MIRAR A JESUS
Mirad a mi, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. Isaías 45:22.
Durante estas semanas anteriores he podido conversar algunos minutos con una amiga que, en su juventud, ha tenido que enfrentarse con el cáncer.
Había una cierta tensión en el ambiente en las primeras ocasiones en que me dirigí a ella después del diagnóstico, pues yo creía, equivocadamente, que a ella le resultaría difícil hablar de su situación. Sin embargo, empecé a percibir cuán segura y confortada me sentía yo después de hablar con ella. Ella hablaba continuamente de su seguridad en las promesas de Dios, en el cumplimiento de su Palabra y en la respuesta a cada oración elevada al cielo. En vez de ser yo quien le mostrara ese maravilloso bien, ella lo estaba viviendo en su angustia y lo estaba compartiendo conmigo.
¡Qué difícil es ver las flores en vez de las espinas! ¿Cuáles son esas flores? Una autora afirmó que “las promesas de la Biblia son los claveles, las rosas y los lirios del jardín de Dios”.Por nuestra naturaleza pecaminosa somos más propensas a ver lo ingrato o feo de la vida. Estamos más vinculadas al dolor y al fracaso que a las oportunidades del cielo para bendecirnos. ¿Qué es lo que pasa realmente?
“Oh, ¡cuántos avanzaran por la senda oscura mientras miran lo objetable, las cosas ingratas que hay a cada lado cuando un paso más arriba están las flores! Creen que no tienen derecho a decir que son hijos de Dios y a confiar en las promesas que se presentan en el evangelio, porque no tienen evidencias de la aceptación del Señor. Pasan por dolores luchas y afligen su almas como Martín Lutero para poder entregarse a al justicia de Cristo.
Jesús no te pide a ti ni me pide tampoco a mí que llevemos todo el dolor o toda la carga con nuestras propias fuerzas, pues sabe que son exiguas. Tú y yo estamos en sus manos. Tampoco nos pide que aflijamos nuestro espíritu para poder conseguir su favor. ¡Olvídate de las espinas! Contempla solo las evidencias de su palabra. Por encima de las espinas están las flores. Por encima de los problemas está él y están sus promesas y eso es lo más maravilloso que hayas podido ver.
Dios te bendiga,