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General: EL VIOLIN DE PAGANINI
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El violín de Paganini
Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:48 Niccoló Paganini es reconocido mundialmente como uno de los mayores violinistas de todos los tiempos. Fue un niño prodigio, y presentó su primer concierto a la edad de once años. Aunque también tocaba la viola y la guitarra, se le recuerda fundamentalmente por sus importantísimas aportaciones a la interpretación violinística europea, a la que transformó para siempre. Paganini ejerció una notable influencia sobre otros músicos posteriores importantes, como, por ejemplo, Johannes Brahms y Sergéi Rajmáninov. Cuando Paganini murió en 1840, legó su valiosísimo y precioso violín, un Guarnierí, a su ciudad natal, Genova. Curiosamente, el magnífico legado iba acompañado de una condición difícil de entender. Paganini no quería que ningún otro intérprete lo volviera a tocar. Los responsables del gobierno municipal aceptaron la condición impuesta por el virtuoso, y, en consecuencia, pusieron el instrumento en un estuche y colocaron el estuche en una vitrina, en la que es observado por miles de visitantes. Los instrumentos de madera tienen una particularidad. Cuanto más tiempo son tocados, mejor suenan, y no se percibe el paso del tiempo por ellos; es como si no los tocase nadie. Sorprendentemente, cuando se dejan de usar, su estado decae poco a poco. Precisamente eso es lo que le ocurrió al violín de Paganini. Otros violines del mismo violero continuaron siendo usados por otros virtuosos de generación en generación como una bendición para el mundo, pero el violín de Paganini es hoy una reliquia de lo que pudo haber sido. Esto encierra una gran lección que no debe olvidarse. El apóstol Pablo escribió a Timoteo, su hijo espiritual, las siguientes palabras: «No descuides el don que está en ti (1 Tim. 4: 14). El éxito es dinámico. Conlleva crecimiento y desarrollo, el logro de una cosa, y el uso de ese logro es un peldaño que ayuda a alcanzar el próximo. No hay un lugar donde detenerse. Lo que no se alimenta decae y finalmente muere. Cuando usamos permanentemente nuestro don, producirá cosas que no solamente nos llenarán de gozo y felicidad sino que además traerán felicidad a los demás. Piensa hoy en los dones que Dios te ha dado. Todos hemos recibido, como mínimo, un don. Úsalo para el adelanto de la causa del Maestro y para bendición de la humanidad. Octubre, 11 2009
Perdónate a ti mismo
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9 Una señorita emigró a los Estados Unidos. En su Cuba natal había sido una católica muy devota, y acostumbraba confesar sus pecados al sacerdote. En su nuevo hogar; afrontó el problema de que no podía confesar sus pecados en inglés. El problema pronto se convirtió en una crisis. Un día supo que había un sacerdote que hablaba los dos idiomas y, después de dar con él, lo convirtió en su confesor. Pero un día se encontró con la noticia de que su confesor había sido transferido a otra parroquia y el problema se presentó de nuevo. No tenía a quién confesarle sus pecados. La crisis la llevó a la necesidad de confesar sus pecados en inglés, idioma que todavía no dominaba. Nuestra heroína pidió a una amiga bilingüe que tuviera la bondad de ayudarla a traducir sus pecados para poder confesarse. Ella practicó una y otra vez la frase -Perdóneme, padre; he pecado-, y finalmente llegó al confesionario. Después de pronunciar la frase -Perdóneme, padre; he pecado-, sacó su lista donde tenía sus pecados traducidos al inglés. Pero descubrió que el confesionario estaba muy oscuro y que no podía leer la lista. Intentó una y otra vez leer la lista, pero no pudo hacerlo, y al fin se dio por vencida. Salió del confesionario llorando. Un sacristán que la vio llorando la escuchó decir en un susurro: -No puedo ver mis pecados-. Aquella fue una declaración muy profunda. Y tú, ¿puedes ver tus pecados? Es decir, ¿no puedes verlos porque los reconoces y los confiesas? ¿No puedes verlos porque Dios ya los ha echado a lo profundo del mar y ahora están tan lejos de ti como lo está el oriente del occidente-, como dice el salmista? ¿0 no puedes verlos porque no los reconoces ni aceptas tu culpabilidad ante Dios? Nuestro tema de hoy nos asegura que si confesamos, recibiremos el perdón. Es una de las afirmaciones más claras de la Biblia: -Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. ¡Qué maravillosa seguridad! Deberíamos aceptar eso con todo nuestro corazón. Lamentablemente, muchas veces seguimos sintiéndonos culpables de los pecados que hace tiempo confesamos. Creemos que Dios nos perdona, pero nosotros no nos perdonamos a nosotros mismos. Es como si creyésemos que es nuestra obligación sufrir, pagar algo, hacer expiación. A veces confundimos los problemas que vienen como resultado del pecado con algún tipo de castigo por el pecado, y, si sufrimos ese "castigo", nos sentimos "perdonados". Dejemos toda duda y aceptemos hoy el perdón divino.
¡¡ EL SEÑOR TE SEGUIRA BENDICIENDO !!
GRACIAS A GRACIELA POR EL FONDO
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DIOS BENDIGA TU VIDA EN ESTE DIA. GRACIAS POR TU PRESENCIA Y TU AYUDA.L
MI PRESENCIA. |
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