LA SANIDAD
Por Joyce Meyer
Hay muchas diferentes enseñanzas y opiniones acerca del tema de sanidad. Pero a fin de obtener un entendimiento equilibrado y balanceado sobre este tema, usted y yo debemos aproximarnos a la Palabra con una mente abierta y permitir que la Escritura interprete a la Escritura. He estado estudiando la Palabra por más de treinta años, y aunque no sé todo lo que hay que saber acerca de sanidad, hay algunas cosas específicas que Dios repetidamente me ha mostrado que son verdad. Sepa que el deseo de Dios es que usted sea sano Yo creo que la cosa más importante que debemos entender desde el principio es que la voluntad de Dios es que seamos sanados. En Lucas 19:10 Jesús dijo: Porque el Hijo del Hombre vino a buscar ya a salvar lo que se había perdido. Interesantemente, la palabra salvar aquí; como en muchos otros lugares en las Escrituras, está tomada de la raíz griega sozo, que significa “hacer completo—espíritu, alma y cuerpo”. En otras palabras, la sanidad física es como la salvación de nuestro cuerpo. En adición a creer que Dios está haciendo una buena obra en nuestro espíritu y alma, nosotros también podemos confiar en Él para que haga un buen trabajo en nuestro cuerpo. ¿De qué otra manera podemos saber que es el deseo de Dios sanarnos? Juan 5 nos brinda alguna luz al respecto. En el verso 30, Jesús dijo que Él no buscaba hacer Su voluntad sino la de Su Padre que lo mandó. Y en el verso 19, Él dijo,…Yo les aseguro, con solemnidad les digo, el Hijo no es capaz de hacer nada por sí mismo (de su propio acuerdo); pero sí es capaz de hacer sólo lo que Él mira al Padre hacer, porque cualquier cosa que el Padre hace es lo que el Hijo hace en la misma forma [cuando es Su turno] [Traducción libre de una versión inglesa]. ¿Qué es lo que Jesús hizo? Las Escrituras dicen que Él fue sanando a todos aquellos que estaban oprimidos por el diablo (1). Obviamente, antes de venir al mundo, Jesús ya había visto al Padre sanar a la gente. Así que cuando Él vino al mundo, Él imitó la voluntad de Su Padre y también sanó a la gente. Ahora, vayamos todavía un paso más adelante. Si Hebreos 13:8 es verdad—Y yo creo que lo es— y Jesús es el mismo ayer, hoy y por siempre, entonces debemos creer que Él todavía está haciendo la voluntad del Padre el día de hoy. Esto significa que Él todavía desea sanar a la gente en espíritu, alma y cuerpo. Así que a partir de las Escrituras, sabemos que es el deseo de Dios es que Su pueblo sea sano. Lo que no sabemos con seguridad es cuándo o cómo es que la sanidad será manifiesta. Pero ya sea en un minuto, una hora o en cinco años, es importante que nosotros creamos que la voluntad de Dios es sanar. También es esencial que desarrollemos y mantengamos la actitud correcta hacia la sanidad mientras esperamos. Cuando hacemos eso, seremos capaces de disfrutar nuestra vida y de caminar en paz. Permanezca firme contra la enfermedad Es vital que nosotros entendamos que es ilegal que Satanás ponga enfermedad en nosotros, y no hay una buena razón para que él haga esto. Era ilegal que Satanás matara a Jesús, pero él pudo hacerlo porque Jesús se lo permitió. ¿Por qué? ¡Porque Jesús iba a usar la acción ilegal de Satanás para traer salvación al mundo! Así que es ilegal para Satanás poner enfermedades en nuestros cuerpos, y nosotros tenemos que permanecer firmes en contra de esto. La enfermedad no siempre aparece de manera repentina; muchas veces empezamos a sentir indicaciones de que algo viene a nosotros. El momento que empezamos a reconocer los síntomas de una enfermedad, nos tenemos