Fuertes

"“Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.” Romanos 15:1-2 "

El apóstol Pablo nos pone en la encrucijada de elegir qué somos, ¿fuertes o débiles?. En la vida secular el que es fuerte, impone su fuerza. En la vida espiritual es diferente, el que es fuerte llega muchas veces a ceder sus derechos por amor a que es débil. Aún cuando alguien que es débil, nos perjudique, debemos tener paciencia, y tratar de enseñarle con amor que su perjuicio no debe repetirse. Esto no quiere decir que debemos vivir permitiendo que nos perjudiquen continuamente. Quizás nos ayudaría pensar, quienes son los fuertes y quienes son los débiles.

Características de fortaleza para nuestra vida cristiana son aquellas que tienen que ver con el fruto del Espíritu y que están detalladas en Gálatas 5:22: “Mas el fruto del Espíritu, es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, contra tales cosas no hay ley”. Una persona que anda en el Espíritu es una persona que es fuerte, porque la relación con Dios, está sana. Una persona débil es alguien que quiere solucionar las cosas, por sus propios medios, sin darle lugar al ejercicio del fruto del Espíritu Santo.

Aún es posible que muchas veces mencione al Espíritu Santo, pero no le da el control. No en vano el Señor declara en Mateo 7:22 que “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?. Esto nos hace temblar, cuando pensamos que no podemos jugar con el Espíritu Santo, pues esto también es tomar el nombre del Señor en vano. Dios nos da la oportunidad de aprender a vivir y andar en el. Soportar las flaquezas de los otros, no significa consentir lo que se hace mal, pero tampoco ser duros de corazón y no perdonar. Sin duda el perdón es de Dios, y todo aquel que desea agradar a Dios debe saber perdonar. Por otra parte debemos ser agradables a nuestro prójimo, para ayudarle a crecer, a aprender a vivir la vida cristiana, como Dios quiere que la vivamos.

¡Señor ayúdame a soportar las flaquezas de los débiles para que puedan crecer en Tì.