los que convivo diariamente, no es solo un virus amenazante, es echar de menos a aquellos que antes no extrañaba. ALBA