AMOR POR LOS QUE SE PIERDEN
“...tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes en la carne”. Romanos 9:2-3 "
¡Qué amor tenía el apóstol Pablo por aquellos que se perdían!.está hablando de sus familiares que no conocían a Cristo como su Salvador y el Señor de sus vidas. ¿Cómo es nuestra situación con nuestros familiares que no pertenecen al Señor?.¿Estamos preocupados por ellos?.¿Somos concientes que van camino a la condenación de sus almas, al infierno donde no hay más posibilidad de salvación?. ¿Qué estamos haciendo para ayudarles?. Sí, la prudencia es muy importante. No podemos ser cargosos, porque esto muchas veces, los aleja mas, pero debemos tener cuidado que estos argumentos, no sean simplemente excusas para no hablar de Cristo.
Muchas veces nuestros parientes, están esperando que les hablemos del Señor y no saben como pedírnoslo. Otra de las cosas que muchas veces decimos es: “yo prefiero mostrarles con mi vida a Cristo”, lo cual es correcto, pero cuidado que no sea un argumento más, para no hablar. Cuando mostramos a Cristo en nuestras vidas, seguramente Dios nos va a dar la oportunidad de hablar del Señor, porque “la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios”, como dice en Romanos 10:17. ¡Pablo está dispuesto a perderse él, por la salvación de sus familiares!.
Por supuesto que primeramente nuestras vidas deben hablar por sí solas, acerca de Cristo, pero también nuestras rodillas se deben doblar para hablar a Dios, acerca de nuestros familiares. Cuando hablamos con Dios acerca de ellos, podemos pedirle que nos de una oportunidad para hablarles. Cuando la oportunidad llega, no debemos desperdiciarla, porque no sabemos, si esa persona tendrá otra oportunidad de escuchar la Palabra de Dios. Luego que sembramos la semilla debemos respetar el tiempo de Dios para que germine, pues el fruto lo produce el Espíritu Santo. No debemos olvidar que seremos juzgados por no sembrar la Palabra de Dios, pero nunca seremos juzgados, por que la gente no se entregue a Cristo, porque éste es el trabajo del Espíritu Santo.
¡Señor ayúdame a sembrar tu Palabra, en el corazón de mis familiares que no te conocen!
Gracias a la hermana Silvia por el fondo
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