|
Corazón
"“Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Romanos 10:8-10 "
Muchas personas están viviendo con un conocimiento intelectual del mensaje de Jesucristo muy completo. Solo dos cosas le están separando de su Salvación eterna, lo que haga con su boca y decida con su corazón. Lo que Dios reclama, es fe en la obra de Jesús. En tiempos donde no se puede confiar en nadie, parece difícil para el hombre sin Dios, poder confiar en El.
Sin embargo Dios reclama confianza. El jamás ha defraudado a nadie y todo lo que ha prometido, lo ha cumplido. Cuando Moisés levantó la serpiente de metal en el mástil del campamento y alguien era mordido, sabía que iba a morir. Solo le quedaba creerle a Dios o morir. No tenían demasiado tiempo para pensar, o miraban a la serpiente de metal, o morían. No se detenían ni siquiera a evaluar, si su fe era poca o mucha, tenían que mirar y si eran obedientes les esperaba la salvación. Su corazón debía palpitar con mucha fuerza, las emociones en juego eran muy fuertes, la vida estaba en la balanza.
Confiar era vivir. El corazón debía apurarse a confiar. ¡Qué alegría verse libre de la muerte!. Con la Salvación de nuestras almas, también deben intervenir el corazón y la boca. El texto dice “con el corazón se cree para justicia”... la decisión de aceptar la obra de Cristo, que fue hecha para nosotros, para nuestra salvación eterna, debe ser una decisión del corazón, una decisión sincera, que afecta el presente y el futuro de nuestras vidas, e involucra todo lo que somos y tenemos. Es una decisión que requiere que intervenga nuestra boca, para confesar la verdad de nuestra decisión, la certeza de nuestra convicción. Nuestros pecados han sido perdonados por la sangre de la cruz. El perdón nos da la seguridad, la paz y el gozo de saber que ahora somos Hijos de Dios y nos espera una eternidad de gloria en Su Presencia.
¡Señor ayúdame para creerte de corazón y confesar a todos que tu eres el Salvador de mi vida!
PEDRO PABLOTexte
|
Tema anterior
Primer 
