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REFLEX. DE ESPERANZA- JAIME BATISTA C.: Se vence al acusador por medio de la sangre
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Da: batistacortes  (Messaggio originale) Inviato: 15/01/2013 15:48

 
Casacada de Molinieto
 Se vence al acusador por medio de la sangre
 


 
" Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos
con la coraza de justicia"
Efesios 6:14.
"Entoces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la
salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo
porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que
los acusaba delante de nuestro Dios de día y de noche" Apo 12:10-11.

 
Estar cubiertos con la sangre del Cordero equivale principalmente a tener
 puesta la coraza de justicia. La justicia está en la sangre, y la cubierta de
la sangre es la coraza. Aunque es difícil explicar esto doctrinalmente,
podemos entederlo en la experiencia. cada vez que nos pronemos luchar
contra los poderes de las tinieblas, Satanás, mediante sus acusaciones,
hace que nuestra conciencia se vuelva muy sensible. Sin embargo, estos
sentimientos no provienen de una conciencia sensible, sino de las
acusaciones de Satanás. Cuando nos suceda esto, de inmediato debemos
declarar: "Yo venzo a Satanás, el acusador, no por mi perfección, ni
tampoco por tener una conciencia libre de ofensa, sino por la sangre del
Cordero. La coraza de justicia me defiende de toda acusación".
 
  
La justicia que cubre nuestra conciencia y nos proteje de las acusaciones
de Satanás es el propio Cristo; Él mismo es nuestra justicia. Por tanto,
Cristo es la verdad que ciñe nuestros lomos y también la coraza de justicia
que cubre nuestra conciencia. No estamos cubiertos por nuestra propia
justicia, sino por el Cristo que es nuestra justicia. Tal vez algunos se
pregunten como la coraza de justicia puede estar relacionada con Cristo
y también con la sangre. En la experiencia, no podemos separar a Cristo
de la sangre, pues sin Su sangre Cristo no podría cubrirnos. Cuando
somos puruficados con Su sangre, Él llega a ser nuestra justicia. Cada
vez que estamos a punto de participar en la batalla espiritual, debemos
orar: "Señor, cúbreme contigo mismo como mi justicia; Señor me
resguardo bajo Tu sangre". Además debemos decirle al acusador:
"Satanás, no te venzo por mis méritos, sino por la sangre vicaria del
Cordero".
 
  
 
Jaime Pastor Batista Cortes
 
 


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