¿Por qué el Señor lava nuestros pies?
"Se levantó de la cena, y se quitó Su manto, y tomando una toalla, , se la ciñó.
Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies a los discípulos, y a
enjugarlos con la toalla en que estaba ceñido" Juan 13:4-5.
"Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó Su manto, volvió a
reclinarse a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?" Juan 13:12.
¿Sabe usted cuándo los judíos practicaban el lavamiento de los pies?
Particularmente lo practicaban al asistir a las fiestas. El centro de una fiesta
es la comunión. En la antigüedad los judíos usaban sandalias, y sus pies se
ensuciaban fácilmente pues los caminos eran polvorientos. Además ellos no se
sentaban a la mesa como nosotros lo hacemos, sino que se reclinaban en el suelo
con sus pies extendidos, sin sillas ni bancos. Si sus pies estuviesen sucios el mal
olor hubiera sido horrible.
En nuestro espíritu el Señor introdujo a Dios en nosotros y nosotros en Él; en
nuestro espíritu somos uno con Dios, y en nuestro espíritu estamos en los lugares
celestiales porque estamos con Él. Pero nuestro cuerpo todavía permanece en la
tierra. Muy a menudo el contacto con las cosas terrenales nos contamina. . Esto
es inevitable, pues no podemos evitar el contacto con las cosas terrenales.
En este mundo tenemos contacto con la tierra diariamente. La tierra que tocamos
nos ensucia y nos estorba la comunión que tenemos con el Señor y con los demás.
Por lo tanto, el lavamiento de los pies significa que mientras permanecemos sobre
esta tierra, el Señor como el Espíritu vivificante, lava nuestros pies, es decir,
siempre mantiene nuestro andar limpio de toda suciedad causado por nuestro
contacto terrenal. Hoy en día debemos entender que el Señor desea lavarnos y
mantenernos limpios del polvo que se acumula en nosotros debido al contacto
terrenal.
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