que parar firmes contra esa enfermedad—tenemos que resistirlos de la misma forma que resistiríamos la tentación a pecar del pecado. Si una tentación se me apareciera para salir con otro hombre que no es mi esposo. Yo la resistiría con todo mi ser. ¿Por qué? Porque yo sé que está mal y al ceder a ella, esto solo traería destrucción. Yo valoro la salud de mi matrimonio, y yo haría cualquier cosa necesaria para protegerlo. Esta es la misma posición que usted y yo tenemos que tomar acerca de nuestra salud física. ¿Cómo usted permanece firme contra la enfermedad? Para comenzar, clame la sangre de Jesús contra la enfermedad y sobre cada parte de su cuerpo—su sistema inmunológico, sus órganos, las células de su sangre y todo lo demás. Después hable la Palabra a todo su cuerpo. Usted puede orar, “Padre, yo creo que es Tu voluntad que yo viva en salud. Yo creo que por las llagas de Jesús, yo soy sana. Tu Palabra es salud y vida a mi cuerpo, y ella cumplirá aquello en lo que te agradas.”(2) Una vez de que haya hecho esto, evite de andar por alrededor diciendo cosas como, “hombre, que mal me siento”, “estoy tan enferma,” o “yo sé que me voy a enfermar porque todo mundo se está poniendo enfermo”. Esto pone a su boca de acuerdo con la enfermedad. En vez de decir esto, pídale a Dios que le ayude a mantener su mente y su boca en acuerdo con Su Palabra. Al meditar en la Escrituras que declaran su sanidad, su boca pronto seguirá esto. Muchas veces estas cosas son todo lo que precisamos hacer para que la enfermedad huya. Busque la sabiduría del Señor Si la enfermedad persiste o empeora, busque a Dios y pídale dirección. Santiago 1:5 dice, Si alguno de ustedes es deficiente en sabiduría, pídale al Dios dador [Quien da] a todos (libremente) y sin reprochar o buscando faltas, y le será dada. Muchas veces yo le pregunté al Señor cómo manejar el lado práctico de la enfermedad que estaba enfrentando. Yo hice preguntas como, “¿Debería ir al doctor? ¿Debería tener esa operación? ¿Debería tomar las medicinas o tratamiento prescritos, sabiendo los posibles efectos secundarios?” Yo no creo que sea un pecado o falta de fe ir al doctor o tomar medicinas. Dios ha usado las dos formas en mi vida y en las vidas de otros para traer sanidad. Lo único que nosotros necesitamos hacer es mantener nuestra confianza en Dios—no en la medicina o en el doctor—y darnos cuenta de que Él es el único que trae la sanidad. Igualmente importante es preguntarle a Dios acerca de cuál es la causa de esta enfermedad. Simplemente diga, “Señor, ¿qué está mal aquí? ¿Hay algo que yo he hecho o no para abrir las puerta de esta enfermedad?” El Señor quizás entonces le mostrará algo con lo que tiene que tratar. Puede ser que usted esté guardando falta de perdón contra alguien o que no esté descansando lo suficiente o que esté comiendo cosas dañinas. Cualquier cosa que Él le revele, le animo a que tome Su dirección seriamente. Esto le librará de grandes dolores de cabeza y de inquietud en el futuro. Si el Señor no le muestra nada, no se quiebre la cabeza tratando de encontrar algo que hizo mal o algo que falló al hacer. Nada más permanezca quieto y dese cuenta que Él es Dios y que Él tiene un mayor propósito al permitir la enfermedad en su vida que aquello que lo que usted simplemente está pudiendo ver ahora. Porque nuestro conocimiento es fragmentado (incompleto e imperfecto)…ahora [nosotros] sabemos en parte (imperfectamente), pero entonces [nosotros] vamos a saber y a entender completa y claramente… [Traducción libre de una versión en inglés] (1Corintios 13:9, 