“Pepito, el Juguete de Sebas”
La importancia del objeto transicional
Sebas tiene cinco años. Hoy iniciaba su primer día en el nivel de Kinder. Había ansiado durante poco más de un mes entrar al kinder porque quería ver a sus compañeros y estar con sus nuevas maestras. Todos los días preguntaba ¿mamá , cuánto falta para entrar al Kinder?.
Su madre tuvo la iniciativa de hacerle un calendario para que juntos fueran marcando los días que faltaban para su ansiada entrada a clases. Su emoción y entusiasmo contagiaba a todos en la familia.
En efecto. Llegó el ansiado día. Hoy iba de nuevo al Kinder, luego de casi dos meses y medio de descanso.
Aún y cuando Sebas siempre se ha mostrado como un niño muy seguro de sí mismo, hoy pidió llevar se peluche Pepito, para que según él “le acompañara”. Estaba contento, pero también algo ansioso pues se experimentaba a un nuevo grupo y a nuevas maestras. Necesitaba algo en que apoyarse y Pepito era ideal, porque recién se lo había regalado su querido tío Gary como recuerdo de su visita al circo.
Todos en la familia estaban ansiosos de saber cómo había sido ese esperado primer día. Sin embargo, recibieron la sorpresa de que al llamar a Sebastián se encontraron con un niño triste y resentido; que decía que no volvería a ir a ese Kinder porque ahí habían personas malas.
Lo que sucedió fue que Sebastián sacó su juguetito y la maestra se lo quitó diciendo que no era permitido llevar juguetes al preescolar, porque ya los niños de Kinder eran grandes, (haciendo referencia a que ya no eran tan pequeños como los del prekinder, que son de un nivel inferior), lo sacó durante un recreo y le fue quitado, razón por la cual Sebastián interpretó que se había portado mal y que le habían puesto una consecuencia.
A veces, los adultos no comprendemos las depositaciones afectivas que los niños y las niñas pueden hacer en un juguete, una muñeca, una almohada, una cobija….
Durante sus primeros años de vida, mamá es ese objeto de afecto que le alimenta, le cuida, lo mima. Sin embargo hay un momento en el que la madre tiene que hacer una separación del bebé, y digo una separación normal, porque mamá trabaja o porque tiene cosas a que dedicarse y no puede seguir simbiotizada con su bebé. Es en este momento en el que él bebé puede aferrarse con gran tenacidad a lo que Winnicott describe como “objeto transicional”.
Este objeto transicional, según Winnicott puede tener las siguientes características:
• En el objeto hay una depositación que el niño(a) hace de ternura: lo ama, lo cuida.
• Es probable que no lo cambie; a menos que sea él mismo niño(a) que haga el cambio. Sucede a veces cuando tienen una cobijita, la cual mamá trata de cambiar porque se ve fea o huele mal. Aún y cuando se le ofrezca una nueva, será decisión del niño(a) ejecutar el cambio.
• Está destinado a sobrevivir al amor y al odio. Esto es porque en ocasiones pueden también volcar su enojo y frustración sobre su objeto transicional.
• Se le dota de cierta vitalidad o realidad propia, es decir que pueden tener nombre, hambre, características….
La bibliografía apunta que este fenómeno se puede dar desde los cuatro meses hasta los ocho; sin embargo puede darse también en otros momentos de la niñez, y que este objeto transicional simboliza a la madre, de modo que el niño(a) lo usa de forma simbólica para llenar la ausencia temporal de mamá. Es un momento importante, pues debido al proceso de crecimiento, el desapego será gradual y se llegará a consumar por la vía de las sustituciones y manejos simbólicos.
Aparecerá entonces como algo transicional, que en presencia de elementos de angustia, le ayude a calmarse y que pueda así elaborar la pérdida por el desprendimiento de una figura importante o un ambiente confiable (hogar). El objeto así como se elige, se desechará cuando deje de cumplir su función, porque se ha madurado o porque se ha superado una etapa. Para el niño(a) es importante disponer de este objeto transicional y es importante evitar separarle de el por la simbolización que éste posee y porque le permite recrear figuras de apego
No debemos confundirlo con un asunto de límites o de manipulación. Preguntémonos primero cuán importante es para el niño(a) aferrarse a un objeto, en un momento de su vida. Ver ésta conducta, es una buena señal para llegar a ofrecer una buena dosis de afecto, confianza y ternura, que como seres humanos podemos dar, sobre todo a los niños y las niñas.
Si usted se enfrenta a una situación parecida, reflexione que importancia le ofrece su niño(a) a su objeto transicional. Recuérdele que aunque su juguete o su cobija son muy queridas, papá y mamá le aman y le van a estar esperando en su regreso. Trabaje en el vínculo para fortalecer la confianza y la autonomía.
Siempre la respuesta afectiva será la mejor medicina para cualquier malestar de las emociones