Las perfecciones de Cristo
"Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable, Oh doncellas de Jerusalén" Cant. 5:16.
El Señor Jesús, es en Sí mismo la suma de toda la posible hermosura y perfección.
¿Cuál fue entonces la vida de este Jesús, el Varón de dolores y experimentado en quebranto? Una vida de actividad, que hizo que el amor de Dios penetrase hasta los rincones más oscuros de la sociedad, allí donde eran mayores las necesidades. En esta vida no se protegió de las miserías del mundo, sino que le llevó, preciosa gracia, el amor de Dios.
Así cómo la primera acción de Adán fue buscar su propia voluntad. Cristo estuvo en este mundo de desgracia dedicándose en amor, dedicándose a hacer la voluntad de su Padre. Él acudió aquí despojandose a Sí mismo. Vino aquí por unacto de devoción a Su Padre, a todo costo para Él mismo, para que Dios fuese glorificado.
El único acto de desobediencia qu Adán pudo cometer, lo cometió; pero el Señor que haber realizado todas las cosas por lo que respecta a su poder, sólo usó Su poder para exhibir un servicio más perfecto, un sometimiento más perfecto. ¡ Qué hermosa es la descripción de los caminos del Señor!
Cuanto más fiel era Él, tanto más menospreciado fue y más oposición sufrió; cuanto más manso, menos estimado; pero esto no alteró nada, porque lo hizo todo por Dios; con la muktitud, con Sus discípulos, o ante Sus injustos jueces, nada alteró la perfección de Sus caminos, porque en todas las circunstancias todo lo hacía para Dios.
El Hombre Cristo Jesús creció en favor para con Dios y los hombres. .El fue siempre fue el siervo de todos. Lo primero que me impresionó hace algunos años al leer los evangelios fue: Aquí tenemos a un hombre que nunca hizo nada para Él mismo. ¡Qué milagro ver a un hombre no viviendo para sí mismo, porque tenía a Dios para sí mismo!
Los evangelios exhiben Aquel en quien no había egoismo. hablan del corazón que estaba listo para cada uno. No imprtaba lo profundo que fuera Su dolor, siempre tenía cuidado de los demás. Él pudo advertir a Pedro en Getsemaní, y consolar al ladrón moribundo en la cruz. Su corazón estaba por encima de las circunstancias, nunca actuando bajo ellas, sino siempre según Dios en las mismas.
La propia gratificación, la propia exaltación, el propio avance son siempre los principios de las acciones de los hombres. En el Señor Jesús, había una verdadera vocación de corazón y afecto, y servicio, sin el menor átomo de búsqueda del propio provecho. Aquello mismo que el hombre tanto codicia, estaba perfectamente ausente de Él. "Goria de los hombres no recibo".
Encontramos afectos admirables en los apóstoles, encontramos obras cómo dijo Jesús, mayores que las propias de Él; encontramos ejercicios de corazón y asombrosas alturas por la gracia, pero no encontramos la constancia que estaba en Cristo. Él era el Hijo del Hombre que estaba en el cielo. Los semejantes a Pablo son cuerdas que dios tañe, y con quienes produce una maravillosa música; pero Cristo es toda la música misma.