LO QUE EL TIEMPO CURA...
Muchas veces te preguntarás a lo largo del
día...¿cuánto tiempo puede durar este dolor y
todo lo que sientes? La respuesta no es fácil,
porque depemde de muchos factores: de
la forma como murió tú ser querido, de
cuántos años tenía, del lugar que ocupaba
en la familia y del rol que desempeñaba.
Lo más importante es que el tiempo es tu
gran aliado. Por eso quiero compartir un
hermoso cuento que tiene alunos siglos
de antiguedad y que Jorge Bucay cuenta
al inicio de sus seminarios de duelo. Hubo una vez una isla donde habitaban
todas las emociones y todos los sentimientos
humanos que existen. Convivían por supuesto,
el Temor, la Sabiduría , el Amor, la Angustia,
la Envidia, el Odio...Todos estaban allí.A pesar
de los roces naturales de la convivencia, la
vida era sumamente tranquila e incluso previsible.
A veces la Rutina, hacía que el Aburrimiento se
quedara dormido,o el Impulso armaba algún
escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Conveniencia lograban aquietar el Descontento.
Un día, imesperado para todos los habitantes de
la isla, el Conocimiento convocó a una reunión.
cuando la Distracción se dió por enterada y la
Pereza llegó al lugar del encuentro, todos
estuvieron presentes.
Entonces el Conocimiento dijo: - Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde.
TODAS LAS EMOCIONES QUE VIVÍAN EN LA
ISLA DIJERON: - ¡No como puede ser! ¡si nosotros vivimos aquí desde siempre! El Conocimiento repitió: - La isla se hunde. - Pero no puede ser!¡Quizás estás equivocado! - El Conocimiento casi nunca se equivoca -dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él
dice que se hunde, debe ser porque se hunde. -¿Pero que vamos hacer ahora? -se preguntaron los demás. Entonces el Conocimiento contestó: - Por supuesto cada uno puede hacer lo que
quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla...construyan un barco,un
bote, una balsa o algo que les permita irse,
porque el que permanezca en la isla desaparecerá
con ella. -¿No podrías ayudarnos?
-preguntaron todos, porque confiaban
en su capacidad. -No dijo el Conocimiento-,la
Previsión y yo hemos contruido un avión. Y en cuanto termine de decirles esto
volaremos a la isla más cercana.
Las Emociones dijeron: -¡No!¡Pero no! ¿Qué será de nosotros? Dicho esto, el Conocimiento se subió al
avión con su socia y, llevando de polizón al
Miedo,-que como no es zonzo ya se había
escondido en el motor-,dejaron la isla.
Todas las Emociones, en efecto se dedicaron
a construir un bote, un barco , un velero...todas...
salvo el Amor. Poeque el Amor estaba tan relacionado con cada
cosa de la isla que dijo: -Dejar esta isla ...despues de todo lo que viví aquí...
¿Cómo podría dejar este arbolito, por ejemplo? Ah...compartimos tantas cosas... Ymientras las emociones se dedicaban el medio
para irse, el Amor se subió a cada árbol, alió
cada rosa, se fue hasta la playa y nse revolcó
en la arena como solía hacerlo en otros tiempos.
Tocó cada piedra...y acarició cada rama...
Al llegar a la playa, exactamente desde donde
el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar
con esa ingenuidad que tiene el amor: "Quizá
la isla se hunda por un ratito...y después resurja...
¿por qué no?". Y se quedó durante dias y diaS
midiendo la altura de la marea para revisar si
el proceso del hundimiento no era reversible...
La isla se hundía acda vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir
porque estaba tan dolido que sólo era capaz
de llorar y gemir por lo que perdería. Se le ocurrió entonces que la isla era muy
grande y cuando se hundiera un poco más,
siempre él podría refugiarse en la zona más alta...cualquiera cosa era mejor que tener que
irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un
problema para él. Así que, una vez más, tocó las piedritas de la
orilla...y se arrastró por la arena y se mojó los
pies en la playa. Luego sin darse cuenta demasiado de su renuncia,
caminó hacia la parte norte de la isla, que si
bien no era la que más le gustaba era la más
elevada....Y la isla se hundía
un poco más...Y el Amor se refugiaba
cada día en un espacio más pequeño... -Despues de tantas cosas que pasamos
juntos -le reprochó a la isla. Hasta que finalmente sólo quedó una
pequeña porción de tierra firme; el resto
ya había sido tapado completamente
por el agua. Justo en ese momento el
Amor se dió cuenta de que la isla se
estaba hundiendo de verdad. Compredió
que, si no dejaba la isla, el Amor desaparecería
para siempre de la faz de la tierra... Caminando entre senderos anegados y saltando
enormes charcos de agua, el Amor se
dirigió a la bahía. Ya no había posibilidades de construirse una
salida como la de todos; había perdido
demasiado tiempo en negar lo que perdía y
en llorar lo que desaparecía poco a poco ante
sus ojos. Desde allí podía ver pasar a
sus compañeros en sus embarcaciones.
