Contemplando
el atardecer desde lo alto de esta ciudad, le pregunto a la naturaleza
donde se encuentra refugiado la mitad de mi corazón.
Que el alma
del bosque rompa su silencio y mueva las montañas para traerte a mi
lado, navegando sobre mis territorios desconocidos.
¿Cuán lejos
estás?, ven y naufraga en mi puerto que yo he de correr en tu auxilio,
Te brindaré abrigo, seré luz que te oriente para que jamás vuelvas a
perderte, tan solo ven o dame una señal de que aún no te rindes en la
búsqueda, que aún no me has matado sin averiguar sobre mi existencia…
No calles tus
dudas, sigue tu búsqueda, ¡tengo tanta ternura que entregarte!,¡ tengo
toda mi vida para contemplarte!. Permíteme sentir con qué fuerza late tu
corazón, mientras descanso en tu regazo.
Te quiero
ingenuamente, extiendo mis brazos al cielo tan solo por tenerte, te
quiero con libertad, porque nada de lo que vivo en esta sociedad me
priva de sentir tu compañía ausente. Tan solo sé que te quiero
dulcemente.