Cuando un vendaval tu vida agite y el pecho el dolor tenga oprimido, no preguntes a Dios, por qué permite. di más bien, por qué lo has permitido.
Porque Él tiene un propósito, y tu herida es sin duda un peldaño, que aunque estrecho, Dios lo ha puesto queriendo que en tu vida lo tengas a Él como tu brazo derecho...
En la noche mas oscura de mi vida,/ muchos golpes mi cuerpo lastimaron,/ solitaria confundida en el dolor,/ vagaba triste y solitaria, sin consuelo./ Tú me miraste, me levantaste,/ como a mujer abandonada, me llamaste!/ Yo Soy Jesús, dijiste dulce,/ no te avergüences, no te he dejado,/ no llores mas mujer...ya estoy a...quí!/ Isaías 54:6 El amado nos ha salido al encuentro, hoy nos rodea con su abrazo de amor!
|