Tenía la esperanza de explicar susituación
y que alguno de sus compañeroa le
comprendiera y le llevara. Observando el mar vió venir el barco
de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza
se acercó un poquito a la bahía. - Riqueza, tú que tienes un barco tan
grande,¿no me llevarías hasta la isla
vecina? Yo sufrí tanto la desaparición
de ésta isla que no pude fabricarme
un bote... Y la Riqueza contestó:
- Estoy tan cargada de dinero, joyas
y de piedras preciosas, que no tengo un
lugar para tí, lo siento...-Y siguió su camino
sin mirar atrás. El Amor siguió obsrvando
y vió venir a la Vanidad en un barco
hermoso, lleno de adornos, caireles,
mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención . El Amor se estiró un poco y gritó: -¡Vanidad...Vanidad...llévame contigo! La Vanidad miró al Amor y le dijo: -Me encantaría llevarte pero...¡tienes un
aspecto!... ¿estás tan desagradable...
tan sucio y tan desaliñado!...perdón, pero
creo que afearías mi barco -y se fué.
Y así el Amor pidió ayuda a cada una de la
emociones. A la Constancia, a la Sensualidad,
a los Celos, a la Indignación, y hasta el Odio.
Y cuando pensó que ya nada más pasaría, vió
acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza. - Tristeza, hermana -le dijo-. Tú que me conoces
tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan
sensible como yo... ¿Me llevarás contigo?
Y la Tristeza la contestó: - Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy
taaaaan triste... que prefiero eztar sola - y
sin decir más se alejó.
Y el Amor, pobrecito, se dió cuenta de
que por haberse quedado ligado a esas
cosas que tanto amaba, él y la isla se iban
a hundir en el mar hasta desaparecer.
Entonces, se sentó en el último pedacito
que quedaba de su isla a esperar el final... De pronto el Amor escuchó que algien chistaba: - Chist-chist-chist... Era un desconocido viejito que hacía señas
desde un bote de remos. El Amor se sorprendió: - A mí? le preguntó, llevandose una mano
al pecho. - Sí, sí -dijo el viejito-, a tí , ven conmigo
subete a mí bote, yo te salvo. El Aor le miró y quizo darle explicaciones... Lo que pasó fué que yo quedé... - Entiendo -dijo el viejito, sin dejarle terminar
la frase-,sube.
El Amor subió al bote y juntos empezaron
a remar para alejarse de la isla. No pasó mucho tiempo antes de ver como
el último centímetro que quedaba de la isla
terminó de hundirse y así desaparecer
por completo. Nunca volverá a existir una isla como ésta-
murmuró el Amor, quizás esperando que el
viejito le contradijera y le diera alguna esperanza. -No -dijo el viejp- cómo ésta, nunca. Cuando llegaron a la isla vecina el Amor
comprendió que seguía vivo. Se dió cuenta de que iba a seguir esistiendo. Giró sobre sus pies para agraderle al viejito,
pero éste sin decir una sola palabra se había
marchado tan misteriosamente como había
aparecido. Entonces, el Amor muy intrigado fue en
busqueda de la Sabiduría para preguntarle: -¿Cómo puede ser? yo no lo conozco y él me salvó... Nadie comprendería que me hubiera
quedado sin embarcación,pero él me ayudó,
él me salvó y ni siquiera sé quién es... La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato
y dijo:- Él es el único capaz de
conseguir que el Amor sobreviva
cuando el dolor de una pérdida
le hace creer que es imposible seguir
adelante. El único capaz de darle una
nueva oportunidad al Amor cuando
parece extinguirse. El que te salvó
Amor, es el Tiempo.
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