12). Herede las promesas de Dios al desarrollar la paciencia Mientras usted y yo estamos esperando en el Señor que manifieste completamente nuestra sanidad, muchas veces se levanta la tentación de rendirnos o dejar de confiar en Dios. Satanás tratará hasta de que hagamos un legalismo del asunto de la sanidad—haciéndonos pensar que si no recibimos nuestra sanidad, valemos menos como personas, y que Dios no nos ama. Pero eso es una mentira. Necesitamos notar que cada promesa de Dios no va a venir a nosotros inmediatamente. Creo que la principal razón para esto es porque Él está desarrollando el fruto de Su carácter en nosotros—especialmente la paciencia. Una vez yo me paré en fe por cinco años, esperando a que Dios me sanara de un desequilibrio hormonal que me estaba causando problemas severos. También estuve en fe cerca de diecisiete años atrás para que Dios me sanara de cáncer. Muchas veces yo no veía que iba a ser sanada, y gran temor venía sobre mi vida. Pero la Palabra de Dios en mi interior continuaba motivándome para sostenerme en fe por mi sanidad. Hebreos 10:35,36 dice, No, perdáis vuestra confianza, porque esta trae como premio una grandiosa y gloriosa compensación. Porque vosotros tenéis necesidad de constante paciencia y perseverancia, para que podáis desempeñar y completamente llevar a cabo el plan de Dios, y asimismo recibir y llevar [y disfrutar la plenitud] lo que es prometido.[Traducción libre de una versión inglesa]. Yo creo que tener paciencia es más importante que obtener sanidad. La paciencia es para el alma lo que la sanidad es para el cuerpo. Cuando tenemos paciencia, somos… perfecta y completamente desarrollados [sin defecto], sin que nos falte nada (Santiago 1:4). Si yo hubiera recibido mi sanidad una semana después de que estar afligida, quizás todavía hubiera estado físicamente sana, pero estaría careciendo de la madurez espiritual que Dios desarrolló en mí a través de esta prueba. Sí, yo odio la enfermedad, pero estoy agradecida por el carácter de Cristo que ella ha producido en mi vida. Enfoque su fe Yo le desafío a tomar esta enseñanza y meditar en ella por un tiempo. Entre en la Palabra y estudie las Escrituras de sanidad por sí mismo. Mientras lo hace, ore y pídale a Dios que permita que Su verdad llegue a su alma, exponiendo y quitando cualquier pensamiento que usted tenga que sea contrario a Su Palabra. Si usted está batallando para tener fe por su sanidad, le animo a que deje que buscar la sanidad y que comience a buscar al Sanador. Concéntrese en adorar a Dios y agradecerle por la obra que está haciendo en usted. Pídale que le dé el don de fe—la habilidad sobrenatural y créale a Él genuinamente y sin dudar. Cuando Dios le dé el don de fe, usted quedará en paz y en descanso, sabiendo que lo que usted pida le será concedido a su debido tiempo. Ah, tal vez usted no sepa cómo, cuándo o qué Dios irá a hacer, pero usted sabrá que Él lo va a hacer. Dios es fiel y Él hará exactamente lo que necesita ser hecho en usted… y en el tiempo correcto. Decida hoy mismo dejar de intentar imaginarse todas las respuestas para las situaciones que usted está enfrentando, y enfoque su fe en la verdad que usted sabe. Si Dios le muestra algo errado que usted hizo, pídale a Dios que le perdone, reciba Su perdón y amor, y siga adelante. Viva para el Señor y camine en Sus caminos. ¡Confíe en Él, sea paciente, y Él hará que su sanidad ocurra! (1) Hechos 10:38 (2) 3 Juan 2; Isaías 53:5 Proverbios 4:20-22, Isaías 55:11
BENDECIDO FIN DE SEMANA
PEDRO PABLO
GRACIAS A LA HNA. ANDREA POR EL FONDO
by Andrea
|