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General: HIJOS ADOCTIVOS DE DIOS
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: PEDRO PABLO 2  (Mensaje original) Enviado: 30/10/2009 20:46
 

 

 

Hijos adoptivos de Dios
 

Donde hay fe h

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!»

Romanos 8:15
El texto de hoy tiene un mensaje para todos nosotros. Los cristianos no deben tener «espíritu de esclavitud», es decir, una disposición de ánimo, un hábito o un estado sentimental de temor, tristeza, soledad y desamparo. Los que viven así tienen una sensación de servidumbre. Ese espíritu de esclavitud es el espíritu de servidumbre que en toda la epístola se contrasta con la libertad de los hijos de Dios (6: 6,16,17).
La persona que todavía está bajo la ley y en la servidumbre del pecado está acosada por presentimientos, temores e inseguridades por causa del pecado no perdonado. Pero cuando se recibe el Espíritu Santo termina esa condición desesperada. El Espíritu trae vida y amor y libertad del temor. Tenemos la seguridad de que somos hijos y herederos, no esclavos. Por eso no se admite que el cristiano viva en esclavitud y en temor, porque hemos recibido el espíritu de adopción. Es decir, ahora somos hijos de Dios. Gozamos de los privilegios y garantías de la condición de hijos.
¿Cómo puede un hijo de Dios vivir en temor y en inseguridad? No es posible. Dios es nuestro Padre y nosotros sus hijos. Todos los derechos de los hijos de Dios nos per­tenecen. Tenemos un Hermano mayor en quien podemos confiar: nuestro Señor Jesu­cristo. ¿Quién no se siente bien y con un santo orgullo al tener un Padre y un Hermano de esa categoría? En nuestra adoración debemos ver a Dios como un verdadero Padre. Como un Padre bueno, comprensivo, amante, paciente y bondadoso.Jesús siempre se refería a Dios como su Padre. Es normal, pues son de la misma esencia; tienen los mismos "genes"; ambos son Dios en la más elevada expresión de ese término. Con reverencia y prudencia, nosotros también podemos decir que tenemos los "genes" espirituales de Dios, porque es nuestro Padre, en el más amplio sentido del término. Gracias a Jesús y su sacrificio supremo en la cruz, podemos disfrutar de este privilegio. ¡Alabado sea Jesús! Porque la creencia en él no deja huérfanos en este mundo. Somos hijos del Altísimo, y seguros herederos de la promesa.
Como padre, uno de mis objetivos es que mis hijos nunca duden del incondicional amor que tengo por ellos. De igual manera, el Padre celestial quiere que te convenzas hoy del amor incondicional que siente por ti. Por eso, no podemos caminar en este mundo como seres humanos derrotados y desamparados, sino como hijos que claman: «Abba, Padre», con profundo sentimiento filial.
 
Donde hay fe hay amor

Donde hay amor hay paz

Donde hay paz esta Dios

Y donde esta Dios no falta nada

GRACIAS A LA HNA. GRACIELA POR EL FONDO
 
 
si tienes un pedido de oracion  cieloestrellaazul@hotmail.com
oramos por ti.

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Hijos adoptivos de Dios
 

 

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!»

Romanos 8:15
El texto de hoy tiene un mensaje para todos nosotros. Los cristianos no deben tener «espíritu de esclavitud», es decir, una disposición de ánimo, un hábito o un estado sentimental de temor, tristeza, soledad y desamparo. Los que viven así tienen una sensación de servidumbre. Ese espíritu de esclavitud es el espíritu de servidumbre que en toda la epístola se contrasta con la libertad de los hijos de Dios (6: 6,16,17).
La persona que todavía está bajo la ley y en la servidumbre del pecado está acosada por presentimientos, temores e inseguridades por causa del pecado no perdonado. Pero cuando se recibe el Espíritu Santo termina esa condición desesperada. El Espíritu trae vida y amor y libertad del temor. Tenemos la seguridad de que somos hijos y herederos, no esclavos. Por eso no se admite que el cristiano viva en esclavitud y en temor, porque hemos recibido el espíritu de adopción. Es decir, ahora somos hijos de Dios. Gozamos de los privilegios y garantías de la condición de hijos.
¿Cómo puede un hijo de Dios vivir en temor y en inseguridad? No es posible. Dios es nuestro Padre y nosotros sus hijos. Todos los derechos de los hijos de Dios nos per­tenecen. Tenemos un Hermano mayor en quien podemos confiar: nuestro Señor Jesu­cristo. ¿Quién no se siente bien y con un santo orgullo al tener un Padre y un Hermano de esa categoría? En nuestra adoración debemos ver a Dios como un verdadero Padre. Como un Padre bueno, comprensivo, amante, paciente y bondadoso.Jesús siempre se refería a Dios como su Padre. Es normal, pues son de la misma esencia; tienen los mismos "genes"; ambos son Dios en la más elevada expresión de ese término. Con reverencia y prudencia, nosotros también podemos decir que tenemos los "genes" espirituales de Dios, porque es nuestro Padre, en el más amplio sentido del término. Gracias a Jesús y su sacrificio supremo en la cruz, podemos disfrutar de este privilegio. ¡Alabado sea Jesús! Porque la creencia en él no deja huérfanos en este mundo. Somos hijos del Altísimo, y seguros herederos de la promesa.
Como padre, uno de mis objetivos es que mis hijos nunca duden del incondicional amor que tengo por ellos. De igual manera, el Padre celestial quiere que te convenzas hoy del amor incondicional que siente por ti. Por eso, no podemos caminar en este mundo como seres humanos derrotados y desamparados, sino como hijos que claman: «Abba, Padre», con profundo sentimiento filial.
 
Donde hay fe hay amor

Donde hay amor hay paz

Donde hay paz esta Dios

Y donde esta Dios no falta nada

GRACIAS A LA HNA. GRACIELA POR EL FONDO
 
 
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oramos por ti.

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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: MACBELU Enviado: 31/10/2009 18:18

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ERES UNA COLUMNA DE ESTA ESTA CASA Y TE AMAMOS!!



 
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