Jacob llamó Peniel a aquel lugar, porque dijo: «Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma». Génesis 32:30.
Era muy temprano en la mañana. Aún no había salido el sol y la noche anterior había estado trabajando intensamente en mi computadora hasta casi la 1 de la mañana ya que necesitaba entregar un trabajo para la Universidad. Cuando desperté esa mañana quise levantarme de un salto inesperado pensando en volver a mi computadora para terminar lo inconcluso del día anterior.
Cuando me senté en la cama con el cansancio reclamando un paréntesis, sentí en lo profundo del corazón un gemir interno del espíritu anhelando pasar dulces momentos con Dios en oración. Mi mente entró de inmediato en una batalla entre el trabajo por terminar y el clamor de mi espíritu.
Qué es lo primero en tu vida? Fue la pregunta penetrante que en ese momento vino taladrando mi mente. Sí, me levante pero para encontrarme con Dios cara a cara.
Qué me cautiva? Qué me llama?. Qué me arrastra?.
La agencia noticiosa AFP.WASHINGTON dice que los estadounidenses adultos pasan un promedio de más de ocho horas al día frente a pantallas -de televisión, monitores de ordenador, móviles u otros- según un estudio.
El estudio también descubrió que la televisión en los hogares sigue representando la mayor cantidad de tiempo pasado frente a pantallas, ya que el estadounidense medio destina más de cinco horas al día frente al aparato.
La cifra baja a 210 minutos al día entre las personas de 18 a 24 años pero aumenta a 420 minutos diarios en los de 65 años y más. Interesante dato, ya que se aumenta en las personas mayores.
El estudio fue realizado por el Center for Media Design (CMD) de la Universidad Ball State y Sequent Partners para el Council for Research Excellence (CRE).
La investigación reveló que las personas de 45 a 54 años fueron quienes más tiempo estaban frente a una pantalla, con nueve horas y media.
Damos gracias a Dios por la maravilla de la tecnología, pero a veces dejamos que esa maravilla nos cautive y nos arrastre en un torbellino que nos obliga sutilmente a desconectarnos de Dios y de los seres amados.
Los teléfonos celulares los llevamos todo el día en la cintura y estamos esclavizados a las llamadas sin haber pasado suficiente tiempo hablando con el Eterno.
La Biblia nos habla de hombres y mujeres como Moisés que sabían pasar tiempo a solas con Dios.
“El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla cualquiera con su compañero. Luego Moisés volvía al campamento, pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del Tabernáculo”. Éxodo 33:11
El Monje Brother Lawrence en sus pláticas sobre la Presencia de Dios dice: “Yo no puedo imaginar como personas religiosas pueden vivir satisfechos sin la práctica de la presencia de Dios. De mi parte”, dice Brother Lawrence, “me mantengo retirado con él en el centro de mi alma tanto como puedo y cuando estoy con él no temo nada pero no estar con él lo suficiente se vuelve insoportable”
Que hermoso. Cuantas veces las horas que gasto frente a una pantalla de Televisión o frente al monitor de la computadora me han dejado desnutrido, angustiado, temeroso y desesperado.
Volver al altar diaria es un sentir del espíritu y su Espíritu me estimula para encontrarse conmigo.
“Nunca más se levantó un profeta en Israel como Moisés, a quien Dios conoció cara a cara”. Deuteronomio 34:10.
Muy necesario es poner en nuestra agenda o dar rienda suelta a los momentos espontáneos para desconectarnos de los aparatos para conectarnos primero con Dios y luego con los seres humanos.
“La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración”. Juan Pablo II (1920-2005)
La Biblia habla de la dulzura de la meditación, lo cual significa estar a solas para pensar y digerir pasajes bíblicos en la presencia de Dios.
Meditación nos libera de la tensión en nuestra mente y alma y sana el cuerpo y la mente. Alguna forma de meditación se encuentra en casi todas las religiones, pero cuando la Biblia habla de meditación se enfoca primordialmente en la meditación contemplativa cristiana cuyo enfoque no es la tierra o naturaleza, sino Dios.
En la meditación Cristiana el silencio es vital.
Thomas Merton dice: “En el silencio de Dios nosotros vencemos lo mágico cuando vemos lo que parece no estar allí y entendemos quién es él. Está más cerca de nosotros de lo que pensamos. Su presencia está presente en mi propia presencia.
Si yo estoy…él está, porque vive en mi. Y si yo penetro a las profundidades de mi propia existencia y mi propia realidad presente, el indefinible ¨Soy” que soy yo mismo en mis propias raíces, entonces a través de este profundo centro, paso a lo infinito, el “Yo Soy” que es realmente el nombre Poderoso de Dios.
“Dijo Moisés a Dios:
–Si voy a los hijos de Israel y les digo: ” el Dios de vuestros padres, me ha enviado a vosotros”, me preguntarán: “¿Cuál es su nombre?” Entonces ¿qué les responderé?
Respondió Dios a Moisés:
“Yo soy el que soy”. Éxodo 3:13,14.
Es tiempo de volver a encontrarnos con el gran Yo Soy para así encontrarnos con nosotros mismos. Allá en su presencia y ante su rostro encontraremos lo que la Televisión o el monitor de la Computadora jamás nos darán.
“La oración debería ser la llave del día y el cerrojo de la noche”. Thomas Fuller (1610-1661)
El Señor espera cada día o cada noche. Vale la pena invertir los mejores minutos de nuestro cada día para estar en su presencia. Es una inversión que rinde muy buenos dividendos…Dividendos de Eternidad.
Vamos desconectemos más nuestra tecnología para encontrarnos con el Gran Creador.
“Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido”. 1 Corintios 13:12.
“No he logrado nada solo. Millones de personas en todo el mundo ansiaban la paz. Por eso digo que no hay que subestimar el poder de la oración”.
Kofi Annan (1938-?) Secretario General de las Naciones Unidas.
Vamos a ingresar a las filas de los miles y miles que cada día están integrando el conglomerado de intercesores en el mundo y que saben deleitarse en la presencia de Dios.