La montaña rusa suele ser la atracción más visitada en los parques de diversiones alrededor del mundo.
Algunas son simples y no hace falta tener demasiada valentía como para subirse a ellas. Otras, en cambio, parecen haber sido diseñadas con el objetivo de intimidar a la gente.
Las subidas y bajadas, los tramos llenos de curvas y pendientes, la velocidad extrema con la que marchan los pequeños coches, todo pensado para lograr que la adrenalina corra por las venas de quienes se animen a dar una vuelta.
Algunas personas viven como si estuvieran todo el tiempo en una montaña rusa. Por momentos parecen felices y contentas, llenas de alegría por sus logros, amistades y bendiciones. ¡Están arriba, en el punto más alto!
Pero al poco tiempo se las ve tristes, deprimidas y sin esperanza acerca de su futuro. Ya no queda nada de la euforia que sentían días atrás. Ahora sólo hay amargura y un profundo sentido de soledad.
¿Qué ocurre? ¿Cuál es la razón de esos cambios tan bruscos?
En la mayoría de las situaciones, el problema consiste en permitirles a las emociones que dirijan los pensamientos.
En otras palabras, dejar las decisiones, las relaciones interpersonales y los proyectos en manos de los diferentes estados anímicos.
Si vives de esa manera sólo obtendrás frustración y debilidad de carácter.
Pero si escoges colocar tus sentimientos bajo la dirección de tu voluntad, podrás crecer y disfrutar de tu vida a pesar de lo que sientas o las experiencias que ocurran a tu alrededor.
Ciertas experiencias de ese tipo suelen ser parte natural del crecimiento – en especial durante la adolescencia – o pueden ser síntomas de problemas físicos que deben ser tratados por los médicos.
Lo importante es descubrir la causa del problema y buscar ayuda, para desarrollar una vida libre y sana.
El rey David escribió: “¡Ten confianza en el Señor! ¡Ten valor, no te desanimes! ¡Sí, ten confianza en el Señor!”*
En mi propia realidad, acercarme a diario a mi Creador y buscar su ayuda es una experiencia que le da un permanente sentido, balance y orden a mi vida.
¿Y tú? ¿Cuál es tu situación en este día?
¡Buen Fin de Semana!
Dios te bendiga.
Con amor, siempre tu amiga.